1. Las autoridades federales, estatales y municipales violaron gravemente las garantías individuales en el estado de Oaxaca a partir del dos de junio de 2006 y hasta el 31 de enero pasado, sostuvo el ministro Juan N. Silva Meza al presentar ante el pleno su proyecto de dictamen en el que propone que la Suprema […]
1. Las autoridades federales, estatales y municipales violaron gravemente las garantías individuales en el estado de Oaxaca a partir del dos de junio de 2006 y hasta el 31 de enero pasado, sostuvo el ministro Juan N. Silva Meza al presentar ante el pleno su proyecto de dictamen en el que propone que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ejerza su facultad de investigación para conocer sobre los hechos ocurridos en la entidad que gobierna Ulises Ruiz. Este proyecto tomó como base el informe emitido por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que señala que las autoridades y corporaciones policíacas de los tres niveles de gobierno «afectaron físicamente a un gran número de personas, en forma cruel e inhumana» y en donde además de personas torturadas se registraron muertos. ¿Qué pasa en México? ¿Quiere demostrar la SCJN que es independiente o Calderón que quiere gobernar bien?
2. Los informes de la CNDH recogen los hechos más notables, pero en el caso de la gran lucha del pueblo de Oaxaca son evidentemente muy limitados. Estuve en la ciudad cuando el 14 de junio miles de profesores, muchos de ellos con sus familias, fueron desalojados del zócalo con brutalidad por la policía; también durante las horas de la mañana en que los profesores y profesoras fueron gaseados cuando ejercían presión para recuperar el centro de la plaza. Presencié también la gran marcha del 25 de noviembre así como la manera pacífica en que se instalaron los contingentes en cada esquina hasta rodear al ejército que 27 días antes había ocupado el centro histórico de Oaxaca. Ese día fue cuando se registró, quizá, la represión más violenta. Pero además se registraron muchas más represiones ordenadas por el gobierno de Ulises Ruiz con la aprobación del presidente Fox, el visto bueno de Calderón y el apoyo de la dirigencia priísta.
3. ¿Qué responderá el gobierno de Calderón cuando se ordene la liberación de los presos (totalmente inocentes) de Oaxaca? ¿Qué argumento se dará a los familiares de decenas de muertos del movimiento? ¿Qué se dirá a los presos como Flavio Sosa, detenido hace más de cinco meses y puesto en cárcel de «máxima seguridad», cuando salía de un programa de radio y se dirigía a una cita en la secretaría de Gobernación? ¿Bastará con liberarlos por haberse probado de que no hay delito alguno diciéndoles: «ustedes disculpen»? La realidad es que si los represores y sus jefes no son castigados no se puede hablar de verdadera justicia. Sin embargo, aunque así ha sido siempre la «justicia» en México, hay que luchar para evitar que siga así. Por eso hay que estar muy atentos ante los pasos que ha estado tomando la Suprema Corte y, en caso de que sea un cambio verdadero, hay que empujar para que sean cada vez más justos.
4. La SCJN, con los resolutivos que aprobó hace unos días contra la monopólica Ley Televisa (en los que además de paso demostró que los diputados de todos los partidos se vendieron a la empresa televisiva o votaron gratuitamente a favor de los empresarios televisivos) quizá esté demostrando que quiere marchar con honestidad, aunque aún no puede descartarse que esté tras ella el gobierno calderonista. Sin embargo, en el caso de Oaxaca, más vale tarde que nunca. La Suprema Corte podría hacer público que Ulises Ruiz es un gobernador ilegal y debe dejar de inmediato el poder; podría reconocer que los presos de Oaxaca no cometieron delito alguno y deben ser liberados ya y que las decenas de personas asesinadas eran inocentes y sus asesinos deben ir a la cárcel. Si la SCJN es capaz de ir al fondo de los problemas, superando trabas jurídicas que durante el gobierno de Fox bloquearon cualquier investigación, serían muy buen signo.
5. Dicen en México que «una golondrina no hace verano», y pienso que dos tampoco. Tendríamos a punto de resolver dos gruesos problemas que gobierno, partidos políticos y empresarios habían «resuelto» para propio beneficio. ¿Qué pasaría si en los próximos días algún ministro de la SCJN dictamina que sí proceden las demandas contra los multimillonarios gastos de Fox dilapidados en los medios de información y en cientos de encuestas mandadas a hacer para derrotar a López Obrador? ¿Qué pasaría si los ministros dictaminan que las acusaciones que en su momento se hicieron demandando la investigación de «Vamos México» y los negocios de los hijos de Martha Sahagún tienen elementos ciertos? Seguramente se organizaría espontáneamente la fiesta en México y los ministros de la SCJN devolverían en parte la confianza y la alegría a la población, a los electores en particular. Pero eso sería ya mucho para Calderón.
6. Que el presidente de los empresarios, Felipe Calderón, busca lavar su imagen, es indiscutible. Su reciente gira por Europa y las reuniones que propició con algunos mandatarios no le fueron muy productivas. Le está pasando lo mismo que a Fox en sus giras por el extranjero: ofrece todas las garantías, ganancias y privilegios a los inversionistas del mundo pero éstos no se animan a hacer negocios en el país porque no tienen confianza o seguridad. Por medio de sus embajadas y sus investigadores conocen perfectamente la situación de la política y la economía mexicana, sobretodo el estado de inseguridad y corrupción del país. Saben que aquí pueden ganar mucho dinero porque la mano de obra es muy barata, porque los movimientos de huelga y los derechos de los trabajadores han sido suprimidos en la práctica, que se les pueden otorgar exenciones de impuestos, pero saben que el narcotráfico está coludido con ejército y funcionarios.
7. Quizá el presidente Calderón, al ver que el desempleo crece irrefrenablemente, que los artículos de primera necesidad (tortillas, leche, pollo, carne, etcétera) elevan exorbitantemente sus precios y que el ejército no ha podido combatir el narcotráficop (produciéndose una cantidad de muertes innecesarias) ante sus muy claros fracasos, urgido por consolidarse, quiera usar algunos resolutivos espectaculares de la SCJN. Lo que no puede negarse es que es un presidente desesperado por encontrar el camino para salir de los problemas en que él mismo se metió. Si las recientes actitudes de ministros de la Suprema Corte son realmente independientes y llegan a tocar directamente asuntos muy ligados con la institución presidencial, esos resolutivos podrían convertirse en un buen detonador para movilizar a sectores que han sido muy golpeados por el Estado. Si en Oaxaca actúa bien la SCJN pueden surgir las primeras esperanzas de cambio por este camino.