Recomiendo:
0

Con el «pacto» PRI, PAN, PRD, puede crecer como «bola de nieve» por seis años o más

Fuentes: Rebelión

1. Con este «pacto» firmado el primer día del sexenio de Enrique Peña Nieto por PRI, PAN, PRD y otras organizaciones, podrán consolidarse (con mucha facilidad) el gobierno y los partidos firmantes. Esta «unidad» de aparatos y dirigentes -con la hegemonía del PRI- aprovechará la enorme debilidad de las organizaciones «progresistas» y de izquierda, para […]

1. Con este «pacto» firmado el primer día del sexenio de Enrique Peña Nieto por PRI, PAN, PRD y otras organizaciones, podrán consolidarse (con mucha facilidad) el gobierno y los partidos firmantes. Esta «unidad» de aparatos y dirigentes -con la hegemonía del PRI- aprovechará la enorme debilidad de las organizaciones «progresistas» y de izquierda, para demostrar que todos los problemas pueden solucionarse «dentro la misma sociedad capitalista y sin necesidad de revoluciones o enfrentamientos» cuando hay colaboración entre partidos. La realidad es que las demandas anticapitalista, radicales y profundas de las organizaciones son tan raras o inexistentes, que las demandas gremiales, asistencialistas o economicistas la resuelven los gobiernos de la burguesía con suma facilidad, es decir, «con la mano en la cintura». Con dinero se compra todo.

2. El presidente Peña Nieto, con el total apoyo de Televisa y demás empresarios, se vio en la necesidad de comprar millones de votos y voluntades para obtener la Presidencia; pero una vez en ella busca consolidar su gobierno usando aquella idea de principios del siglo pasado de Álvaro Obregón: «no hay político que aguante un cañonazo de 20 mil pesos», que hoy son 20 millones. Y dado que -como aconseja el capitalismo- con el dinero se puede comprar todo: las propiedades, los títulos, la belleza, la voluntad, los cargos políticos, no es nada difícil para la habilidad reconocida del astuto PRI, repartir un poco de dinero. Muchos de los movimientos locales se mueven por resolver demandas concretas, puntuales, inmediatistas, economicistas, que los gobernantes pueden solucionar en el capitalismo. ¿Qué pasará con los problemas nacionales?

3. Estoy muy sorprendido con la enorme aprobación pública y abierta por los legisladores de las políticas del gobierno del PRI de Peña Nieto; pero más me preocupa el discurso del gobernador PRI-Verde de Chiapas pidiendo la aprobación de los acuerdos de San Andrés y que se respete el territorio de los zapatistas. Esto y más: el que Morena -el partido de López Obrador- no haya participado en la lucha contra la imposición de la contrarreforma laboral y la defensa de los jóvenes reprimidos y presos el 1 de diciembre, me hace pensar que el gobierno mantiene un absoluto control de la situación. Sólo le faltaría aceptar algunas demandas del Yo soy 132, tirar a la Gordillo del SNTE, solucionar algunas pedidos de los electricistas, negociar con los trabajadores de Mexicana y garantizar a Gómez Urrutia su regreso al país. Y no es nada difícil resolver estos problemas.

4. En los años sesenta y setenta las organizaciones de izquierda contábamos con un «programa máximo» y un «programa mínimo», así como en otras ocasiones con un «programa de transición». Predominó entre los militantes siempre el «programa máximo», es decir, la lucha contra el sistema capitalista, la batalla contra el Estado y su gobierno al servicio de los grandes empresarios y de los EEUU; por el contrario, el programa mínimo era para nosotros simples demandas reformistas necesarias con el fin de animar al pueblo a defender sus intereses gremiales o económicos inmediatos y así convencerlos de defender sus intereses históricos o de clase explotada. El objetivo de la izquierda era la formación ideológica y política de los militantes para que aprendan a diferenciar la lucha contra el capitalismo y las simples batallas locales o gremiales.

5. Sin embargo, después de la maldita reforma política reyesheroliana de 1977 que compró a todos los partidos con dinero sonante y contante, que ofreció diputaciones y senadurías, otorgó programas en televisión y creó enormes subsidios a los partidos, desaparecieron en todos los programas políticos los programas máximos o anticapitalistas y todo se convirtió en programas mínimos de reformas dentro del sistema capitalista. Después de 35 años hablar de anticapitalismo, de revolución, de escuelas socialistas, parece ya de mal gusto, muy aburrido, sectario y hasta abstracto. No me cabe la menor duda del gran triunfo de la burguesía dominante en asuntos ideológicos dado que pudo extirpar el pensamiento de izquierda para convertirlo en reformista o socialdemócrata. Hoy personajes al estilo de los socialdemócratas del PRD son idénticos al PRI y al PAN.

6. Por ello, mucho más para el PRD y otros oportunistas, firmar el «pacto» con Peña Nieto y el PRI es útil y necesario porque «el pacto representa las demandas más avanzadas del PRI, PAN, PRD». Además, dado que se ha olvidado la lucha contra el sistema capitalista y por la revolución social, que tal si las demandas del «pacto» sobrepasan las demandas reformistas de partidos y organizaciones. El «pacto» encabezado por Peña Nieto puede convertirse una bola de nieve que en su andar crezca sin parar y muchos puedan arrepentirse de no haber entrado a tiempo. Con suerte Joaquín Codwel, Madero y Zambrano se conviertan en héroes nacionales. Así que partidos, organizaciones, políticos o arribistas de todos los calibres, si quieren tener más cargos, chambas y dinero, pues éntrenle al «pacto» cuanto antes; no vayan a quedarse afuera.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.