Recomiendo:
0

Reseña del libro "Identidad y violencia. La ilusión del destino" de Amartya Sen

Contra la identidad única

Fuentes: Rebelión

  Amartya Sen Identidad y violencia. La ilusión del destino Ed. Katz  Amartya Sen ( nacido en la India el 1933) piensa los grandes problemas de humanidad desde una perspectiva humanista muy renovada. Es Premio Nobel de Economía ( 1998) por sus trabajos sobre la matemática aplicad a la economía: pero también ha introducido polémicamente […]

 

Amartya Sen

Identidad y violencia. La ilusión del destino

Ed. Katz

 Amartya Sen ( nacido en la India el 1933) piensa los grandes problemas de humanidad desde una perspectiva humanista muy renovada. Es Premio Nobel de Economía ( 1998) por sus trabajos sobre la matemática aplicad a la economía: pero también ha introducido polémicamente la cuestión de los valores en el análisis económico y ha demostrado que la causa del hambre no es la falta de alimentos sino su distribución desigual.

Amartya Sen es un reformista radical y sincero, que no es poco. En un mundo donde predominan revolucionarios de salón y supuestos reformista que son simples gestores del capitalismo es de agradecer el compromiso real de personas que se implican en luchar por un mundo mejor. Si califico a Sen de reformista y no un revolucionario es porque considera que la economía de mercado es la mejor garantía de la globalización y que ésta es la que nos pone en las mejores condiciones para organizar un mundo más justo. Considera que los antiglobalizadores se equivocan cuando se autodefinen así , ya que en ellos mismos constituyen un movimiento globalizador que lucha por otra manera de producción, organización y distribución de los recursos. Considera que los auténticos antiglobalizadores son, en cambio, los reaccionarios que defienden sus pequeños privilegios locales. La opción política de Sen consiste en mantener una economía de mercado pero con una política valiente referida a las patentes, las barreras comerciales, la deuda externa de los países en desarrollo, los microcréditos, el comercio de armas. El problema es, por supuesto, si todas estas reformas y cambios que nos propone sensatamente Amartya Sen son compatibles con la lógica del capitalismo y ,en caso que no fuera, si éste los permitiría. Viejo debate en el que no entra, ya que éste es uno de los temas, aunque no el principal ,de este interesante libro.

La cuestión nuclear, como el mismo título indica, es el análisis crítico de la creación de una identidad artificialmente única que crea la ilusión colectiva de un destino y que acaba empujando a sus seguidores a una violencia irracional. Este proceso, nos muestra el autor, no es espontáneo ya que esta orquestado por líderes oportunistas que lo construyen para defender parcelas de poder desde las que defender sus propios intereses económicos y políticos. La historia nos ha demostrado como se puede manipular a las masas hasta llevarlas a una locura colectiva cuyas consecuencias son masacres masivas e indiscriminadas ( Bosnia, Ruanda…).

Amartya Sen plantea que hay que hacer una crítica radical a la ideologia que sostiene estos planteamientos y que no es otra que es la de considerar que estamos definidos por una identidad cultural única. En realidad, nos dice el autor, somos a la vez muchas identidades y cuando nos olvidamos de esta pluralidad de filiaciones caemos necesariamente en la unilateralidad y en el sectarismo.

La propia idea de civilización, tan utilizada actualmente es, además de oportunista errónea, porque es producto de esta lógica ilusoria, y no solo cuando se habla de guerra de civilizaciones sino también cuando se habla de alianza, ya que estas civilizaciones como nos demuestra Sen con paciencia y rigor, en verdad no existen Y en este marco la peor definición de civilización es la que se la confunde con la religión, ya que cualquier análisis histórico y sociológico pone de manifiesto que esta identificación es falsa. Por lo tanto es un error mantenerse en este registro y contraponer, por ejemplo, al Islam fundamentalista un Islam tolerante. Lo que hay que hacer entonces es salir de este círculo vicioso y buscar otros referentes del individuo ( políticos, sociales, personales ) que lo saquen de las identidades religiosas.

Sen también critica el planteamiento comunitarista, que aunque parte del bienintencionado propósito de defender las identidades colectivas, acaba negando la capacidad personal de elegir y supeditando al sujeto a su grupo cultural originario.

Pero me parece un error lo que plantea Vargas Llosa en la contraportada, al entender este planteamiento como una defensa del liberalismo, que es una tradición histórica muy poco democrática y lo que defiende Amartya Sen es justamente la democracia del ciudadano que tenga libertad de elección y no quede diluido en una comunidad que delega su representación en un líder. No se trata , por ejemplo, de que las autoridades académicas se discuta con el representante de la comunidad pakistaní porque este colectivo no forma ninguna unidad, ya que está constituido por ciudadanos que pueden elegir no seguir las tradiciones originarias. Aquí está su crítica al multiculturalismo, la de diluir la figura del ciudadano libre en la de la comunidad cerrada e identitaria.

La crítica es, desde luego, pertinente y necesaria pero considero que sería más claro conceptualmente delimitar el aspectos singular ( personal), particular ( cultural) y universal ( humano) y potenciar el primero y el tercero en lugar de defender las identidades culturales múltiples frente a la identidad cultural única. También me parece que repite mucho sus tesis básicas y no entra, en cambio, en un análisis del proceso psicológica a través del cual constituimos nuestras identidades imaginarias ( término que no utiliza y que me parece muy operativo para entenderlo).

El libro respira una voluntad sincera de denuncia y se nutre de múltiples ejemplos históricos que vale la pena conocer. El caso de su país de origen, India, plantea una riqueza casuística particularmente interesante, generalmente desconocida por los lectores occidentales, por muy ilustrados que sean. Es un libro didáctico y riguroso a la vez que vale la pena leer como crítica a todos los fundamentalismos religiosos o nacionales que se esconden tras esta proclama de la identidad única.

 

Luis Roca Jusmet

  [email protected]