1. México mantuvo a principios de los años sesenta -cuando Cuba en abril de 1961, en vísperas de la invasión de Playa Girón, proclamó su carácter socialista- una posición más o menos crítica frente al gobierno de Kennedy. Gobernaba López Mateos y México fue el único país que no se sometió a las órdenes […]
1. México mantuvo a principios de los años sesenta -cuando Cuba en abril de 1961, en vísperas de la invasión de Playa Girón, proclamó su carácter socialista- una posición más o menos crítica frente al gobierno de Kennedy. Gobernaba López Mateos y México fue el único país que no se sometió a las órdenes de EEUU de romper totalmente relaciones con Cuba. Venezuela era gobernada entonces por Rómulo Betancourt, Brasil por Quadros, Bolivia por Paz Estensoro y Argentina por Frondizi. Aquellos gobiernos -metidos en problemas económicos y políticos, no pudieron resistir la presión yanqui. Cuba estaba sola; no sólo era una isla en medio de un mar embravecido, sino en política era lo mismo. Pero resistió.
2. Diez años después, a principios de los setenta, cuando gobernaba Echeverría Álvarez, México mantuvo su rompimiento con régimen represivo franquista de España, apoyó ampliamente al presidente Allende y abrió sus puertas a miles de exilados argentinos que huyeron del régimen militar y de otros países de América Latina. Esa actitud mexicana fue la que puso en práctica el presidente Cárdenas en los años treinta. La realidad es que, como puede verse, México mantuvo en diversos períodos algunas muestras de independencia que, aunque tibia, le dieron cierto prestigio al país en el mundo. A partir de 1982, con la implantación del neoliberalismo y el enorme crecimiento de la deuda, la sumisión es total.
3. Felipe Calderón, el presidente usurpador, para consolidar su gobierno está dando las mayores muestras de sumisión a Bush y a bancos de los EEUU. Como lo hizo Vicente Fox durante su sexenio, Calderón para dar estabilidad a su presidencia, hablándoles a directivos de 36 empresas trasnacionales les abrió las puertas para que traigan sus inversiones a México cuando salgan de países de América Latina cuyos gobiernos expropien o «decomisen» industrias. En clara referencia a los recientes procesos de nacionalización de sectores estratégicos en Venezuela o Bolivia, les ofreció garantías y marcó distancia de aquellos países que «están pensando cómo expropiar o decomisar sus empresas».
4. Dijo Calderón: «Qué lastima que en otras partes del mundo ocurra algo que implica pérdidas para el patrimonio de quien invierte, de manera arbitraria. Pero tengan la seguridad de que toda inversión que salga de esas regiones del mundo va a ser bienvenida en México y garantizada con todo el peso de la ley». Como dijera Fox: «Inversionista de todos los países, vengan a hacer negocios en México, no se les olvide que mi gobierno es de empresarios y para empresarios». Pero los inversionistas no llegaron ni parece que se animarán a hacerlo porque la situación del país es de inseguridad, con un fuerte descontento por las condiciones de desempleo, miseria y represión.
5. ¿Por qué Calderón se comporta como un mercachifle, un saboteador, un esquirol, en la lucha por la defensa de los intereses de América Latina? ¿Por qué en lugar de defender los derechos del pueblo mexicano prefiere agrandar los negocios de las empresas transnacionales pidiéndoles que vengan a lucrar en México con magníficas especulaciones financieras? Fox buscó por todos los medios imponer las llamadas «reformas estructurales», que no eran otras que la privatización de la electricidad, del petróleo, de las pensiones, del IMSS del ISSSTE, la reforma de la ley del trabajo, y demás. Pero fueron frenadas por los obreros que masivamente salieron a las calles para echarlas abajo.
6. Alguien con un alto grado de cinismo, también de ingenuidad, podría pensar que Calderón -como en sus tiempos Fox- sólo desea el bienestar de los mexicanos y por eso busca traer más inversiones para crear empleos. Pero tras la piel de oveja que quiere enseñar Calderón aparecen de inmediato las orejotas de Carlos Salinas -su consejero espiritual- que lo apapacha con agradables masajes mientras le dice al oído que todo va muy bien. No te olvides -le reitera Salinas- que tú estás en el poder por obra y gracia de nuestros amigos los empresarios, los medios de información, la iglesia y por esos capitales transnacionales que confiaron en nosotros. ¿Crees acaso que los 15 millones de votos fueron libres?
7. Pareciera que Salinas sigue teniendo mucho poder y gran influenza en la política mexicana. Gobernó el país hasta 1994, uno de los años más críticos de la historia de nuestro nación porque se inició con el levantamiento zapatista, continuó con los asesinatos del candidato Colosio y del alto político Ruiz Massieu y concluyó con la gran devaluación monetaria. Sin embargo Salinas, mucho más que Menem en Argentina, continúa con mucha fuerza entre sus herederos políticos. Él impuso el neoliberalismo y la privatización abierta en México y, a pesar de haberse exiliado por algunos años, regresó a México en julio de 2003, cuando el PRI comenzó a cogobernar con Fox y se inició la campaña contra López Obrador.
8. Salinas, falseando la realidad económica mexicana, declaró que México había pasado a ser país del primer mundo, es decir, sus relaciones de poder las tendría con los países altamente desarrollados y, muy secundariamente, con los países «subdesarrollados». Así comenzó México a alejarse de América Latina. Propagó ampliamente esa idea haciendo a un lado que al 70 por ciento de la población mexicana que vivía en la pobreza y la miseria. Sin embargo logró subordinar al PAN, le otorgó privilegios y -como pago a su apoyo incondicional- le dio varios triunfos electorales. A partir de entonces la política salinista sería más importante en el PAN. Varios grupos salieron de ese partido por su entreguismo a Salinas.
9. La política exterior mexicana hoy es dictada desde Washington. Si hace tres décadas aún se podía hablar de que ambos gobiernos mantenían una relación de asociación y competencia, de dependencia e independencia, hoy sólo se puede hablar de sumisión absoluta y conciente. Calderón, como Fox, sólo puede representar en México y en cada reunión internacional, los intereses del gobierno yanqui y de Bush, así como a los poderosos capitales del FMI y del BM. Cuando Calderón lanza sus ataques contra Chávez y Evo Morales es porque ha recibido órdenes yanquis de golpear y contra quien hacerlo. Es el mismo entreguismo de Fox que tanto ha enlodado a México, la misma política exterior de odio hacia América Latina. [email protected]