Teddy Bautista: […] Pasó lo mismo con el canon sobre las cintas vírgenes. A los tres meses todo el mundo se había olvidado del asunto. Periodista: Pero no existía Internet… Teddy Bautista: Ésa es la única diferencia. Antes no había asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está construyendo la nueva […]
Teddy Bautista: […] Pasó lo mismo con el canon sobre las cintas vírgenes. A los tres meses todo el mundo se había olvidado del asunto. Periodista: Pero no existía Internet… Teddy Bautista: Ésa es la única diferencia. Antes no había asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está construyendo la nueva democracia digital […]
Entrevista a Teddy Bautista en El Ciberpaís
El jueves 2 se estrena a toda pompa y con mucho dinero público el MICA, Mercado de las Industrias Culturales Argentinas, un evento donde se convocaron a los más diversos «especialistas» para defender la creatividad, la innovación y la originalidad, o en otras palabras, nuestra identidad cultural.
Será por eso que en la programación del evento abundan como invitados referentes de los pueblos originarios para aconsejarnos sobre la importancia de la cosmovisión y la tradición cultural en la defensa del patrimonio colectivo y cómo protegerlo del saqueo imperialista… por ejemplo Shira Perlmuter, vicepresidente ejecutiva del IFPI (International Federation of the Phonographic Industry), que nos dará clases sobre La responsabilidad de los ISPs y su rol en la lucha contra la piratería
(¿Remember, Mr. Pinedo?), o el inefable Teddy Bautista, presidente de la SGAE hablando sobre Propiedad intelectual en Europa. Estado de la cuestión y perspectivas para América Latina
.
Neoliberalismo cultural
Ya sabemos que toda esa cosa del neoliberalismo quedó atrás, la exaltación del mercado, las recetas impuestas desde afuera y la preeminencia de lo privado sobre lo público, es historia pasada, se fue con el menemismo. Por algo el actual Secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, no tuvo problemas en mandarnos a vivir a Cuba a quienes sostenemos que el libre acceso a los bienes culturales es un derecho que está por encima del derecho del libre acceso al… mercado.
Nadie puede liberalizar por completo el conocimiento cuando hay derecho autoral, el derecho autoral es tan importante, vuelvo a decir, como el derecho a la propiedad material. La otra sociedad sería una sociedad socialista, donde los libros son gratis, por ejemplo en Cuba los libros valen muy barato, y bueno entonces, el estado lo que hace es, contrata a los escritores, les paga un sueldo y publica a muy bajo costo los libros.
Desde que hubo libros en abundancia, hubo libre acceso en las bibliotecas, y por mas copyrights y propiedad privada que tuviesen, a nadie se le ocurrió que el «anti-capitalismo» inherente a dichas instituciones de lo gratuito fuese tan subversivo a los mercados, como para limitar la posibilidad de su existencia al contexto de una economía socialista. Las bibliotecas digitales no hacen nada demasiado novedoso, simplemente dan acceso a los libros (sin necesidad de pedir permiso nadie, igual que las tradicionales). Quizá haya que ser Secretario de Cultura para comprender la sutileza analítica de su visión tan progresista sobre «el problema» de las bibliotecas digitales… como para estar de acuerdo tan rápido en que deben cerrarse.
Herencia, familia y propiedad
En la misma entrevista, realizada por Rebeldes Stereotipos de FM La Tribu, el funcionario afirmó, sin tapujo alguno, que los bienes culturales, aunque inmateriales, son como las casas
, y que existen derechos para los herederos, aunque no las usen
: propiedad privada, pura y dura, sin excepción, igual que un bien material (la realidad es que son muy diferentes, tanto que el 98% de las casas están sin habitar). Pero sigamos con su lógica de hierro: si un bien intelectual puede asimilarse tan fácilmente a un bien material, y ese bien material se puede producir industrialmente… dejémonos de reflexiones trasnochadas sobre el significado de la cultura y el arte, que el área de «cultura» está para otra cosa: a enlatarlo y ponerlo en el mercado!. O al menos asi quedó explicitado en la página de presentación del MICA:
Creemos que para que la cultura verdaderamente nos pertenezca y llegue al mundo debemos enlatarla nosotros y darle el soporte para que sean genuinamente industrias culturales.
Por suerte, para matizar un poco, hablando con La Nación, el progresista secretario de como-convertir-la-cultura-en-un-buen-producto-para-el-mercado, se incomoda un poco con la incidencia del mercantilismo de la OMC (Organización Mundial de Comercio) en el área cultural, y señala que los bienes culturales no pueden regularse por los parámetros de la OMC
. Aunque omite mencionar que los bienes culturales están regulados por la OMC gracias a que en 1995 se los incluyó mediante la firma del ADPIC, el «Tratado de Aspectos de la Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio»: para alejar a los bienes culturales del marco regulador de la OMC, lo último que habría que hacer es defender el marco legal de la propiedad intelectual como principio rector de las politicas culturales.
En algún momento les contamos todas las mentiras que dice la industria para tratar de sacar todo el rédito posible. El problema ya no es lo que dice la «industria cultural» (Adorno y Horkeimer se están revolcando en su tumba, por cierto), sino que los mismos funcionarios que se dicen «nacionales y populares» tengan tan poco de nacionales y populares y tanto de fundamentalistas de la propiedad privada, del mercado y de la mercantilización de la cultura.
Si alguien le hubiera dicho a Jorge Coscia en 2008, que si implementábamos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, muchos trabajadores iban a quedar en la calle por todos los medios que iba a tener que cerrar Grupo Clarín, (y que ¡dónde iban a ir a trabajar profesionalmente los miles de estudiantes de comunicación!), Coscia probablemente hubiera respondido algo así como que defender la libertad de expresión no significa defender a la industria de los medios, y mucho menos, los monopolios. Esa misma lógica que resistieron para poder sacar adelante la Ley de Medios, que fomentaba y visibilizaba otros actores ignorados desde el mainstream de los medios: ONGs, medios comunitarios, medios del estado, cooperativas, sindicatos… parece no aplicar en el campo más fértil de la historia humana, la cultura. Aquí no hay excepciones a los monopolios, ni para los profesores de filosofía brindando acceso a inhallables libros de autores muertos, nada por fuera de la industria y el mercado:
Todos los países tienen cultura, pero sólo los que desarrollan industria pueden defender su identidad cultural.
Jorge Coscia, Secretario de Cultura de la Nación.
Recetas importadas
Teddy Bautista llega como invitado estrella para hablar del canon digital, una idea que Coscia acaricia con cariño desde que recibiera en nuestro país a otra ilustre visitante, la ministra Ángeles González Sinde, y se reunieran ellos dos y Hernán Lombardi, el funcionario de cultura macrista. Emulando a sus análogos partidos políticos europeos, cuando se trata del lobby cultural, no hay colores políticos del lado del pueblo, lo más importante es cómo recaudar para las corporaciones.
¿Dónde quedó la resistencia y el repudio al neoliberalismo salvaje de think tanks norteamericanos o europeos que nos daban lecciones sobre cómo manejar nuestra economía, y todo lo demás? El canon llega al MICA cual receta recomendada por el FMI (receta que ya fracasó en europa, judicial y económicamente, por cierto). No sorprende en ese contexto el protagonismo de la IFPI, o de Teddy Bautista, todos representantes extranjeros de corporaciones poderosas, corruptas y, en algunos casos, imperialistas, para dar nada más y nada menos que conferencias magistrales sobre cómo debemos regular nuestra cultura y nuestra libertad de expresión.
La receta fracasada del canon europeo (Holanda ya lo eliminó) es la brillante solución asimilada por nuestro Secretario de Cultura, al oscuro y alarmante panorama (aunque las noticias económicas lo desmientan) de la tecnología facilitando el acceso a la produccíon cultural, por fuera del control de las industrias. Postura explicitada en la entrevista realizada por Rebeldes Stereotipos:
[…] la libre y fácil disponibilidad de modos de grabación, de copiado, pone en peligro no sólo el derecho autoral sino la industria misma […] es un tema grave, delicado, al que hay que encontrarle soluciones, soluciones legislativas. Los españoles le encontraron una solución que es la Ley de Copia Privada, que es un pequeño gravamen, ínfimo, pero cuyo volúmen es grande cuando se juntan todos esos centavos, que es ponerle un pequeño impuesto a todo lo que sirve para copiar
«Pequeño gravámen», «ínfimo», «centavos» dice Coscia… la realidad es que el canon español está lejos de ser ínfimo, ¿cómo se puede mentir de manera tan descarada?
http://www.derechoaleer.org/2011/05/de-la-alta-y-de-la-buena.html