Tras publicar en 1998 el breve texto «El final de la imaginación» y el año 2002 «El álgebra de la justicia infinita», una recopilación de cinco ensayos, la escritora india Arundhati Roy nos ofrece este año otra obra, en esta ocasión con diez textos. Se trata de exhaustivos artículos publicados en diferentes medios de prensa […]
Tras publicar en 1998 el breve texto «El final de la imaginación» y el año 2002 «El álgebra de la justicia infinita», una recopilación de cinco ensayos, la escritora india Arundhati Roy nos ofrece este año otra obra, en esta ocasión con diez textos. Se trata de exhaustivos artículos publicados en diferentes medios de prensa de todo el mundo o conferencias impartidas en su apretada agenda como activista social.
Bajo el título «Retórica bélica», continúa analizando los dos pilares que inspiraron su primer ensayo: la situación de su país, India por un lado y la política guerrerista de Estados Unidos por otro.
Sobre lo primero encontramos tres artículos publicados en revistas indias. Si en «El álgebra de la justicia infinita» la escritora le explicó al mundo la absurda y criminal política de construcción de embalses en su país que estaba dejando en la miseria e indigencia a millones de indios, ahora desvela el trepidante camino de su pueblo hacia el fascismo guiado por enloquecidos políticos que explotan la xenofobia y el nacionalismo hasta el absurdo para enfrentarlo a los musulmanes o a Paquistán.
Sobre lo segundo, la política de Washington y el Imperio, es de destacar la conferencia que ofreció el 18 de septiembre de 2002 en Nuevo México bajo el título «Y llegó Septiembre», en la que, además de criticar el uso del término antiamericanismo por parte de los gobernantes de Estados Unidos para dirigirse a los críticos de Bush, le recordó a este país que hubo más 11-S trágicos en la historia de la humanidad, como el del golpe de estado de Pinochet en Chile en 1973 o el del año 1922, cuando Gran Bretaña inició el mandato internacional sobre Palestina que tanta tragedia provocó y sigue provocando en Oriente Medio.
Probablemente el texto más emotivo es el escrito como introducción a la obra de Noam Chomsky, «Las razones de Estado». Titulado «La soledad de Noam Chomsky», resulta conmovedora la admiración y entusiasmo que el norteamericano despierta en Arundhati Roy. Probablemente no existe en el bando contrario, el de los defensores a ultranza del capitalismo y el belicismo, un caso similar de admiración entre autores que, en términos de mercado, serían solo competidores en la búsqueda de audiencia y lectores.
Pero Arundhati, antes que escritora se considera militante y activista. Por ello, no olvida incluir su discurso en el Foro Social Mundial de Porto Alegre en el año 2003. Titulado «Enfrentarse al Imperio» , nos dirá que «nuestra estrategia debería consistir no sólo en enfrentarnos al Imperio, sino también en asediarlo. Privarlo de oxígeno. Avergonzarlo. Burlarnos de él. Con nuestro arte, nuestra música, nuestra literatura, nuestra obstinada porfía, nuestra alegría, nuestra mente, nuestras inflexible oposición y, sobre todo, nuestra capacidad para contar nuestras propias historias. Unas historias que son diferentes de las que tratan de hacernos creer para lavarnos el cerebro». En la misma línea publicaría en abril de 2003 en el diario británico The Guardian «Guía del imperio para gentes sencillas», un nuevo alegato para seguir luchando por otro mundo guiado por la paz de los pueblos y no por el armamento de Bush. Espoleará las falsas democracias representativas en cuyo nombre tanto se está engañando a los ciudadanos del mundo en el texto de la conferencia que impartió en una iglesia del barrio neoyorquino de Harlem en mayor de 2003 bajo el título de «¡Pruebe la democracia imperial instantánea! (Llévese dos botes y pague sólo uno)». Y denunciará cómo el sistema de poder ha logrado cooptar a históricos mitos de la movilización ciudadana, vivos o muertos, como Gandhi, Luther King o Nelson Mandela en su texto «Cuando los santos ya no inician marchas de protesta: los extraños destinos de Martín, Monadas y Mandela».
En realidad muchos ya conocíamos la mayoría de estos trabajos, publicados en varios medios y difundidos ampliamente en internet, pero poderlos leerlos ahora juntos y poder contar con ellos en nuestra biblioteca, releerlos, prestarlos, subrayarlos y tomar datos y argumentos para nuestra causa común, es una satisfacción que desde estas líneas sería bueno poder contagiar al mayor número posible de personas.
Sin duda, junto con Noam Chomsky, nuestra escritora india es una de las mejores ensayistas actuales, si quienes la admiraron en su novela «El Dios de las pequeñas cosas» echan de menos su narrativa, somos muchos los que le pedimos que no deje de escribir textos como estos, de los que aportan datos con rigor, esgrimen argumentos con lucidez y desvelan razonamientos con belleza.
Retórica bélica. Arundhati Roy. Anagrama. Barcelona 2005
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