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Con excepción de la CNTE, sindicalismo casi muerto porque el 90% de contratos laborales son de protección

Control total

Fuentes: Rebelión

1. ¿Qué significa que el 90% de los contratos laborales del país son de protección? Un casi absoluto control del Estado (gobierno y empresarios) sobre la clase trabajadora mexicana. Significa que quienes durante varias décadas hemos estado ilusionados junto a los ferrocarrileros, electricistas, maestros, mineros, petroleros y universitarios luchando por la «democracia e independencia sindicales», […]

1. ¿Qué significa que el 90% de los contratos laborales del país son de protección? Un casi absoluto control del Estado (gobierno y empresarios) sobre la clase trabajadora mexicana. Significa que quienes durante varias décadas hemos estado ilusionados junto a los ferrocarrileros, electricistas, maestros, mineros, petroleros y universitarios luchando por la «democracia e independencia sindicales», apenas hemos sido una «molestosa piedrita en el zapato» de la clase dominante. ¿Pueden olvidarse -en los años 70- los sermones semanales del obispo del estado de Morelos, Méndez Arceo, confrontándose con el líder de la CTM Fidel Velázquez y nosotros en nuestras grandes manifestaciones cantándole: «Fidel Velázquez en esta lucha ya te chingaste», y él burlándose?

2. La Jornada publicó hoy: «Sindicatos fantasmas ya son mayoría en el país». Trabajadores de grandes cadenas comerciales, restaurantes, hoteles, escuelas privadas, prestadores de servicios, panaderías, pequeños y medianos negocios y maquiladoras, entre muchos otros gremios, están bajo contratos colectivos de protección patronal, pues ya son mayoría los sindicatos blancos también conocidos como fantasma, en los que seudo dirigentes cobran igualas mensuales a las empresas para fingir una representación y evitarles huelgas , mientras conforman una minoría los que pertenecen a sindicatos independientes». Los «sindicatos independientes» no son de protección; pero fuera de tres o cuatro que durante años han querido ser independientes, el otro ocho por ciento son controlados por centrales obreras y líderes venales.

3. La información es de una investigación que sobre la contratación colectiva que coordinó en el DF el abogado Alfonso Bouzas. En ella se enlistan los nombres de personas que tienen el mayor número de estas supuestas representaciones sindicales. Detalla que, por ejemplo, Amado Becerra tiene la representación de 392 contratos colectivos, supuestamente afiliados a la Confederación de Trabajadores de México; Jorge Guillermo García Guadarrama, 251; Marco Antonio Morales Yañez, 268, y Rubén Romo Martínez, lidera y tiene el registro de 945 contratos colectivos. Los contratos son operados como »negocios a largo plazo» por familias enteras de falsos líderes, que tienen el registro de diversos sindicatos fantasmas, que no conocen los trabajadores, ya que se »arreglan» directamente con los patrones.

4. Ya desde los años 1970 escribíamos en nuestra revista «Autogestión» (1976-79) de la corriente espartaquista que ni es gobierno mexicano ni sus líderes charros, menos el imperialismo yanqui, se estaban «derrumbando» y que teníamos que ser más conocedores de la realidad para no dejarnos llevar por nuestra pasiones e ilusiones. En la UNAM los trabajadores crearon el STEUNAM en 1972 y luego creamos los académicos el SPAUNAM en 1975; junto con otros trabajadores salíamos a manifestaciones decenas de veces para crear y fortalecer el sindicalismo independiente; sin embargo el control de la CTM, la CROC, el Congreso del Trabajo con Fidel Velázquez a la cabeza era absoluto. Y es que entonces muy poco se hablaba de los contratos de protección; pero nunca dejamos de pedir la cabeza de este líder y él de burlarse de nosotros.

5. A la década de los setenta en México le llamamos investigadores y luchadores sociales «la década del movimiento obrero» porque fue un periodo de muchas huelgas, protestas, manifestaciones. El presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-76) -cuyo sexenio no ha sido analizado políticamente- fue un hábil político que lanzó la consigna de «la apertura democrática» con el fin de recuperar la confianza en el gobierno perdida por los asesinatos de estudiantes en 1968. ¿Recuerdan que los escritores Carlos Fuentes y Fernando Benítez pronunciaron la frase: «Echeverría o el fascismo»‘ y que al principio se dijo que era un «nuevo cardenismo» por haber liberado a presos políticos? ¿Puede olvidarse que Díaz Ordaz pretendió quitarle la candidatura?

6. El presidente Echeverría no era mi pariente, ni mi conocido sino un apellido más; durante su mandato, el 1973, me metió a la cárcel junto a 50 compañeros más de la corriente espartaquista con la acusación de que formábamos parte de una guerrilla. Los compañeros de la revista Punto Crítico, del CCH/UNAM, publicaron protestas pidiendo nuestra libertad. La realidad es que el de Echeverría fue un gobierno muy controvertido porque incluso ha sido acusado de ser «agente de la CIA, ser asesino de estudiantes el 10 de junio y de crear la guerra sucia». Pero por otro lado, cuando se iniciaron las movilizaciones obreras se llegó a pensar que LEA buscaba la caída de Fidel Velázquez de la CTM para sustituirlo con Rafael Galván, líder de los electricistas del STERM.

7. De 1972 a 1877, fue muy significativa la presencia de las grandes batallas de los electricistas de Galván que pelaban el contrato colectivo que estaba en manos del charro Paco Pérez Ríos. Con ese movimiento recorrimos estudiantes y activistas, la República dando origen a muchas protestas (a mí me tocó estar en Puebla, Xalapa y DF). En 1976 la huelga electricista de Galván fue derrotada, incluso el sindicalismo universitario tuvo que reorganizarse dando lugar al STUNAM, la unión de los dos sindicatos. Luego aparecería la ley de López Portillo/Reyes Heroles para ofrecer registro, dinero, TV y cargos a otros partidos. Con ello el control político fue total. Con ello terminaron de destruir a la izquierda por el poder.

8. Muchas veces no hubo explicación de nuestras derrotas. Casi nunca tuvimos capacidad autocrítica reconociendo que nuestros análisis de la realidad eran incorrectos; casi nunca entendimos que como jóvenes sólo nos movía el entusiasmo de las batallas y nuestra falsa apreciación de la debilidad de la burguesía, de los charros y del imperialismo. Incluso en los setenta todavía se gritaba que «mientras el imperialismo se desplomaba el socialismo y el movimiento obrero se fortalecían. En 1977 escribí un largo artículo en Autogestión en el que argumentaba lo contrario. Sin embargo sonaba mal ante la enorme mayoría de periódicos y revistas de izquierda de la época llenas de entusiasmo.

9. Decir que las burguesías y el imperialismo, hoy la globalización, controlan la situación en el mundo puede parecer pesimismo que desanime haciendo que la gente deje de luchar y de enfrentarse. Es lo contrario, nuestras batallas tienen que ser más fuertes, comprometidas e inteligentes pero buscando buenas propuestas para convencer a las masas de trabajadores o ciudadanos. Cualquier forma de lucha es buena siempre y cuando sea producto de la reflexión y el convencimiento de la gente. No deben repetirse estrategias viejas que han fracasado. Si la pinche clase dominante controla todo, nuestra obligación es encontrar su talón de Aquiles para destruirla.

Blog del autor: http://pedroecheverriav.wordpress.com

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.