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Cuando el fútbol sirve a los gobiernos

Fuentes: IPS

El gobierno de México y las autoridades de la capital aprovechan la oportunidad que representa la participación de la selección nacional en la Copa del Mundo de la FIFA, que comenzó el pasado viernes en Sudáfrica, para sacar los reflectores de la crisis económica y del violento combate al narcotráfico. Una muestra del maridaje entre […]

El gobierno de México y las autoridades de la capital aprovechan la oportunidad que representa la participación de la selección nacional en la Copa del Mundo de la FIFA, que comenzó el pasado viernes en Sudáfrica, para sacar los reflectores de la crisis económica y del violento combate al narcotráfico.

Una muestra del maridaje entre el balompié y la política es la asistencia del presidente de México, el conservador Felipe Calderón, al partido inaugural del torneo de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) en el que se enfrentarán el seleccionado de su país con la escuadra anfitriona. La cancillería ha difundido la visita como una gira de trabajo.

«El fútbol es un concentrador de masas, que le ayuda a la gente a desahogar sus frustraciones y la realidad de su día a día. Hoy tiene un tinte político, ya que al ser centro de concurrencia se aprovecha para insertar mensajes de campaña», dijo a IPS el analista Juan Ibarrola.

Para sondear el ánimo popular ante un eventual viaje a Sudáfrica de Calderón con motivo de la Copa, el gobierno organizó en mayo una encuesta que arrojó un resultado favorable de entre 59 y 63 por ciento de los entrevistados. Así se convertirá en el primer presidente mexicano en viajar a un Mundial para presenciar un partido del equipo nacional.

Calderón, invitado por su par de Sudáfrica, Jacob Zuma, a presenciar la ceremonia inaugural, se ha reunido al menos en cuatro ocasiones con los integrantes de la escuadra mexicana desde junio de 2009.

«Es ahora la moda lo del fútbol. El gobierno no es ajeno a lo que está pasando y aprovecha la situación para comunicar a la gente algún estado de ánimo o para no hacer ciertas cosas», declaró a IPS Erasmo Zarazúa, académico del Departamento de Relaciones Internacionales de la privada Universidad Iberoamericana.

El gobierno ha aprovechado la fiebre por el fútbol para anunciar ciertas decisiones.

Por ejemplo, el 10 de octubre, cuando el seleccionado local se enfrentó al de El Salvador en el marco del proceso clasificatorio a la justa de Sudáfrica, la administración de Calderón resolvió la liquidación de la empresa eléctrica estatal Luz y Fuerza del Centro, que originó un conflicto que todavía no se resuelve.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación analiza la constitucionalidad de esa decisión y un grupo de ex trabajadores permanece en huelga de hambre.

Según una encuesta de la consultora Mitofsky, divulgada el martes, la mitad de los mexicanos están interesados en distinta medida en la competición futbolística mundial.

El director técnico de la selección mexicana, el español Javier Aguirre, cuyo rostro acapara portadas de periódicos y revistas nacionales, no ha escapado a los designios del poder político.

«Sudáfrica apela mucho a eso, a su presidente, como en la película ‘Invictus’. Nosotros también estamos cubiertos en ese aspecto. Imagínate lo que es para los chavos (muchachos) compartir con la familia del presidente», dijo Aguirre el 7 de mayo tras enfrentar a Ecuador en un partido amistoso en el estado estadounidense de Nueva Jersey.

El filme «Invictus» (2009), dirigido por el estadounidense Clint Eastwood, gira en torno a la vida del ex presidente sudafricano Nelson Mandela (1994-1999) y su uso del campeonato mundial de rugby de 1995, ganado por su país, para unir a esa sociedad luego de que desapareciera el régimen segregacionista blanco conocido como apartheid.

El 30 de mayo, Aguirre apareció en un spot transmitido por las cadenas privadas Televisa y TV Azteca en el que llamó a transitar «del México del sí se puede al México del ya se pudo».

«Es 2010 y parece imposible ser el gran país seguro, justo y próspero que todos deseamos. Pero nuevamente es el momento de actuar», manifestó el entrenador en alusión a los 200 años que se cumplen de la independencia de España y los 100 años de la Revolución Mexicana.

Luego, Aguirre, quien también dirigió a su país en la Copa del Mundo escenificada en Japón y Corea del Sur en 2002, intervino en el programa Discutamos México que se transmitió el 8 de este mes en los canales estatales 11 y 22.

«Si yo les digo a los jugadores ‘mira, realmente el país está ávido de buenas noticias, la economía nos llega a cuentagotas, la violencia está terrible, la sociedad no camina, hagamos nuestro papel, ¡ganemos el Mundial!’ ¿Te puedes imaginar la presión?», comentó.

La Secretaría (ministerio) de Educación Pública permitirá que en todas las escuelas se puedan ver los partidos de México en la primera ronda, en la cual enfrentará también a Francia y Uruguay. Además, se espera que las empresas sean flexibles para que sus trabajadores también puedan ver esos juegos.

«Bien si gana, ya que impacta directamente en el ánimo de la gente, pero esto puede ser aprovechado por el poder político para llevar a cabo acciones de las que nadie se da cuenta por la fiebre de que México ganó un partido», apuntó Ibarrola.

También el gobierno izquierdista de la capital mexicana ve en el torneo una oportunidad para llevar agua para su molino. En el Zócalo, la principal plaza del país ubicada en el centro histórico citadino, se instalarán varias pantallas para transmitir los encuentros, en el marco del FIFA Fan Fest.

Esta actividad, organizada por primera vez durante el campeonato mundial jugado en Alemania en 2006, se realizará en otras cinco metrópolis del mundo y nueve localidades en Sudáfrica a lo largo de la competencia.

Mientras la televisión de última tecnología transmite los partidos del mundial, en un rincón del Zócalo se podrá ver a un grupo de miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas, que aglutina a ex trabajadores de Luz y Fuerza del Centro, en su protesta que incluye la huelga de hambre que mantienen contra la decisión gubernamental de finiquitar esa compañía estatal.