1. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) no es, no puede ser sólo una experiencia más, derrotada y destruida por los gobiernos derechistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. La APPO es, por el contrario, un gran movimiento de masas que el 22 de diciembre cumplirá siete meses de […]
1. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) no es, no puede ser sólo una experiencia más, derrotada y destruida por los gobiernos derechistas de Vicente Fox y Felipe Calderón. La APPO es, por el contrario, un gran movimiento de masas que el 22 de diciembre cumplirá siete meses de lucha contra la opresión capitalista. No proclamó su carácter nacional como sí se ha hizo en la batalla de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) contra el despojo presidencial, tampoco como lo hizo el levantamiento zapatista de 1994; pero la lucha de Oaxaca -aunque se haya desarrollado en uno de los estados, económicamente más miserables de la República- por los objetivos populares que persigue y por las experiencias que ha enseñado, se ha convertido en acontecimiento popular nacional.
2. Los medios de información (TV, radio y prensa), que sólo quieren consolidar al gobierno usurpador de Calderón y la destrucción de la oposición de izquierda, en los últimos días han buscado agrandar las diferencias que hay entre algunos dirigentes de la APPO y de la Sección 22 del magisterio. Con entrevistas tramposas buscan enfrentar a lo líderes de las organizaciones presentándolos como si fueran enemigos. Y esos dirigentes suelen caer en la trampa policíaca Calderón-medios que, en vez de solucionar los problemas, buscan destruir las organizaciones. Líderes como Enrique Rueda, Flavio Sosa, Senen Bravo, no pueden caer en esa enorme trampa bien preparada por la TV y radio porque son gente inteligente que sabe quiénes son los enemigos, los amigos y los aliados. Los enemigos están en la derecha; en la izquierda el análisis y la discusión.
3. En Oaxaca hay una auténtica cacería de líderes de la APPO por parte del ejército disfrazado de policía que, junto con los medios de información, buscan destruirlos. No sólo han sido perseguidos, encarcelados y asesinados durante el gobierno de Fox y los primeros 22 días d Felipe Calderón, sino que los empresarios de la TV, la radio y la prensa han buscado enfrentarlos con calumnias para dividirlos. Enrique Rueda no es ningún traidor vendido a Gobernación ni tampoco Sosa o Bravo, a la cabeza de la APPO, son ultra radicales. En el movimiento de Oaxaca se discuten durante muchas horas las estrategias políticas y las organizaciones tienen independencia relativa para decidir de acuerdo a sus condiciones. La izquierda no puede dejarse llevar por rumores y simples interpretaciones. Los movimientos no definen su línea para siempre.
4. Hace exactamente dos meses publiqué: «Mi mayor deseo es que en la dirección de la gloriosa e histórica lucha de Oaxaca, que lleva casi cinco meses, no surja la división. Esta sería aplaudida enormemente por el gobierno y los empresarios y se agigantaría por los medios de información encabezados por el monopolio televisivo. El gobierno de Fox aprovecharía el momento para destruir totalmente el movimiento y encarcelar a sus dirigentes. La realidad es que no habría que pensar en esa posibilidad porque si se diera sería para la lucha social nacional un verdadero desastre. Entonces hay que insistir ante la APPO y los profesores de la Sección 22 que debatan con profundidad, como siempre lo han hecho, que ante todo cuiden la unidad porque su lucha ha dejado de ser estatal desde hace meses y se ha convertido en interés nacional. Discutan bien antes de tomar determinaciones».
5. Mientras Rueda, Sosa, Bravo, se sigan moviendo dentro del campo de los trabajadores deben aclarar los malos entendidos, buscar la unidad y profundizar el debate político. Hay que ser luchadores muy radicales, pero contra la derecha y los personajes que públicamente se han decidido a apoyarla, tales como los que han sido funcionarios de confianza de gobiernos del PRI y del PAN y que no reconsideran su pasado con una autocrítica pública y actuando en consecuencia. Pueden y deben ir juntos desde la izquierda del PRI hasta los partidarios de las guerrillas de izquierda, pasando por los anarquistas, trotskistas, estalinistas, maoístas, teólogos de la liberación, espartacos, gramscianos, etcétera. Pero los saltimbanquis, es decir, quienes brincan de un partido o de una posición a otra para ocupar cargos y hacer negocio, son cosa despreciable.
6. La izquierda -que a través de los siglos ha representado los intereses de los trabajadores, de los explotados y oprimidos- ha sufrido divisiones y subdivisiones casi siempre por problemas ideológicos, por concepciones diferentes acerca del tipo de sociedades justas o igualitarias por las que lucha y por la estrategia que debe utilizar para conseguirlas. Las divisiones han surgido porque la izquierda discute todo sobre todo, es abiertamente crítica y autocrítica y siempre pone en primer lugar los principios político-filosóficos y la moral. El gran debate chino-soviético de las décadas de los sesenta y setenta; las polémicas entre marxistas y anarquistas, entre Rosa y Lenin, entre Bolches y menches, socialdemócratas y la III Internacional y entre stalinistas y trotskistas, han sido muy conocidos, aunque también han profundizado divisiones cuando no han sido bien llevadas.
7. La izquierda no puede existir sin debatir las ideas. Exactamente lo contrario sucede en la derecha donde no puede haber debates ideológicos sino sólo confrontaciones por intereses económicos y de poder. Los banqueros, los industriales, los grandes comerciantes no «pierden el tiempo» discutiendo sobre sociedades ideales, sobre vidas comunitarias o por proyectos utópicos. Ellos hablan de asociaciones de capitales, de mejores negocios, de inversiones seguras, de ganancias inmediatas, de seguridad nacional y de herencias de familia. En los partidos de derecha, como el PAN, los acuerdos se presentan a la asamblea y ésta sólo tiene la obligación de aprobar lo que «el jefe» nacional le pide. Por sus objetivos la derecha no tiene necesidad de estudiar ciencias sociales, literatura o filosofía, aunque algunas veces se inclina por la administración de empresas, informática, comercio y derecho.
8. La izquierda o centro izquierda mexicana, a pesar de la gran unidad que ha logrado la lucha encabezada por López Obrador, se encuentra súper dividida. De entrada están los lópezobradoristas, los obreros agrupados en el Diálogo Nacional y los zapatistas de La Otra Campaña, pero al interior de estos tres grandes movimientos se mueven muchos grupos y corrientes con posiciones diferentes. Alrededor de AMLO conviven tres partidos registrados y decenas de grupos y corrientes que jalan con distinta fuerza. En el Diálogo Nacional encabezado por los electricistas del SME, por el UNT y la CNTE también resaltan varias posiciones; en La Otra se observa un mayor centralismo alrededor de su dirigente, pero también cuenta con algunas corrientes aliadas que manifiestan diferencias y críticas. El comportamiento de AMLO frente a sus críticos en la izquierda ha sido ejemplar.
9. Hay que ser muy cuidadoso porque cualquier división será aprovechada por la derecha, por el gobierno, por los empresarios de la información, para destruir las luchas de los trabajadores. Por eso en las actuales circunstancias, aunque hay que continuar siendo reflexivo y dando los debates, es indispensable conservar la unidad en organismos como la Convención Nacional Democrática, El Diálogo Nacional y la Otra Campaña, pero sobre todo en Oaxaca donde la lucha de casi siete meses se ha convertido en ejemplo y modelo para el país. No ha sido dicha a última palabra y, por tanto, nadie se puede atribuir la razón o la verdad. Analicemos y discutamos mucho, pero busquemos la unidad con los trabajadores en su lucha contra la explotación. Los medios andan desesperados cazando a la izquierda para destruirla. CE: [email protected]