Hace unos días, el residente de Palacio Nacional declaró desde su púlpito mañanero que era inmoral traficar con el dolor; se refería en específico a la filtración por parte de las autoridades judiciales del estado de Nuevo León de información sobre el caso del feminicidio de Debanhi Escobar: el dictamen de la segunda necropsia que le fue aplicada había llegado, como todo lo demás, a los medios de (in)comunicación. «Es reprobable —dijo—… independientemente de lo legal… de lo jurídico… es inmoral lo que se hace de traficar con el dolor de la gente… y de sacar provecho noticioso… de asuntos que causan mucho dolor en las familias… amigos… en la sociedad».
La moral, decía el catedrático, pedagogo, dramaturgo y director teatral Fernando Martínez Monroy, fallecido la madrugada del 16 de diciembre de 2021, es el ideal de cómo debieran ser las cosas; ese ideal, como hemos visto a lo largo de la historia de eso que llamamos humanidad, ha permutado al gusto de quienes dictan sus leyes y postulados, los de la humanidad, porque no hay mejor botón de muestra de qué es la moral que el marco legal que rige a una sociedad, pues, nos dice de nuevo Martínez Monroy, desde la moral, la libertad es un derecho que no depende sólo de uno, sino también de la opresión que el otro ejerce; un otro que puede ser, por ejemplo, el Estado que rige y es regido por esas leyes.
Así, pues, al actual portador de la banda presidencial le resulta inmoral (y, dicho sea de paso, a nosotros también) que los medios de (des)información locales y nacionales saquen raja económica del Caso Debanhi; pero, no le parece inmoral la ganancia política que él pretende obtener capitalizando para sí su visita a las otroras tierras de rayados, pintos, alzapas y borrados. Lo ha dicho: «independientemente de lo legal, de lo juridico»; porque, si se atuviera a la moral del Estado cuyo poder Ejecutivo encabeza, probablemente ya hubiera ordenado a su fiscal General de la República, ése que ocupa su puesto para beneficio y goce de su revanchismo personalista, que atrajera el caso como lo establece el Artículo 5 del Capítulo Único de Disposiciones Preliminares del Título I: Disposiciones Generales de La Ley de la Fiscalía General de la República, que a la sazón dicta que la FGR «podrá ejercer la facultad de atracción de casos del fuero común en los supuestos previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, trados internacionales y leyes aplicables»; pero, no lo ha hecho.
Más aún, si se ciñera a su propia moral, «independientemente de lo legal, de lo jurídico», pensaría que algo había de sentido en el Artículo 50 sobre Comisiones Especiales de la otrora Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República cuando dictaba que el titular de la FGR podía «crear comisiones especiales, de carácter temporal, que gozarán de autonomía técnica y de gestión, para colaborar en las investigaciones de fenómenos y delitos que debido a su contexto, a juicio del fiscal, amerite su creación, incluyendo aquellos sobre feminicidios, violencia sexual, trata de personas, o que impliquen violaciones a derechos humanos, en especial de los pueblos y las comunidades indígenas, de las niñas, niños, adolescentes y personas migrantes». Sí, es verdad, eso de que «a juicio del fiscal, amerite su creación», da por lo menos urticaria; pero, la mención directa a casos «sobre feminicidios, violencia sexual», entre otros, vendría como anillo al dedo en materia moral.
Pero, no, dicha ley fue abrogada por decreto presidencial del 20 de mayo de 2021 por la ley mencionada dos párrafos antes y en la nueva redacción, que conserva eso de «a juicio de la persona titular de la Fiscalía General», se borraron de un plumazo los conceptos «feminicidio», «violencia sexual» y «trata de personas»; así como «violaciones a derechos humanos, en especial de los pueblos y las comunidades indígenas, de las niñas, niños, adolescentes y personas migrantes». La moral, dijera con cinismo el muy corrupto y muy priista cacique político potosino Gonzalo N. Santos, es un árbol que da moras, y, ¿quién mejor que un otrora joven priista contemporáneo a él, hoy flamante Presidente de la República, para demostrarlo?
El actual gerente del neoliberalismo en México (sí, él dice que no; pero, megaproyectos como el Plan Integral Morelos, el Corredor Interoceánico en el Istmo de Tehuentepec y el Proyecto -militar- Tren -no- Maya, además de sus alianzas con las empresarios e industriales que han saqueado y continuán saqueando al país, lo desdicen) ha dicho que en el caso de Debanhi no habrá impunidad. ¿Será verdad? Cecilia Patricia Flores Armenta, integrante del colectivo «Madres Buscadoras de Sonora», cree que no:
¿Necesita el presidente con mejor nivel de aceptación de los años recientes, capitalizar un caso frente al que ha sido omiso por poco más de un mes para golpear a algún adversario político? Y, por ejemplo, ¿el caso de Yolanda Martínez?, ¿ése no le trae tantos dividendos políticos? O, ¿qué tal sumarse a las búsqueda de las miles de mujeres desaparecidas (como lo estuvo la misma Debanhi entre el 9 y el 21 de abril y lo estuvieron Irlanda Marcela Ramírez Martínez, Ingrid Guadalupe Castillo Ríos, Brisa Anahí Porras Cerda, Jenifer Nicool Almaguer Vargas o Irma Hernández Cruz, localizadas sólo porque se buscó a Debanhi)? Si ya tiene al ejército haciendo tareas que no le corresponden vía la Guardía Nacional, ¿por qué no emplearla en buscar personas desaparecidas, en lugar de defender los intereses de empresas como Danone-Bonafont?
O, ¿qué tal, también es posible, recibir a las madres que buscan a sus familiares en distintos rincones de esta fosa nacional que tenemos como país, así como se reúne con los operadores económicos de quienes tienen intereses ídem en el Proyecto Tren Militar (que no maya)? O, ¿qué tal desempolvar a las dependencias que haya que desempolvar para diseñar y llevar a cabo una estrategia nacional gobierno-ciudadanía para buscar tod+s junt+s a quienes nos hacen falta; incluyendo los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desde luego (no sólo con ellos, pero, tampoco sin ellos)? ¿No cree el señor presidente que este país debería parar y sumarnos tod+s en una cruzada nacional hasta encontrarles?
Parar como si viviéramos una pandemia, porque esto es por lo menos una epidemia que según cifras oficiales rebasa ya las 100 mil personas; pero, si siguiéramos les estimaciones de colectivos de madres buscadoras en todo el país, el número sería hasta tres veces mayor. Parar como si se tratará de vacunarn+s a tod+s contra la indolencia. Parar como si fueran las misiones culturales vasconcelistas, pero más hermosas aún: las misiones populares y ciudadanas de búsqueda y rescate. Claro, habría de rediseñarse a dónde se destinaría el gasto público y corriente; pero, estamos en estado de emergencia, ¿no lo vale?
¿Qué le parecería al señor presidente, cuya moral no le impide sentarse con la iniciativa privada que sigue trazando la ruta para que el capital nacional y extranjero continuen el saqueo neoliberal del territorio nacional, sentarse también con ese mismo sector para que se involucre en un cruzada nacional de búsqueda y rescate? Y, que aquellos integrantes del sector privado que no se sumen a la cruzada no reciban concesiones de ningún tipo, y que aquellos funcionarios del sector público que se rehusen a sumarse a ella sean deshabilitados a seguir ocupando cargos públicos en por lo menos los mismos números de años que lleva esta tragedia nacional existiendo sin que ellos (como su fiscal General de la República) hicieran nada.
¿Qué le parecería, nomás por mencionar algo, cerrar filas con los medios de comunicación y sus trabajadoras y trabajadores, incluyendo por supuesto a las y los periodistas (en lugar de seguir la narrativa oficial de descalificación y desprecio), para que este país se colme de las maravillosas historias de vida de quienes nos faltan y no olvidemos que buscamos a madres, padres, hijes, hermanes, familiares, amigues, vecines y, no cuerpos que se traduzcan en cifras? ¿Qué tal que si, por mencionar otro algo, en lugar de su megalómano Proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, y de las muchas becas a l+s creador+s artístic+s que de siempre han mamado de los dineros públicos, reconduce el programa de Cultura Comunitaria para que l+s agentes socioculturales del país nos involucremos también en esa cruzada nacional, a veces aportando nuestro trabajo artístico como abrazo, como apapacho, como remanso, a veces usando también picos y palas?
¿Qué tal, si de dejar de ser omiso se trata, se sienta con quien se tenga que sentar para ponerle fin a la estrategia contrainsurgente contra los pueblos y las comunidades bases de apoyo zapatistas, y los recursos federales que alimentan y arman a los grupos paramilitares de los partidos políticos con los que tiene alianzas locales y nacionales los invierte, por ejemplo, en una cruzada nacional de búsqueda y rescate de quienes nos faltan hasta encontrarles? ¿Qué tal convocar a otros pueblos de América, nuestra Abya Yala, a sumarse no ya para asistir a una cumbre que siempre ha estado marcada por los intereses del capital, sino a la búsqueda y rescate de quienes nos faltan? ¿Se imagina el señor presidente?: como si acabáramos de sufrir un sismo de más de 8 grados en la escala de Richter (porque esto es peor, mucho peor): ser un país de topos… hasta encontrarles.
¿Qué le parecería, también, sentarse con las organizaciones y colectivas del amplio abanico de movimientos feministas, no ya para hablarles con el desprecio paternalista con el que les ha hablado, sino para hacer que esa cruzada nacional tenga perspectiva de género; es decir: sea amorosa, ponga los cuidados (propios y ajenos) al centro de todas las tareas y ponga en jaque los juegos de poder propios del patriarcado que constantemente estarían amenazando la continuidad de la cruzada misma? Y, diseñar, de la mano de esta cruzada, jornadas de reeducación en masculinidades (los medios de comunicación y los agentes socioculturales, incluyendo l+s creador+s artístic+s, podrían ser grandes reforzadores de esa reeducación), para que los hombres vayamos asumiendo la responsabilidad de lo que nos toca y dejemos de ejercer la violencia que ha provocado esta tragedia; para que nos convirtamos en los hombres que muchos queremos y podemos ser y dejar de ser los que el sistema-mundo patriarcal y capitalista dicta que seamos, pues, de lo contrario, la tragedia continuará y la cruzada y sus misiones estarán limitadas.
¿Qué opinaría el señor presidente? ¿Qué le dictaría su conciencia? ¿Qué le dirían sus principios? ¿Qué le sugeriría la religión que profesa? ¿Qué le susurraría su moral? Con una cruzada así, sí que pasaría a la historia como el gran estadista que quiere ser y, más aún, como el gran humanista que dice ser. ¿Quiere ponerse a la altura de Martin Luther King, Mahatma Gandhi, o Nelson Mandela?, esta cruzada puede ser la manera; menos que eso, sería sólo simulación… como la de esos políticos en partidos como el PAN, el PRI, el PRD o el MC que él llama sus adversarios pero de quienes ha nutrido su administración. ¿De qué lado de la historia quisiere ponerse el bombero del neoliberalismo en México: del de quienes invierten su capital político en emprender tareas extraordinarias o del de quienes tienen la simulación y el simulacro por oficio y sacan raja política para seguir alimentando un muy cuestionable capital ídem?
Por cierto, desde el pasado 25 de abril, autoridades tradicionales y comunitarias wixaritari de San Sebastián Teponahuaxtlán (Waut+a) y Tuxpan (Kuruxi Manuwe), de los municipios de Mezquitic y Bolaños, Jalisco, caminan más de 800 kilómetros a su encuentro para solicitar les sean restituidas más de 11 mil hectáreas de sus propias tierras invadidas por ganaderos de La Yesca, Nayarit. En su pronunciamiento, dicen: «La única forma de interrumpir nuestra caravana es que el presidente de la república nos encuentre en el camino, para entrevistarnos y generar una ruta visible de cómo nos va a restituir nuestras tierras invadidas de manera inmediata. Y en caso no nos encuentre llegaremos a palacio nacional para quedarnos, hasta que nos reciba y nos resuelva nuestra solicitud legítima de restitución de nuestras tierras invadidas». En ese período de tiempo, el señor presidente ha visitado Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba; se ha reunido con Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, y, de no ser porque el senador Christopher J. Dodd dio positivo a SARS-CoV-2, se habría reunido con una comisión de políticos estadunidenses por el tema de la Cumbre de las Américas… bueno, de hecho se reunirá, pero por videoconferencia; pero, no ha decidido ir al encuentro de las autoridades wixaritari; la moral, al parecer, no da pa’ tanto.
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