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Chuck Berry, el rockero que reivindicó culturalmente su raza poniendo a bailar sin parar al mundo occidental

Fuentes: Rebelión

En los Estados Unidos de Norteamérica de la década del 50, segregacionista y racista, Chuck Berry hizo justicia logrando el reconocimiento del aporte cultural de la música negra o blues al emergente rock and roll, cuya cara representativa, y no es de extrañar, era la de Elvis Presley que respondía al prototipo de hombre blanco […]

En los Estados Unidos de Norteamérica de la década del 50, segregacionista y racista, Chuck Berry hizo justicia logrando el reconocimiento del aporte cultural de la música negra o blues al emergente rock and roll, cuya cara representativa, y no es de extrañar, era la de Elvis Presley que respondía al prototipo de hombre blanco de la clase dominante que ponía a bailar sobre todo a las jovencitas de élite y clase media.

Chuck Berry pudo arrebatar a Elvis el cetro del «Rey del rock», pero jugaba en contra suya, como a todos los de su raza, el color de su piel y la ausencia de un mánager de ideas mercantilistas y consumistas como Tom Parker que guiaba la carrera de Elvis; este manager al igual que muchos otros no veía en la población afroamericana un mercado atrayente «porque no tenían dinero» al ser la clase social empobrecida.

Pronto el aporte al rock’n roll, por parte de Berry, ayudó a consolidar la cultura popular en los años 50 y el futuro de la música combinando el Rhythm & Blues, la música country y el protagonismo en el escenario con su famoso «baile del pato», además de elementos poéticos y rítmicos de sus canciones que le dieron al rock su personalidad contestataria, logrando así romper de cierta manera las barreras socioculturales y raciales que existían entre la música blanca y negra de su tiempo. Pero su genialidad musical no se quedó simplemente en esa época, ya que tuvo una gran influencia posterior, en compositores e intérpretes musicales del género rock. Su manera frenética y apasionada de tocar era un estilo único por lo que los entendidos en música afirman si dubitar que sin su presencia la música moderna no sería tal como la conocemos ahora.

El rock and roll, cuyo máximo representante era Berry, permitía a los afroamericanos hacer pública su identidad, a transmitir sus valores y forma de ver el mundo, por eso sus apariciones en televisión y cine no eran del agrado de la élite y de la clase media en general que no toleraban que sus hijos e hijas se muevan al ritmo dominante de la música de un afroamericano, cuyas letras narraban las vivencias de la raza negra en una nación dominada por los blancos. La historia de esta música, cuyos orígenes se remontan a la esclavitud de una raza a la cual consideraban inferior, tiene como esencia la construcción de su identidad y la resistencia a la dominación. Música creada por un pueblo esclavizado por más de dos siglos en tierras americanas en donde se les anuló sus derechos más básicos como seres humanos; los hijos de estos esclavos -que nacieron libres y no dejaron de ser oprimidos y explotados- encontraron en el blues y posteriormente en el rock and roll la forma de expresar su identidad racial y cultural además de ser la única válvula de escape que tenían frente a la vejación y la desesperanza en la que estaban sumidos.

La fuerza de esta música interpretada por Chuck Berry, y otros músicos virtuosos afroamericanos, nunca fue contemplada como arte genuino por los círculos culturales de las clases dominantes que la consideraba inferior en contraste con la música clásica europea, aún así intentaron frenarla a cualquier precio, razón por la cual el gobierno norteamericano estaba obsesionado en seguir los pasos de Chuck Berry para que ante el más mínimo error tengan la excusa «legal» de condenarlo a prisión, hecho que lamentablemente sucedió en reiteradas ocasiones. Pero ya nada podía aquietar al padre del rock, su influencia llegó a la sociedad conservadora británica asustada porque su juventud se contagiaba de esta peste que amenazaba con azotar Europa. Incluso a la reina de Inglaterra no le gustaban los Rolling Stones porque su música sonaba como la de los negros americanos.

Hablar del nacimiento del rock y de Chuck Berry como uno de sus mentores más importantes es hablar de una música que tuvo sus orígenes en el seno de una comunidad perseguida y despreciada, recordar a Berry es reconocer al blues y al rock and roll como una expresión artística de resistencia a la segregación que llegó con el tiempo a convertirse en la raíz de otras sonoridades interpretada por talentosos músicos que desarrollaron diferentes géneros como el skiffle (versión británica del folk norteamericano), el blues británico, el blues rock, el pop y el rock psicodélico y progresivo. Lamentablemente hoy en día el blues y el rock and roll ya no son el género musical más escuchado por los jóvenes afroamericanos, hasta les resulta difícil encontrar señales de identidad en él, incluso el rock perdió su valor simbólico contestatario que acompañó a grandes sucesos históricos del convulsionado siglo XX.

Pero no puedo cerrar líneas sin mencionar una de las canciones más famosas y con más influencia en el panorama musical mundial, el inmortal tema «Johnny B. Good». Esta canción fue fruto de diversos tributos e innumerables versiones en todos los idiomas del mundo como muy pocas canciones, la más conocida en nuestro idioma es la de Andrés Calamaro. Es de destacar además que este tema se encuentra incluido dentro de las obras culturales que lleva en su interior el Voyager en su trayecto ínter-espacial.

Para finalizar, personalmente tuve la dicha de ver en directo a este genio musical allá por el 2008 en Pamplona durante las fiestas de San Fermín y gratis aunque usted no lo crea. Recuerdo imborrable de la memoria de un boliviano que escasamente pudo asistir a conciertos de gran significado. Es por todo lo que Berry simboliza, que a través de estas frágiles líneas quiero expresar mi gratitud y admiración a un hombre que supo llenar de orgullo a su magullado pueblo y sin temor a equivocarme a través de él también nos llenamos de orgullo los que conformamos pueblos que culturalmente seguimos relegados y desvalorizados.

Un brindis a tu memoria y que los ritmos estridentes de tu Johnny B. Good sigan sonando por los siglos de los siglos acá en la tierra como en el infinito.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.