«Respecto a las relaciones entre el poder y los escritores, hay que decir que parecen en efecto condenadas a continuar desarrollándose en esos niveles de amor/odio o halago/denuncia que históricamente han venido manteniendo. Sospecho que esta dialéctica de conflicto y complicidad viene establecida por el trato, sin duda especial en tanto que exige especialización, que […]
«Respecto a las relaciones entre el poder y los escritores, hay que decir que parecen en efecto condenadas a continuar desarrollándose en esos niveles de amor/odio o halago/denuncia que históricamente han venido manteniendo. Sospecho que esta dialéctica de conflicto y complicidad viene establecida por el trato, sin duda especial en tanto que exige especialización, que ambas instancias mantienen con el lenguaje. Al fin y al cabo el control de la semántica implica hasta cierto punto el control de la imaginación y el control de la imaginación es fundamental para mantener el orden. El poder requiere para legitimarse erigirse en representante de la Humanidad y en consecuencia apoya a aquellas escrituras que hablan de un humanismo superador de las diferencias de clase, fortuna, cultura o sueldo.»
Constantino Bértolo
Joseba Sarrionandia, ganó en el 2011 Premio Euskadi de Ensayo con Moroak gara behelaino artean?, que ahora acaba de traducir al castellano Javier Rodríguez Hidalgo para la misma editorial que lo publicó en eusquera, Pamiela argitaletxea. El premio concedido a este libro estuvo manchado de una polémica estéril, idiota y programada. Finalmente los patrocinadores del premio entraron en razón, algunos de los que se colgaron la chapita del yo estuve allí en la deslendakarización de Patxi López. Actuaron como sabios. Reconocieron su error. Y el premio lo recogió una hermana de Sarrionandia, porque Nadie sabe donde está, pero cada año esperamos ansiosamente sus libros, como decía de él Bernardo Atxaga en la faja de la traducción al castellano que hizo la editorial Hiru de ‘Ez naiz hemengoa’ (No soy de aquí), en los años noventa.
Curioso es que sean éstas las dos únicas obras que el lector en castellano pueda disfrutar de Sarrionandia, (hay una edición titulada 8 poetas raros, Ardora ediciones, en la que se pueden paladear en castellano algunos versos de Sarri). Tanto No soy de aquí como ¿Somos como moros en la niebla? parten de un No soy y de un Somos con interrogante. Las dos obras hablan de la identidad humana, de la individual y de las identidades colectivas suprimidas, aniquiladas, las identidades colectivas nacionales que sobreviven a duras penas en una resistencia lenta, a veces vigorosa, y otras veces callada, desconocida, invisible.
¿Somos como moros entre la niebla? es un ensayo monumental, 987 páginas de libro más unas mil notas anexadas, acerca de las relaciones de dominación, de la dinámica amo-esclavo, de la naturaleza de los vencedores de la historia, de las hablas que han sustentado la victoria de los imperios que en el mundo han sido, y de la ley natural con la que se abrigan esas hablas, o lenguas, porque todos sabemos que la diferencia entre un lengua y un dialecto es que la primera tiene un ejército y la segunda no. Con esas lenguas, las que tienen ejército, se protegen los imperios, las globalizaciones y las cosmohegemonías de poder que reprimen, destrozan y anulan toda lengua sin ejército que se atisbe, toda mundo, toda palabra, toda pequeña gramática con vocación de microvisión que no conduzca a la perpetuación de la democracia imperialista y al fascismo que a esta pare.
El ensayo podría decirse que comienza con un ‘macguffin’ si yo fuera un crítico postmoderno, pero como en esta época me considero más bien un crítico premoderno, diré con ánimo de ofender siempre que este libro se principia con un ‘ethos’ sencillo, bien diagramado y esencial que encierra todo el sentido de este libro inacabable y meándrico.
Pedro H. Sarrionandia es un franciscano que viaja a la Casbah de Melilla a finales del XIX para buscar una gramática. Y Sarrionandia es un escritor actual que se fugó de la cárcel en el año 1985 en los altavoces que Imanol utilizó para dar un concierto en Martutene, que hoy está desaparecido y que con este libro y en este libro sigue las huellas de ese franciscano del XIX. Pedro H. Sarrionandia es el único y más avanzado estudioso de la lengua rifeña, del ‘tamazigh’, la lengua de los moros rebeldes e irredentos a los que España cortó la cabeza una y otra vez durante años. Este franciscano es la punta de lanza del proceso colonizador. Es aquel que como colonizador estudia la lengua de un pueblo bárbaro al que un imperio someterá para uniformarlo y «civilizarlo» y como quien no quiere la cosa y ya que estamos aquí le quitará toda materia prima que abunde en su subsuelo, si es petróleo, gas natural o piedras preciosas mucho mejor. El impulso del libro es la búsqueda de una gramática, de la gramática rifeña, de la lengua ‘tamazigh’, excusa poderosa y bien formulada para indagar y descubrir que pasó con esos moros, que pasó con la colonización española de África, cómo fue el proceso colonizador español y francés, como fueron los procesos colonizadores europeos en África, como lo fue el proceso colonizador inglés en África y en el mundo, como se repartieron las potencias occidentales África en 1890, y como es en sí un proceso civilizatorio-devastador-asesi
Sarrionandia investiga hasta el límite la antipoética del colonizador y estudia partiendo de la situación y de la historia de los moros del Rif, la situación y la historia de otros pueblos sometidos por los imperios, por aquel reparto de África en la Conferencia de Berlin en la segunda parte del XIX. Este libro es grande y es un libro humilde también, sencillo, de lo grande que es cuesta entenderlo como pequeño por la poca repercusión que tiene fuera de los focos donde estas cosas se conocen y se saben. El libro de Sarrionandia me recuerda, y es curioso que fueron publicados el mismo año, a un libro que publicamos en Mono Azul editora en 2010, Apacherías de Javier Lucini, porque tienen alguna semejanza que traigo a esta reseña porque me ayudará a seguir desbrizando el sentido de las mil páginas de Sarrionandia. Uno generaliza en la búsqueda de la dinámica ejemplificada en el rif y en otros pueblos entre colonizador y colonizado y el otro, el de Lucini, concretiza esta dinámica en el caso Apaches ‘versus’ asesinos gringos civilizadores. No sé qué extraños hilos en termodinámica de ideas se han puesto de acuerdo para parir estas dos obras luciniano-sarrionandistas. Dignos hijos los dos libros de esta época. Dignos hijos para dignos lectores. Indigno el lector que no conozca estos libros. Miserable el que no los haya leído o por lo menos no sienta vergüenza al confesar su no lectura.
Reflexiones que se traducen de este libro hay muchas. Pero a mí especialmente me ha dejado en suspenso aquella reflexión fundamentada y documentada que explica entre otras muchas cosas el 18 de Julio de 1936. Me refiero al levantamiento ilegal, asesino y terrorista de Francisco Franco, Mola y el resto de malnacidos que siguieron a estos dos en el año 1936. Estos generales se bregaron contra los moros en las guerras de África, lucharon contra los rifeños y se curtieron en esas batallas. Forman parte de lo más granado del ejército africanistas y son africanistas. Incluso Franco, en una cita que aparece en el libro llega a decir algo así como que él sin África no es nada, ni nadie. Y tras África buscaron en su país y acabaron con todos los moros que en el mundo han sido. Moroak gara behelaino artean. Somos moros entre la niebla, ¡Sarri, Sarri, Sarri, Sarri, Sarri, Sarri!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.