A fines de enero y en una escena de horror, aconteció otra masacre de migrantes en Camargo Tamaulipas. Los y las migrantes, al parecer todos de origen guatemalteco, se dirigían con un grupo de coyotes (traficantes de personas), a la frontera norte de México para ingresar a Estados Unidos (EU).
En dicho trayecto fueron asesinados por poco más de una decena de policías estatales (muy probablemente coludidos con grupos del crimen organizado y en el posible contexto de pugnas y tensiones entre grupos criminales en conflicto). Por la violencia y la saña de lo acontecido, estos hechos recuerdan sus antecedentes, a las masacres de san Fernando (también Tamaulipas en 2010 y 2011) y Caderayta (en Nuevo León en 2012). Al igual que las previas, la masacre de Camargo tiene diversas causas, y no sólo remiten al accionar de grupos criminales. Para entender estos hechos hay que tener en cuenta, por lo menos, tres procesos relacionados, y que exponen las condiciones de violencia y precariedad de las poblaciones en movilidades transfronterizas.
(1) Por un lado, las causas que fuerzan a los migrantes a huir de sus localidades de origen. Los migrantes son personas sobre todo del triangulo norte de Centroamérica, y en este caso guatemaltecos, que se dirigen principalmente a EU, en busca de un mejor presente y futuro. Estos contextos de expulsión están relacionados a procesos históricos y estructurales de generalizadas carencias y muy precarias condiciones de existencia (el incremento de la pobreza, la falta de oportunidades laborales, los salarios insuficientes y raquíticos, sumadas en ciertas regiones a la violencia de las pandillas, el crimen organizado y también de corte intrafamiliar). Dichos contextos han sido producidos, tanto por la implantación forzada por parte de EU de las políticas neoliberales sobre Centroamérica (que han acrecentado la desigualdad y la miseria), como por la endémica e histórica corrupción e incapacidad de los gobiernos de los países de la región de satisfacer las necesidades de sus poblaciones y los impactos socio ambientales de ciertos fenómenos naturales (como huracanes).
(2) Por otra parte, y muy vinculada a la presión geopolítica estadounidense en Centroamérica y México, desde hace lustros se ha venido acrecentando cada vez más los procesos de criminalización de las migraciones irregularizadas por los países de tránsito. Parte de la violencia y agresiones hacia los migrantes se producen en el momento actual justo por el contexto de políticas migratorias nacionales y regionales que, no sólo no velan por los derechos y la seguridad humana de los migrantes, sino que, además, generan marcos jurídicos para “verlos” y “tratarlos” como “delincuentes”, y no como lo que realmente son: migrantes forzados y en alta precariedad. En este escenario, la impunidad y la falta del ejercicio de facto de la ley en los países de tránsito (con relación al respecto irrestricto de la integridad física y la dignidad de cualquier persona/individuo sin importar su nacionalidad y ciudadanía), son las razones para que, desde hace más de una década, se generen, normalicen, invisibilicen y no se castiguen las agresiones y delitos contra las personas migrantes.
(3) Finalmente, porque, desde hace años, diversas organizaciones criminales (pandillas, grupos delictivos, carteles del narcotráfico de carácter local, nacional y regional) han visto en los migrantes (y sus precarias movilidades y vidas) una fuente constante e importante de obtención de recursos económicos de muy fácil acceso (mediante diversas estrategias y acciones, desde el robo y la extorsión, hasta el secuestro, el tráfico de personas, el trabajo forzado, la trata de personas, entre otras). El accionar de estos grupos delincuenciales sobre los migrantes es propiciado, tanto por entornos de impunidad y por la colusión de ciertas fuerzas de seguridad e individuos de instituciones gubernamentales (que, de facto, funcionan como integrantes de dichas organizaciones), como por la alta vulnerabilidad y parcial indefensión en que se encuentran las poblaciones en movimiento.
Mientras no haya un cambio drástico de las condiciones de estos tres procesos descritos (erradicar las causas histórico-estructurales de la migración, países de tránsito que garanticen el respecto de los derechos de las personas en movimiento y la contención y castigo de las organizaciones delincuenciales), no habrá garantía de que a los migrantes le sean respectados a cabalidad su integridad física, su dignidad y su vida.
En memoria de Mádelyn Estefanie García Ramírez, Bramdon David García Ramírez, Rubelsy Elías Tomás Isidro, Santa Cristina García Pérez, Anderson Marco Antulio Pablo Mauricio, Iván Gudiel Pablo Tomás, Osmar Neftalí Miranda Baltazar, Paola Damaris Zacarías Gabriel y Dora Amelia López Rafael, migrantes asesinados en la masacre de Camargo, Tamaulipas, enero, 2021.
Guillermo Castillo, UNAM
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