Su amigo, el actor Camara H, se quedó en Costa de Marfil y siguió denunciando los atropellos. Está muerto. Asesinado. «Yo no quería terminar así. Me exilié para poder continuar con mi lucha. De haberme quedado en mi país no hubiera podido hablar libremente a la población como lo hago hoy».Tiken Jah Fakoly, figura del […]
Su amigo, el actor Camara H, se quedó en Costa de Marfil y siguió denunciando los atropellos. Está muerto. Asesinado. «Yo no quería terminar así. Me exilié para poder continuar con mi lucha. De haberme quedado en mi país no hubiera podido hablar libremente a la población como lo hago hoy».
Tiken Jah Fakoly, figura del reggae africano, que vive en Malí desde hace cuatro años, acaba de estar en Madrid para participar en el programa Carta blanca, de La 2, como invitado de la cantante Amparanoia. Su viaje ha resultado mucho más fácil y cómodo que el de quienes embarcan en cayucos.
«Hay que cerrar el grifo a los dirigentes corruptos e imponer una democracia verdadera para lograr un auténtico desarrollo en África. Occidente debería hacer un seguimiento del dinero que dan. Si no llega a su destino, que los dirigentes que se apoderan de él, cuando vengan a Europa, sean detenidos y procesados. En eso soy radical», dice riendo.
«Por más que se cierre la puerta, dejando la llave en el bolsillo del ministro del interior, mientras no haya soluciones en África, la gente vendrá igual…». No se muerde la lengua al hablar sobre la ley de inmigración impulsada en Francia por Nicolas Sarkozy: «Me parece una segunda forma de esclavitud. Antes elegían y se llevaban a los más fuertes para trabajar en las plantaciones; hoy quieren a los más inteligentes y los más ricos, que los pobres y débiles se queden en casa».
Tiken Jah Fakoly (Hodiéné, 1968) cree que los ciudadanos de los países ricos tienen que saber cómo se las gastan sus gobiernos. En Y’en a marre (Estoy harto) canta: «Tras la abolición de la esclavitud crearon la colonización. / Cuando encontramos la solución crearon la cooperación. / Denunciamos la situación e inventaron la globalización».
Se siente muy próximo a Fela Kuti, el legendario músico nigeriano. «Fue el artista africano más comprometido. Nunca le cantó a un presidente. Y su afrobeat llevaba el mismo mensaje que el reggae. Yo tenía 10 años cuando descubrí el reggae. Cada vez que encontraba a alguien que hablaba inglés le pedía que me explicara las canciones de Bob Marley, de Burning Spear… Y ahí me di cuenta de que es la única música que habla a los pueblos que sufren».
Su disco Coup de gueule se grabó en Jamaica con Robbie Shakespeare y Sly Dunbar en la rítmica. «Verifica una de las profecías de Bob Marley, que el reggae vino de África y que un día volvería a casa. Aunque nosotros, como hijos de esclavos, no regresemos ya, decía Marley, el reggae sí lo hará. La mezcla de jamaicanos y africanos simboliza ese retorno. El músico de reggae libra un combate y ese combate es más útil hoy en África».