«En colectivo es mejor que individual. No puedo explicarles científicamente por qué, y tienen todo el derecho de acusarme de esotérico, o algo igualmente horrible. Lo que hemos visto en nuestro limitado y arcaico horizonte es que el colectivo puede sacar a relucir lo mejor de cada individualidad. No es que el colectivo te haga […]
«En colectivo es mejor que individual. No puedo explicarles científicamente por qué, y tienen todo el derecho de acusarme de esotérico, o algo igualmente horrible. Lo que hemos visto en nuestro limitado y arcaico horizonte es que el colectivo puede sacar a relucir lo mejor de cada individualidad. No es que el colectivo te haga mejor y la individualidad te haga peor, no. Cada quien es quien es, un complejo manojo de virtudes y defectos (lo que sea que signifiquen unas y otros), pero en determinadas situaciones afloran las unas o los otros (…) les recomiendo que trabajen en colectivo. El asunto es que la tormenta viene. Lo que se ve ahora no es ni remotamente el punto más álgido. Lo peor está por venir. Las individualidades, por muy brillantes y capaces que se sientan, no podrán sobrevivir si no es con otros, otras, otroas». Palabras del subcomandante insurgente Galeano el 14 de abril en el seminario «Los muros del capital, las grietas de la izquierda».
Así, una vez más y ahora desde otra geografía, se señala la importancia de la construcción colectiva, demostrada hasta el cansancio por la historia y la memoria, por las grandes revoluciones; por los grandes cambios en beneficio de la humanidad. Una construcción que nos permite no solamente crecer como individuos sino también poder ejercer nuestra individualidad dentro del ámbito del respeto, la inclusión y la humildad. Lejos del avasallamiento y la imposición o de la anulación del otro por ser o pensar distinto, características del pensamiento capitalista.
En materia de arte por ejemplo, un sector caracterizado por el individualismo más atroz y donde el capitalismo ha encontrado uno de sus grandes reductos, la construcción de colectivos artísticos ha sido todo un reto, algunas veces con aciertos pero la mayoría han sido un fracaso convirtiéndose en lo que la investigadora del Cenidiap Cristina Hijar señala como el «individualismo grupal». Es decir, cada colectivo se convirtió en un ente individual que piensa y actúa como un individuo ególatra, dios todo poderoso, parido por Dios y poseedor de la «única verdad».
Entonces, ¿dónde quedó la construcción en beneficio de la colectividad? Si toda acción gira en torno de la búsqueda del beneficio individual del colectivo como ente individual y no como detonador de beneficios para todos, es decir, más allá de su propio ámbito o rango de acción.
Para romper con el individualismo y poder construir colectivamente, y aplica a todos los ámbitos de la vida cotidiana, deben conjugarse varios factores. Uno de ellos es romper completamente con ese pensamiento que nos restriegan todos los días por todos lados y por todos los medios: «primero tú, después tú y al último tú». La panacea del capitalismo que va a convertir la vida de los individuos en «un éxito». Lo que dice entre líneas, en pocas palabras, es una cordial invitación a pasarle por encima a quien sea, como sea y por los medios que sean.
Otro factor importante es dejar de creer que somos importantes para la sociedad porque poseemos bienes materiales que otros no tienen, como autos, casas, joyas eso solo nos convierte en instrumentos de consumo con mayor poder adquisitivo, nada más, no nos hace más respetables.
Y entre muchas otras cosas que hay que analizar, tendríamos que dejar de pensar como colonizados, como objetos del patrón o los «brazos» derechos o izquierdos del dueño de la «finca», como dicen los zapatistas, y comenzar a pensar que juntos trabajando en colectivo, no solamente vamos a cambiar nuestra conciencia y nuestra forma de vivir, sino que le vamos a poner un, ¡hasta aquí! a la corrupción, a la violencia, al abuso y a la traición. Y que justo, conseguir la unidad y la construcción colectiva es la suma de todos los miedos para el capitalismo y para quienes desde ahí viven a nuestras costillas. Pero, primordialmente, es construir en beneficio de todas y todos.
Publicada por primera vez en El Independiente de Hidalgo: http://www.
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