1. En 1959 abrí los ojos en política porque la revolución cubana y la represión contra los ferrocarrileros en México me enseñaron que para comprender las cosas tendría que tener una ideología clara. La realidad es que no recuerdo a mis profesores de historia o ciencias sociales en la primaria, la secundaria o la preparatoria; […]
1. En 1959 abrí los ojos en política porque la revolución cubana y la represión contra los ferrocarrileros en México me enseñaron que para comprender las cosas tendría que tener una ideología clara. La realidad es que no recuerdo a mis profesores de historia o ciencias sociales en la primaria, la secundaria o la preparatoria; creo que sí buscaron enseñarme pero yo -aunque cursé las materias y obtuve calificaciones aprobatorias- pienso que nada aprendí. Fueron la ideología de izquierda y el autodidactismo los que me enseñaron a interpretar cada acontecimiento, encontrarle un objetivo y un gusto al conocimiento. Desde entonces ya pude analizar y discutir con todos mis maestros y compañeros, así como reflexionar acerca de los problemas de mi estado, mi país y el mundo.
2. En 1960-61 algunos textos del viejo Silva Herzog, la revista Política y demás, hablaban entonces de dos expresidentes de la República que representaban grupos y proyectos muy diferentes e incluso antagónicos en México: Lázaro Cárdenas que gobernó seis años a partir de 1934 y Miguel Alemán que lo hizo desde 1946 hasta 1952. Incluso el presidente en funciones: López Mateos, además de controlarlos, se colocaba en medio diciendo que él era de la «izquierda atinada dentro de la Constitución». Mientras Cárdenas presidía en 1961 el Movimiento de Liberación Nacional con bases campesinas y sectores medios, Alemán encabezaba el Frente Cívico de Afirmación Revolucionaria con grandes empresarios y banqueros.
3. El cardenismo y el alemanismo, que nacieron del gobierno y del partido oficial, fueron ideologías muy presentes por lo menos desde los años treinta hasta los setenta; hubo también «obregonismo», «callismo», » echeverrismo», «salinismo» y demás, pero las primeras fueron ideologías confrontadas durante 50 años, a pesar de la amistad entre los dos ex presidentes pertenecientes al PRI. Ambas representaban dos maneras de ver a México dentro del gobierno y el mismo partido oficial; se convirtieron en fuertes grupos de presión para que el gabinete en turno se orientara por uno u otro bando. La realidad es que la ideología alemanista -por la fuerza de los empresarios, banqueos, terratenientes e iglesia- siempre se impuso, por ello la pobreza y la miseria se hicieron más grandes.
4. En tanto Cárdenas brindaba su solidaridad a la revolución cubana, Alemán ligaba más su política e intereses a los EEUU. Durante sus respectivos sexenios de gobierno: a) Cárdenas expropió latifundios privados para repartirlos a los campesinos, expropió el petróleo y creó centrales obreras y campesinas, y b) Alemán creó leyes de protección a los latifundistas, abrió las tierras a los agricultores «nylon», impulsó la creación de ciudades y los grandes negocios alrededor de ellas. Lázaro Cárdenas fue gobernador de Michoacán, así como su hijo Cuauhtémoc y su nieto «Lazarito»; Miguel Alemán fue gobernador de Veracruz, así como su hijo «Miguelito; su nieto, también «Miguelito» no ha sido gobernador, pero como su padre y abuelo, es uno de los grandes multimillonarios de México.
5. Durante el sexenio de Cárdenas se acercaron a su gobierno muchos grupos de izquierda: el Partido Comunista, en particular; Lombardo Toledano, que desde entonces se había distinguido como intelectual universitario de izquierda, militante de la CROM y luego del Sindicato de Trabajadores del DF y principal fundador de la CTM, fue apoyo principal de Cárdenas. Por ello en iniciarse los años sesenta Cárdenas contó con todo el apoyo y logró unificar a lo que entonces era la izquierda. El alemanismo fue la corriente de presión de la derecha y el gobierno de López Mateos, sobre todo el de Díaz Ordaz, la tuvieron en cuenta para frenar el cardenismo y sus aliados «comunistas».
6. El gobierno de Ávila Camacho (1940-46), que fue el de la II Guerra Mundial y luego de la ONU, fue el periodo de transición entre un gobierno de centro-izquierda, basado esencialmente en el carácter agrario de la economía, y otro de derecha proyanqui que buscaba la privatización del campo, retiraba inversiones en él para atender la urbanización de los pueblos y ciudades. En educación no sólo cambió el artículo Tercero eliminando la llamada educación socialista cambiándola por «Unidad Nacional», sino que cambió el nombre del partido oficial de PRM a PRI y se creó el sindicato más grande: el SNTE de profesores. Alemán llegó al gobierno enterrado el descontento cardenista.
7. El mismo Lombardo, derrocado en 1941 de la CTM por Fidel Velázquez (entonces secretario de organización), llegó al oportunismo de decir en 1945 que Miguel Alemán, el candidato del PRI, era «el cachorro de la Revolución»; luego de los primeros meses de gobierno se «arrepintió» de lo dicho y en 1948 fundó el Partido Popular (desde 1960, «socialista» o PPS) Lombardo durante varios años fue el hombre representativo del PCUS soviético en México y, aunque se le reconocía poseer amplia cultura «marxista», jamás dejó de apoyar a los gobiernos del PRI porque -según él- eran nacionalistas y antimperialistas y quienes se oponían eran derechistas y proyanquis.
8. Estos meses que se ha hablado mucho de petróleo he leído que la deuda que México tenía con la Compañía Inglesa de Petróleo El Águila debido a la expropiación petrolera de 1938, fue comprada como particular por el mismo Alemán para, como gobernante, aceptar liquidar a «los accionistas» algo más de mil millones de pesos divididos en quince anualidades, que terminó de pagar el presidente Adolfo López Mateos. Los accionistas eran el propio Miguel Alemán y sus amigos. Esta operación convirtió al presidente en uno de los hombres más ricos de México, aunque él después diría que su riqueza la debía a que en compañía de tres amigos, Rogelio de la Selva, Gabriel Ramos Millán y Manuel Ramírez Vázquez había comprado el Rancho Los Pirules y lo había transformado en el magnífico negocio que fue fraccionarlo para crear Ciudad Satélite, en el norte de la Ciudad de México. (Ver «Dilema»… de Vernon).
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