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Calderón, como Fox, provoca a Chávez arrastrándose a Bush

Fuentes: Rebelión

1. El presidente usurpador, Felipe Calderón, tiene una fijación mental. Piensa, como creía Fox, que mientras más se arrastre ante el presidente de los EEUU más apoyo podrá lograr de él en la búsqueda desesperada por consolidar su gobierno. Parece que de nada le sirvió la experiencia del sexenio pasado en el que Fox le […]

1. El presidente usurpador, Felipe Calderón, tiene una fijación mental. Piensa, como creía Fox, que mientras más se arrastre ante el presidente de los EEUU más apoyo podrá lograr de él en la búsqueda desesperada por consolidar su gobierno. Parece que de nada le sirvió la experiencia del sexenio pasado en el que Fox le sirvió siempre de alfombra al gobernante usamericano. Fox consideraba a «Yorch», como él le llamaba, tan su amigo que en todos lados presumía que el asunto de los migrantes sería resuelto «de la noche a la mañana». Y sí se resolvió, pero buscando levantar un gran muro para que los cientos de miles de mexicanos, que desesperadamente buscan trabajo, no puedan ni siquiera acechar «al otro lado». La realidad es que su política fue una vergüenza nacional porque Fox presentaba a los mexicanos como limosneros.

2. ¿Cómo regresaba el presidente Fox -y hoy Calderón- de sus giras internacionales después de decenas de tonterías cometidas en cada país que visitaba? No sé si su cinismo le haya permitido regresar como si nada hubiera pasado, pero los resultados siempre estuvieron a la vista: el gobierno de Fox fue un fracaso absoluto en sus viajes a otros países porque por más que ofreció a los empresarios que en México harían magníficos negocios y obtendrían enormes ganancias, los inversionistas nunca creyeron en Fox y en nuestro país. Después de seis años de total desgobierno, la producción bajó, el desempleo se hizo mucho más grande, los salarios y su poder adquisitivo se cayeron y la desesperación de la población puede llevar a un estallido social. En los últimos años ya nadie quería que saliera de gira el presidente porque era el hazmerreír.

3. Hoy el presidente de los empresarios, Felipe Calderón, repite exactamente la misma experiencia. Como Fox, Calderón actúa como un presidente sin dignidad que dedica todo su tiempo ofertando a México como si estuviera en remate, en subasta, en ganga, es decir, en la última postura de venta. Fox les decía a los grandes empresarios extranjeros que su gobierno era de empresarios y para empresarios; Calderón les dice que él está contra las dictaduras personales, contra las nacionalizaciones y que persigue una economía de mercado y respeto a las grandes ganancias empresariales. El mismo discurso que seguramente traerá los mismos funestos resultados porque cada empresario y cada gobierno conocen perfectamente la realidad de cada país y sabe de la seguridad que podrían tener sus inversiones. Cada nación tiene aquí a sus representantes

4. Para lograr esas inversiones los gobernantes de la derecha panista se han dedicado a golpear a Hugo Chávez, Fidel Castro y, ahora incluyen, a Evo Morales. Muchos gobernantes, como el brasileño Lula y el británico Blair, han buscado desviar el acento provocador de Calderón para evitar confrontaciones gratuitas -sobre todo con Chávez que siempre con una gran dignidad defiende a su pueblo, así como su posición política e ideológica- con personajes que deben respetarse. La realidad es que esa constante que lleva a pensar de que «los gobiernos de izquierda o centro izquierda representan un peligro» porque muchos de ellos son partidarios de nacionalizaciones, expropiaciones y «políticas populistas», como ellos le llaman, es una posición desesperada ante un despertar de los pueblos de América Latina muy empobrecidos por el neoliberalismo.

5. Para quedar bien con el gobernante británico Blair, señaló Calderón que su gobierno aprenderá de los esquemas de inversión público-privada en Gran Bretaña y fomentará sobre todo la participación de los empresarios en la construcción de carreteras, puertos, aeropuertos y ferrocarriles. En medio de la invitación a los inversionistas, incluyó en su mensaje los ya muy repetidos señalamientos contra los países que vuelven a la »época de las nacionalizaciones» lanzando sus dardos contra la opción de una »dictadura personal». Señaló después el espurio, que su propósito ha sido promover un diálogo en torno de las alternativas de políticas públicas que se requiere aplicar en la región. Ello, dijo, está vinculado a la capacidad de fortalecer democracia, mercado, estado de derecho y políticas sociales, con lo que repitió su postura pro mercado.

6. La política de libre mercado y puertas abiertas, comenzada a instrumentar en México de manera amplia a principios de los ochenta, como está más que demostrado, sólo ha beneficiado a los grandes inversionistas extranjeros y a los más poderosos empresarios mexicanos. Mientras decenas de miles de empresas medianas, pequeñas y micros han cerrado sus puertas despidiendo a millones de obreros que han engrosado el desempleo, personajes como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Vázquez Raña, Roberto Hernández, Germán Larrea, Carlos Peralta, etcétera, han hecho gigantescos negocios. Son estos mismos personajes -como en los tiempos de Carlos Salinas- los que reunieron los miles de millones de pesos que usó Calderón en su campaña política. El libre mercado sirve para desarrollar una competencia donde los peces grandes se comen a los diminutos.

7. En América Latina se ha desatado un gran movimiento de participación de masas que se inaugura con las grandes concentraciones antiyanquis en la Plaza de la Revolución en La Habana; continúan con las movilizaciones en Caracas contra el imperialismo norteamericano y sus socios venezolanos. Las movilizaciones de indígenas en Bolivia y Ecuador anuncian que las leyes hechas por la burguesía para respaldar su poder deben echarse para abajo. En Brasil, Argentina y Nicaragua el movimiento de masas presiona a sus gobiernos para que no cedan o caigan en manos de sus burguesías reaccionarias; parece que es lo mismo, quizá en menos medida, lo que sucede en Uruguay y en Chile. La realidad es que es un innegable despertar de nuestro continente. Es una lástima que no tengamos a México en la lista, pero Oaxaca anuncia que pronto cambiarán las cosas.

8. El proyecto de Calderón no tiene nada nuevo. Es el mismo proyecto que Reagan y la Thatcher impusieron al mundo al iniciarse la década de los ochenta. La realidad es que el PAN desde que nació como partido en 1939 -al defender a los hacendados, a los empresarios y al clero- tenía en su programa demandas parecidas que nunca dejó de defender para beneficiar a las clases altas. De hecho esas ideas vinieron de economistas, filósofos y políticos reaccionarios tales como Mises, Hayek, Popper, Aron, Friedman y muchos más que eran enemigos de la intervención del Estado en la economía para fijar salarios o regular el mercado. Piensan que se debe promover la libre competencia y los precios deben fijarse por la oferta y la demanda. Se oponen al gasto público e impulsan la libre contratación del trabajo combatiendo el sindicalismo.

9. La realidad es que el derechista Calderón no tiene más argumentos que los que leyó en Salvador Borrego, Leonard Shapiro, Eudocio Ravines y hasta en Luis Pazos. Y es muy grave que así sea porque esa posición de entreguismo hacia la política yanqui, así como la implantación del modelo neoliberal y privatizador -que de manera abierta se inició hace 25 años- ha llevado al pueblo mexicano a peores condiciones de pobreza y miseria. Si la izquierda mexicana y los partidos electorales democráticos logran unificar sus luchas con los movimientos sociales del campo y la ciudad, la derecha mexicana tendrá que retirarse de la escena política porque perderá todos sus apoyos. Pero no se vislumbra que esto suceda en corto tiempo. Es necesario seguir insistiendo en abrir espacios que permitan lograr esa unidad tan urgente.


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