Un reciente análisis sobre el capitalismo de Estado, relacionándolo con la Revolución de Mayo de 1810, rescata conceptos de Mariano Moreno, de ese tiempo, que sorprenden por su oportunidad y su vigencia. Por ejemplo estos: «La obsesión de las grandes potencias por destruir el capitalismo de Estado en los países atrasados se debe a […]
Un reciente análisis sobre el capitalismo de Estado, relacionándolo con la Revolución de Mayo de 1810, rescata conceptos de Mariano Moreno, de ese tiempo, que sorprenden por su oportunidad y su vigencia. Por ejemplo estos: «La obsesión de las grandes potencias por destruir el capitalismo de Estado en los países atrasados se debe a que éstos , al carecer de burguesías nativas sólidas y de clases sociales estructuradas, sólo cuentan con sus Estados nacionales, por débiles que sean, para oponerse a la explotación que sufren» dice uno de esos análisis.
Y este otro: «Si los Estados Nacionales conforman bloques regionales, sus posibilidades defensivas se incrementan».
A eso queríamos llegar. Porque ya existe un bloque regional constituido: Siete países latinoamericanos firmaron el 26 de septiembre del año pasado, en la venezolana Isla de Margarita, el acta constitutiva del Banco del Sur que contará con un capital autorizado de 20.000 millones de dólares para impulsar el desarrollo de los Estados que conforman la entidad.
Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Bolivia y Venezuela suscribieron el acuerdo que dio vida a la agencia bancaria. La iniciativa los hará más fuertes para enfrentar los embates de las crisis capitalistas mundiales y les permitirá irse alejando, poco a poco, de las recetas neoliberales emanadas del FMI y el BM.
Coincidiendo con esos análisis, supimos ayer que existe el propósito de formar una asociación binacional, entre Bolivia y Venezuela, para invertir en el Mutún y concretar de una vez ese emprendimiento hacia la siderurgia que tantas ilusiones ya ha frustrado.
Las experiencias con la empresa india Jindal, si bien no han finiquitado, dejan mucho que desear. Y si ahora, en vez de inversiones transnacionales, posiblemente de origen británico o norteamericano, aunque vengan con carátula india pensamos en inversiones regionales, constituidas por la fuerza sumada de nuestros propios capitales de Estado, que son los que harán operativo al Banco del Sur.
Así, en forma práctica y no lírica, estaremos avanzando al anhelo de la Patria Grande que, como nos lo recordaba Andrés Solíz Rada en su reciente homenaje a Mariano Moreno (y de donde extrajimos los conceptos para iniciar este editorial) es ya un anhelo bicentenario.
Para eso, se debe inclusive revisar supuestas verdades históricas y contrarrestar las insidiosas operaciones de organismos internacionales, corporaciones transnacionales y organizaciones no gubernamentales que están, desde adentro, los cimientos de Esta dos Nacionales latinoamericanos que están aún in constituidos.
Y por eso sentimos apropiada esa afirmación de que «la nación viable es la Patria Grande indo mestiza e indo americana, que debe emerger de la lucha de liberación nacional contra el imperialismo y de la erradicación del colonialismo interno, lo que implica el respeto y rescate de nuestras culturas»