Es muy claro que la característica esencial de la doctrina económica neoliberal es la privatización de los bienes públicos. Y, como todos sabemos, el gobierno del Presidente López Obrador no ha propuesto ni realizado ninguna privatización de bienes públicos.
Y también es clarísimo que el gobierno de la Cuarta Transformación más bien ha seguido el camino inverso: apoyo, fortalecimiento y crecimiento del sector público, lo que constituye una diferencia esencial y absoluta entre neoliberalismo y obradorismo.
Igualmente está muy claro que en los últimos dos años de su mandato López Obrador no ha de variar el rumbo. De modo que la única esperanza de la oligarquía para volver al pasado neoliberal es ganar, en la próxima elección o en sucesivos comicios, la Presidencia de la República.
Ese camino de retroceso también podría pasar por la obtención de la mayoría en el Poder Legislativo. O, al menos, impedir que la 4T, obtenga la mayoría, ya simple o ya absoluta, en el Congreso.
De modo que todo depende de los comicios de 2024. Pero hasta ahora los indicios de los posibles resultados electorales van en el sentido de una derrota del bloque conservador.
Entre esos indicios se cuentan las encuestas de opinión que, casi de modo unánime, señalan a Morena como la opción política mayoritaria. Y en el mismo sentido han apuntado los comicios generales anteriores.
Así que el compás de espera habrá de extenderse a los comicios generales de 2030. Mientras tanto es evidente que el obradorismo sigue ganando puntos. Y que el bloque conservador no avanza.
El bloque de la derecha carece de un programa de gobierno que resulte atractivo para los votantes. Y todavía no aparece en el horizonte un candidato presidencial más o menos viable.
Por lo pronto, aparecen cada día nuevas muestras sobre la enorme corrupción del Partido Acción Nacional (PAN). Y la fama pública de mucha y alta corrupción del PAN (y también del (PRI) no ayuda a ganar votos ni simpatías ni nuevos partidarios.
Y al mismo tiempo el obradorismo y sus programas sociales para el bienestar popular continúan creciendo y fortaleciéndose. Y si a todo esto se agrega la buena marcha de la economía y la ausencia de gasolinazos y nuevos impuestos no hace falta mucha ciencia para saber hacia donde se inclinará, ahora y también más adelante, el voto ciudadano.
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