Desde el siglo pasado y a la fecha, en México, al igual que en otras lugares de Latinoamérica, el Estado y las empresas agroindustriales y de extracción de recursos naturales (nacionales y transnacionales) han tenido un papel preponderante en la construcción de territorios en contextos rurales.
No pocas veces dichos territorios rurales se estructuran conforme a lógicas y racionalidades gubernamentales y comerciales, en detrimento de poblaciones étnico rurales.
Desde diferentes disciplinas de las Ciencias Sociales se han abordado estos procesos, así como la forma en que otros grupos sociales (como campesinos e indígenas) han sido relegados y sus proyectos de vida excluidos y marginados. En este contexto, recientemente se publicó el libro Procesos territoriales en México: Conflictos y actores sociales en contextos étnico-rurales. Este texto, desde un ejercicio de conceptualización multidisciplinar sobre el concepto de territorio, aborda diversos procesos. Desde las resistencias y oposición a proyectos mineros en Morelos y a dinámicas oficiales de canalización de un río en Guerrero, hasta la producción del contra espacio en prácticas de autonomía en ejidos en Michoacán y los procesos de reproducción sociocultural y política de comunidades indígenas y campesinas en Chiapas y Puebla.
El libro se ubica dentro de un encuadre específico, respecto al papel del Estado, las relaciones de poder y los sujetos sociales involucrados.
Primero, si bien hay producción sustantiva desde la Geografía Política y las Ciencias Políticas sobre el territorio desde las perspectivas del Estado nación, este texto propone una mirada distinta, tanto por la aproximación desde la Geografía, como por las temáticas tratadas. En este marco, se destaca el abordaje local de los sujetos étnico rurales y con diferentes prácticas de apropiación y uso del espacio, en contextos de relaciones de poder desiguales.
Segundo, se conciben los territorios como construcciones históricas, resultado de diferentes relaciones sociales y con expresiones multi escalares (micro, meso, macro), y con una eminente dimensión política (sobre quiénes, cómo y en qué intensidad controlan el acceso y control de ciertos espacios y recursos naturales).
Finalmente, hay una apuesta por la centralidad de los sujetos sociales (campesinos, indígenas, opositores a megaproyectos), y sus prácticas de resistencia, de agencia y producción y reproducción de sus comunidades, en términos de sus proyectos colectivos de vida y bien común.
Considerando los rasgos previos y las temáticas que aborda, el libro tiene una ubicación precisa en la producción de conocimiento social. Por un lado, se localiza en el área de la Geografía rural y política (de contextos no urbanos), y en líneas de investigación sobre campesinos e indígenas en procesos de cambio y desde escalas locales. Por otra parte, es un aporte en términos de, a través del abordaje de diferentes casos, pensar las relaciones entre territorios, órdenes políticos locales y etnicidad (en su dimensión sociocultural y política). Y, por último, es un ejercicio por pensar el territorio más allá y en tensión con el Estado.
Nota
El libro Procesos territoriales en México: Conflictos y actores sociales en contextos étnico-rurales (2022) se puede descargar en link:
http://www.publicaciones.igg.unam.mx/index.php/ig/catalog/view/191/164/961-1
Guillermo Castillo, profesor de licenciatura y posgrado de la UNAM.
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