Entre las instituciones públicas más corruptas de México el Instituto Nacional Electoral (INE) ocupa un merecidísimo primer lugar. Puede decirse que nació podrido.
Creado como Instituto Federal Electoral (IFE) por Carlos Salinas de Gortari, su tarea desde entonces ha sido la simulación: simular imparcialidad, simular honradez, simular democracia, simular eficiencia.
La simulación tenía como meta la preservación de la bien llamada dictadura perfecta. Esa que simulaba elecciones limpias, pero que realmente escondía lo contrario: el fraude y la falsificación de la voluntad ciudadana.
Los operadores centrales de esta gran simulación fueron los sucesivos jefes de la institución: José Woldenberg, Luis Carlos Ugalde, Leonardo Valdés Zurita y Lorenzo Córdova Vianello.
Pero muy rápidamente el INE adicionó a sus tareas de simulación democrática la promoción y gestión de los negocios privados de su alta burocracia, empezando por los de mero arriba.
La dictadura perfecta pagó con brillantes los pecados del INE. Había que garantizar con abundante dinero la fidelidad de los jerarcas y empleados de la institución. El INE se convirtió así en un enorme botín. Y en la preservación de ese botín está empeñado el actual presidente de la corrupta institución, Lorenzo Córdova Vianello.
Hay que preservar a toda costa el trono y la corte. Pero el asunto se ha complicado un poco. En los próximos días deberán llegar cuatro nuevos consejeros. Y Córdova Vianello está trabajando arduamente para que ese cuarteto sea conformado por afines, es decir, por individuos con probada vocación simuladora o con honda ambición de veloz enriquecimiento personal.
Sin embargo no será fácil lograr esa meta, pues la designación de los cuatro nuevos consejeros es tarea de la Cámara de Diputados. Y en ésta es mayoría Morena, por lo que cabe esperar que Córdova no se salga con la suya.
También juega en contra de los propósitos de Córdova la clara y nunca negada animadversión de López Obrador por los políticos corruptos. El Presidente sabe, y lo ha dicho, que el saneamiento del país pasa por el saneamiento de las instituciones, lo que implica funcionarios honestos.
Cerrado el camino de su permanencia dominante en el INE, al muy desprestigiado Córdova Vianello sólo le queda la vía de la renuncia. Aferrarse al cargo, a las canonjías y a los jugosos negocios sucios al amparo del INE no es viable con López Obrador en Palacio Nacional.
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