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¿De qué diálogo hablan gobierno, empresarios y medios si todo lo controlan e imponen?

Fuentes: Rebelión

      1. Recuerdo que en 1968, cientos de miles de estudiantes exigían en las calles (como una de sus principales demandas) un «Diálogo Público» y el presidente Díaz Ordaz ordenó: «aquí tienen su diálogo público» y envió a miles de policías y granaderos a golpear con sus macanas y las cachas de sus […]

 

 

 

1. Recuerdo que en 1968, cientos de miles de estudiantes exigían en las calles (como una de sus principales demandas) un «Diálogo Público» y el presidente Díaz Ordaz ordenó: «aquí tienen su diálogo público» y envió a miles de policías y granaderos a golpear con sus macanas y las cachas de sus armas a los estudiantes. Es más, parece que los policías demandaron a los estudiantes por haber dañado con sus cabezas el filo de sus macanas. La realidad es que la clase dominante no se cansa de pedir engañosamente «diálogo» mientras cierra todas las puertas a los trabajadores y a la oposición política. Se repite hasta la saciedad que en México, «donde el gobierno está abierto al diálogo», no caben ni se justifican protestas en las calles, plantones y «prácticas irrespetuosas». Y de tanto repetir calumnias y mentiras en los medios electrónicos de información (Radio y TV) hasta llegan a parecen ciertas. Gobierno y empresarios no quieren diálogo sólo buscan subordinación, obediencia, disciplina, represión, castigo.

 

2. El diálogo en los sistemas capitalistas (si éste es entre clases sociales diferentes) sólo se puede dar por la fuerza, es decir, cuando la clase oprimida ha obtenido poder y puede romper el monólogo de la clase social que la domina. Paz, Krauze, Calderón, Televisa y la mayoría de los «intelectuales» hablan de «diálogo» cuando en realidad han dominado la palabra y la audiencia durante siglos, sin ninguna interrupción. El hecho de ser Poder, estar cerca de él y decir lo que el poderoso quiere oír ha facilitado el monopolio del discurso, de «la razón y la verdad». Los poderosos «dialogan» (sin mayor preocupación social) de negocios, política, «cultura y buenas maneras» (sólo entre ellos) marginando a quienes nada tienen que ver con sus intereses. Ese no es diálogo es un monólogo. Sólo cuando las clases dominadas se rebelan, bloquean, gritan y exigen es cuando puede instalarse el diálogo. A esto calumnian como violencia, cuando en realidad es exigir un diálogo real.

 

3. Los indígenas del EZLN fueron siempre muy claros y muy dignos al decir: «nosotros hemos sido ‘los sin voz’ durante siglos, por eso nos hemos levantado en armas para que nuestra voz se escuche». Los políticos del PRI salinista, que en gran orgía festejaban el principio del año 1994, al oír la noticia, saltaron aterrorizados y hasta su borrachera desapareció. Los que no tenían voz (los indígenas) comenzaron a hablar y a exigir y todos aquellos que monopolizaban el poder y la palabra (gobierno, empresarios, medios de información, «intelectuales» orgánicos) pusieron «el grito al cielo» condenando al EZLN de violentos y transgresores. Esta experiencia nos enseñó, una vez más, que el llamado diálogo nunca ha existido. Lo que ha perdurado es el permanente «habloteo», los discursos de políticos, medios de información y de «intelectuales» a modo. ¿Qué han sido los Paz, Fuentes, Krauze, A.Camín, Castañeda y otros?

 

4. Cuando los compañeros profesores y luchadores sociales de Oaxaca y de la CNTE toman sedes sindicales, protestan en las calles, instalan campamentos o se plantan frente a la secretaría de Gobernación exigiendo diálogo con el gobierno, es porque durante varios meses o años (hasta por escrito) han pedido audiencias y todos los funcionarios (sintiéndose muy poderosos) se han negado a recibirlos y a escucharlos. ¿Qué hacen los medios de información y sus comentaristas? Sin el menor análisis y neutralidad se dedican a calumniar a los movimientos de los trabajadores repitiendo que son agitadores que se niegan a dialogar. Pero aún más, cuando los poderosos al fin «dialogan» lo hacen de manera autoritaria para que los trabajadores sientan temor y así imponer sus intereses. Por eso se debe fortalecer y radicalizar, cada vez más, el movimiento para obligar a la autoridad a venir a nuestro terreno y a resolver los problemas con la presión de los trabajadores.

 

5. ¿O, acaso, no toda nuestra vida ha estado bajo la presión de la policía, el ejército, las leyes de los ricos, los impuestos, los salarios de hambre y la amenaza del desempleo? (Recuerdo que hace 19 años (en abril de 1989) negociábamos salarios e independencia sindical unos 30 representantes de magisterio nacional en la SEP mientras nuestros compañeros profesores (auténticos luchadores sociales) rodeaban el edificio y de 12 de la noche hasta las cinco de la mañana no descansaron de lanzar consignas, porras, cantos de protesta que retumbaban en todo el edificio rodeado de cuatro calles, exigiendo al secretario de Educación (Bartlett) y a la nueva dirigente del SNTE (Gordillo) que resuelvan en beneficio del magisterio. Nos sentíamos realmente respaldados y con la fuerza necesaria para defender nuestra posición laboral y sindical)

¿Por qué no presionar en las calles si la clase dominante presiona con todo?

 

6. ¿Por qué se tiene la idea equivocada de que el gobierno, los empresarios, van a resolver los problemas de los trabajadores si representan intereses antagónicos? ¿Cómo pensar que los panistas y los priístas, que representan intereses de los más poderosos y al mismo tiempo gozan de los privilegios del poder, piensen alguna vez en los intereses de los trabajadores? Éstos tienen que convencerse que en las sociedades de clases el diálogo es producto de la fuerza. La clase gobernante decide siempre con quien si o con quien no dialoga y cuándo. Ellos tienen la fuerza del poder por eso hacen lo que les da la gana. Los trabajadores son más fuertes en número pero su conciencia está controlada (alienada) por la ideología de la iglesia, la familia, la escuela, la radio y la televisión. Los trabajadores, al perecer sin darse cuenta, casi siempre defienden las ideas de quienes los explotan porque desde niños han recibido la misma ideología.

 

7. Los violentos conductores de Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula, cansados de exigir el desalojo de los legisladores del PRD que tomaron las tribunas, acuden siempre a sus incondicionales «intelectuales» para que apoyen sus llamados. Así Krauze acudió presuroso para apoyar a López Dóriga. Krauze dijo entre otras cosas, en la parte final de su entrevista: Yo veo un caudillo que se apropia de un micrófono y lo siguen sus fanáticos, a pesar de tener actitudes radicales y fundamentalistas. Encadenar a la institución del Senado, como lo hacen sus hordas, es un acto de fuerza; así como amenazar tomar el aeropuerto y las instituciones. Pero en lo que más insistió el escritor, empleado de Televisa, es en un «llamado a los escritores que firmaron el manifiesto apoyando los métodos del FAP». Llama a un debate civilizado para evitar que surja una dictadura como en Chile, porque no puede tener la voz un solo hombre como López Obrador.

 

8. La realidad es que el gobierno de Calderón y los empresarios le ha encargado la tarea más gruesa y sucia a los empresarios de la radio y la televisión. Los conductores López Dóriga, José Cárdenas, Gómez Leyva, más que los políticos panistas y priístas, (sin ninguna cortapisa) se han dedicado a hacer llamados para desalojar violentamente a los legisladores del FAP y a las mujeres que han acordonado el senado. Para ellos el llamado diálogo, del que tanto hablan cínicamente, está rebasado y es ya el momento de imponer el orden y el «Estado de derecho». Es tan grande el poder de los medios que los conductores intimidan a sus entrevistados para que den ideas a fin de desalojar a los perredistas; al mismo tiempo le exigen al gobierno de la Ciudad de México, de filiación perredista, (mediante la amenaza de removerlo del cargo) que se encargue de reprimir y desalojar a sus propios compañeros. ¿Este es el Diálogo que piden?

 

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