Recomiendo:
0

Reseña del libro "El mundo de hoy" de Ryszard Kapuscinski.

Corresponsal de los desheredados

Fuentes: Rebelión

  El mundo de hoy (Anagrama) es un libro a destacar de la prolífica obra de Ryszard Kapuscinski. El volumen se compone de la recopilación de textos del autor, periodista y escritor, editados por su traductora, Agata Orzeszek. Esta estructurado en tres partes: una niñez y juventud que solo han conocido la guerra, seguido de […]

 

El mundo de hoy (Anagrama) es un libro a destacar de la prolífica obra de Ryszard Kapuscinski. El volumen se compone de la recopilación de textos del autor, periodista y escritor, editados por su traductora, Agata Orzeszek. Esta estructurado en tres partes: una niñez y juventud que solo han conocido la guerra, seguido de su mundo literario y periodístico para acabar con sus reflexiones acerca del mundo contemporáneo.

Libro imprescindible para colocar en esa estantería de libros que siempre estamos consultando. La sencillez con la que el autor nos informa de la actualidad y los hechos que la han construido (centrado en el siglo XX) es esplendorosa y conmovedora, coherentemente natural.

En la primera parte conocemos el pasado del autor. Su infancia transcurre en Polonia huyendo continuamente de la guerra y las bombas en plena Segunda Guerra Mundial, 1942. Después de sus estudios de secundaria empezó a trabajar en un diario polaco estandarte de la juventud. Comienza aquí su carrera de reportero enviado a lugares exóticos, países calificados de Tercer Mundo, donde el autor se va encontrando cada vez más en su elemento.

Para compensar la falta de medios y de espacio de una Agencia de Prensa en el que explicar todo lo que envolvía su vida y actividades en continentes como África, Asia o América Latina empezó a escribir libros y es a partir de 1975 que sus libros empezaron a tener una buena acogida por parte de los lectores.

El autor remarca especialmente la arriesgada vida de un reportero de guerra, y proporciona datos de los periodistas muertos en los años noventa en el ejercicio de su profesión. Advierte Kapucinski de la dureza de esta vida y la fuerza no sólo física sino también psíquica que hace falta para este tipo de periodismo.

En la segunda parte (dedicada al periodismo y la literatura) el autor nos revela la importancia de las lenguas para el oficio de periodista y especialmente de reportero por la interrelación con otras culturas. Nos da sus razones vocaciones para hacerse escritor.

Hace distinción entre dos tipos de reportajes: el circunstancial, ( información del día), y el reflexivo. Los viajes constantes de un reportero exigen mucha preparación teórica y documentación. La suya es una profesión gregaria que necesita de la gente, sin la gente no tiene razón de ser, consiguiendo el mayor número de opiniones y hacer de ello una selección, de lo contrario la información se convierte en pura propaganda.

Lo que no puede expresar a través de su profesión de periodista lo hace por plasma en la literatura. Su prosa es un collage de géneros, ya sea reportaje, ensayo o poesía. Le da extraordinaria importancia a éésta última por el magnifico ejercicio de la palabra que supone, por el juego con el lenguaje.

A sus obras los llama «textos», término que en su opinión, define de la manera más general la labor de escribir. .

Utiliza el aspecto «minimal» para su prosa «decir lo máximo con el mínimo de palabras»» pero concediéndole mucho importancia a la lengua. Rinde homenaje ya al final de esta parte al traductor, sin el cual la labor del escritor no existiría en el mundo, afirmando que la mitad de la obra es labor del traductor.

La tercera parte, «el mundo de hoy», es una profunda reflexión en torno al mundo contemporáneo. Opiniones que van desde el conocimiento antropológico hasta el político, pasando por la historia y la filosofía. Kapuscinski presenta el mundo como el gran desconocido en el que el paisaje político no para de cambiar por lo que escribir sobre los acontecimientos contemporáneos resulta poco duradero, sólido, firme y seguro.

Puntualiza que el gran fenómeno del mundo contemporáneo es la crisis de Estado y que las estructuras federalistas son cada vez más populares. Hay dos categorías de estados en crisis: aquellos países en los que el estado ha desaparecido por completo, Somalia, Sierra Leona, Afganistán y el Irak de hoy y aquellos en los que el estado se extiende sólo sobre una regióón o una ciudad ( países desgarrados por largas guerras civiles).

Habla de la pobreza como de una subcultura de la que es muy difícil salir, ya que no sólo es pobreza económica, lo es también social y psicológica que arrastra consigo mucha frustración que a su vez busca su tubo de escape en la agresión.

Realiza una comparación entre la Primera Guerra Mundial en la que por cada siete soldados abatidos moría un civil, y las «guerras» de hoy, en que por cada soldado abatido mueren siete u ocho civiles (mujeres y niños).

Ya en las postrimerías del siglo XX aparece un nueva «clase social»; los refugiados, consecuencia de las nuevas guerras. El 11 de septiembre llevó a reflexionar sobre el estado del mundo, nos enfrentó a un tremendo choque cultural y no tenemos más remedio que analizar los males que nos aquejan. El tradicional miedo a la guerra ha sido sustituido por el miedo ante la falta de seguridad.

El mundo contemporáneo, debido al crecimiento demográfico, implica contactos interculturales. Dando nacimiento a la globalización, aunque afirma, ésta no es global porque abarca casi exclusivamente el Norte, donde se concentra el ochenta y un por ciento de toda la inversión extranjera.

Entrando en el tema del choque de civilizaciones opina que Estados Unidos no tiene máás que dos civilizaciones contrincantes: la china y el islam. Son las únicas que no se someten a los dictados de la cultura norteamericana.

Dentro de esta tercera parte la traductora ha seleccionado textos ensayo en forma de capitulo dedicados a África, América Latina, Europa, Polonia…que descubren el interés y admiración del autor por las regiones en vías de desarrollo.

*África: Caótico devenir por el estado en que la dejó Occidente, después de la esclavitud, colonialismo y poscolonialismo. Como mercado ha dejado de interesar a Europa, ya que los productos europeos son demasiado caros para un africano, que prefiere comprar mercancías chinas o tailandesas!!. Sin embargo el armamento se ha convertido en una mercancía de fácil acceso. Se reclutan soldados entre adolescentes desocupados para los eternos conflictos que forman parte de la historia de este continente. Lo único que puede dinamizar África es el dinero, que no hay y termina afirmando que estamos ante cientos de situaciones diferentes; no existe una imagen uniforme de este vasto territorio.

*América Latina: Un tercio de la sociedad vive en la miseria, especialmente en Bolivia, Perú, Colombia, Chile y México. Los principales problemas de Latinoamérica se deben a la gran debilidad del Estado, marcado por su represor pasado militar y la desigualdad social y étnica. Compara la religión de los indios frente a la católica. Homenajea a Diego de Rivera como revolucionario con sus murales y frescos. Pero es optimista con la Améérica india porque está despertando de su largo sueño.

*Europa: Está en constante cambio, ya desde 1989 con la caída del muro del Berlín, aunque para el autor su demolición no ha eliminado las diferencias entre el Este y el Oeste. Indaga en los movimientos migratorios hacia Europa considerándolos necesarios e imparables.

*Polonia: Es un país diferente desde 1980 en que los obreros empezaron a hacerse oír. Revolución polaca que ha llevado poco a poco a la democracia, experiencia vivida por el autor desde dentro. Es consciente del atraso de Polonia que se remonta a más de una o dos generaciones. Existe mucha desconfianza en el pueblo sobre todo por la naturaleza campesina de la sociedad y por el peligro que en el pasado constituían sus vecinos fronterizos.

*Rusia: Sociedad sin forma, un espacio caótico y deslavazado. El comunismo dejó huellas imborrables en la formación de la gente, en su manera de percibir el mundo y juzgar la realidad. La guerra de Chechenia la ve el autor como un conflicto difícil de resolver. Compara las dos realidades rusas: junto a la mística, filosófica, espiritual y enaltecida se levanta un mundo de vileza, zafiedad y suciedad.

*Sostiene que hay varias Asias: La península Índica, la Central, la de China y la del Sudeste. Asia se está convirtiendo en el centro de gravedad del mundo del siglo XXI. En cuanto al Islam, afirma, es una religióón de pobres, de pueblos de color. En su origen el islam es una religión de lucha, sacudida por batallas y desacuerdos internos. Se divide entre el islam «del río» , abierto y democráático y el «del desierto», implacable, combativo y primitivo. No sólo es fe, es ley. La ley islámica define minuciosamente las reglas de comportamiento del musulmán. Estado y religión son una misma cosa.

Termina el autor con un simulacro de Juicio al siglo XX con el cual ahonda en la injusticia, reparto de riquezas, aunque no deja de abogar por algún logro conseguido en este siglo pasado, como el descubrimiento de medicamentos, la revolución de las comunicaciones, el progreso técnico y económico aunque solo sea de una parte de la humanidad.

Y el último texto del libro es un epílogo dedicado al atentado del 11-M de Madrid, reafirmando que la guerra moderna se ceba con la población civil.

 

La obra es en si la labor de dos autores, por un lado labor de edición y selección de la traductora sobre los textos de R.Kapuscinski, un collage bien estructurado, entresacado de sus libros, ensayos, entrevistas y conferencias que abarcan varias décadas. Por el otro el trabajo literario y periodístico del corresponsal de prensa polaco galardonado con el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2003. Ahondamos en el conocimiento de su trabajo literario y periodístico y de una visión del mundo contemporáneo diferente del que, en muchos casos, nos muestran los mass-media pagados de si mismos.

Es interesante e ilustrativo que al final de cada fragmento o texto aparezca el libro, ensayo, entrevista o conferencia al que pertenece. Es la mejor manera de catar la enormidad de su obra.

Sus textos muestran una sinceridad a la que tal vez estemos poco acostumbrados y hay pasajes que resultan duros por mostrarnos una realidad que conocemos pero en la que nos sumergimos poco. Ryszard Kapuscinski demuestra una total coherencia a lo largo de todos sus textos, coherencia en su ideas y defensa siempre del oprimido, el pobre, el de color… Si bien no hace un ataque a la sociedad occidental y rica, simplemente nos expone su experiencia vital con respecto a las culturas máás pobres.

Zuriñe Vázquez, www.zuria.blogspot.com