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Del estado policíaco a la paz de los sepulcros

Fuentes:

1. A pesar de la larga dictadura de siete décadas de gobiernos del PRI y de más de seis años gobernados por el PAN, podría decirse que en México no ha habido gobiernos fascistas ni semejantes a las dictaduras militares que se han padecido en América Latina en Chile, Argentina, Paraguay o Guatemala. En el […]

1. A pesar de la larga dictadura de siete décadas de gobiernos del PRI y de más de seis años gobernados por el PAN, podría decirse que en México no ha habido gobiernos fascistas ni semejantes a las dictaduras militares que se han padecido en América Latina en Chile, Argentina, Paraguay o Guatemala. En el país, a pesar de que los gobiernos han estado al servicio de los empresarios, de los inversionistas extranjeros y estrechamente asociados al gobierno yanqui, sus métodos de dominación y control han descansado siempre en la mediatización de organizaciones, líderes y masas. Todos sus gobiernos, desde 1946 han sido civiles y los generales como Obregón, Calles y Cárdenas que gobernaron antes, lo hicieron como civiles. Así que, a pesar de haber reprimido sin piedad a obreros, campesinos y estudiantes, no ha sido la política dominante.

2. Con el gobierno usurpador actual de Felipe Calderón la política de Estado puede cambiar radicalmente. Desesperado porque después de 100 días de gobierno no hay nada positivo que lo ayude a ser reconocido para consolidarse, envió al Congreso dos iniciativas de ley que facultan a la Procuraduría General de la República (PGR) a realizar detenciones, allanamientos de morada, cateos, intervenciones telefónicas y hasta arraigos sin autorización previa de un juez; además el Ejecutivo considera el establecimiento de juicios sumarios que llevan automáticamente al auto de formal prisión y al dictado de sentencia. Si estas iniciativas fueran aprobadas en el Congreso entonces sí estaríamos entrando a un régimen que podría ser fascista, dictatorial, totalitario, de Estado policíaco o, de plano, para vivir la «paz de los sepulcros».

3. Lo importante es que con Calderón no hay sorpresa ni traición. Desde su campaña repitió mil y una veces que no le temblaría la mano, que tendría la mano firme y dura contra lo que él llamó la «delincuencia». Por eso al asumir el poder su primer paso fue acudir a la protección del ejército, subiéndole exageradamente su salario y ocupándolo en acciones militares que lo protegieran ante cualquier peligro. Quien diga que Calderón es tonto e ignorante no sabe lo que dice. Al contrario es un tipo hábil e inteligente que busca concentrar todas las fuerzas de la derecha para establecer un dominio totalitario. Aunque será la continuidad del gobierno de Fox, Zedillo y Salinas, su estilo personal de gobernar descansará en el ejército y la policía, en los poderosos órganos de represión, para imponer  «el orden y la paz» porfiriana que tanto ha defendido el panismo.

4. Durante el largo gobierno de Porfirio Díaz, alrededor de 35 años, los poderosos terratenientes, los empresarios y el clero impusieron sus intereses. Los indígenas y los campesinos, así como los obreros de la ciudad, además de trabajar diariamente 14 o 15 horas en condiciones de esclavitud y peonaje, sufrían el despojo de las tiendas de raya y el endeudamiento que pasaba de padres a hijos. La llamada «paz de los sepulcros» la impuso el Porfiriato siguiendo la divisa positivista de «paz, orden progreso». Y, así como en España se ha fortalecido el franquismo, ha reasumido el gobierno con Aznar y amenaza con recuperarlo definitivamente, en México los nietos y sucesores de aquella dictadura de don Porfirio de fines del XIX y principios del XX, han estando retomando el poder usando al PAN que nunca ha dejado de soñar en «los años dorados».

5. Algunos abogados han planteado que cualquier reforma a la Constitución para permitir la aplicación de esas medidas propuestas por Calderón, significaría que con el pretexto del combate al narcotráfico se fortalecerán las atribuciones del la PGR y, al mismo tiempo, se acabaría con el Estado de derecho y el respeto a la ley, pues con esas atribuciones no solo se violan las garantías fundamentales sino que estaríamos en peligro de ser acusados de cualquier delito, principalmente de motín, de amenazas contra la autoridad o de daño a la propiedad privada. Con estas medidas se retoman las recomendaciones del fascista Rudolf Giuliani y su famosa «tolerancia cero» que para triste historia del PRD comenzó a aplicar en la ciudad de México Marcelo Ebrard y hoy sigue imponiendo en Tepito distinguiéndose como buen seguidor de Calderón.

6. Por eso Calderón, ilusionado en que Bush lo nombrará su representante y defensor frente a Hugo Chávez y los países del Cono Sur agrupados alrededor del Mercosur, le pedirá al gobernante yanqui que ponga más para evitar el narcotráfico «ya que nosotros estamos poniendo al final de cuentas hasta la vida en el combate al crimen organizado». Dice Calderón que México realiza operativos con más de 20 mil soldados desplegados en varios estados, además que ha impulsado la extradición reciente a Estados Unidos de varios cabecillas de los principales cárteles. Precisamente por estar dedicado a servir a las exigencias yanquis del combate al narcotráfico Calderón no pudo cumplir con las promesas que hizo para sus primeros 100 días de gobierno. Sin embargo qué importa si se ha cumplido a carta cabal con los empresarios, el ejército y el gobierno de Bush.

7. Si a Calderón le importa un bledo el crecimiento del desempleo y la miseria de la población y, si por el contrario, busca reformar la Constitución para que se aprueben leyes que legitimen la imposición del un Estado policíaco, lo importante nuevamente es saber lo que hará la población para defenderse. Los luchadores sociales, de ninguna manera, deberán desgastar sus energías en condenas contra el gobierno porque lo realmente importante es saber cuál será la respuesta organizada de lucha contra esas medidas. Es realmente desgastante repetir que Calderón, así como con Fox, es un ignorante y un imbécil, o que es un enemigo del pueblo mexicano. Eso lo sabe todo el mundo. Lo importante es saber cómo se luchará contra esas medidas de su gobierno, con qué fuerzas se cuentan y cómo se movilizará a la población para derrotarlo.

8. Las preguntas serían: ¿Quedará la izquierda nuevamente paralizada ante la amenaza de la implantación de un Estado policíaco, semi militar o semi fascista? ¿Seguirán los dirigentes gozando de los privilegios que a muchos les otorga el gobierno para no realizar luchas conjuntas? ¿Se seguirá pensando en que la lucha debe ser jurídica, legal, institucional y en el Congreso? Fuera del rotundo triunfo del movimiento de masas de López Obrador contra su desafuero o el de los electricistas y la UNT contra las llamadas reformas electorales,  en los últimos meses han sido derrotados los mineros, la lucha contra el fraude electoral, así como la gloriosa batalla de más de seis meses de los oaxaqueños. Y aunque los mineros, los oaxaqueños y AMLO vuelvan a recuperarse, la clase gobernante ha instrumentado certeramente sus golpes para mantenerse en el poder.

9. Después de esos terribles golpes, además de la persecución, encarcelamiento y asesinatos de dirigentes de la APPO, del miserable aumento a los salarios mínimos en contraste, con las enormes alzas en los artículos de primera necesidad y que las tortillas, nada importante sucedió. Da la impresión de que el gobierno lo controla todo y camina hacia su consolidación. Hoy con la seria amenaza de aprobación de esas leyes fascistoides, sin protestas en las calles, cualquiera pensaría que el PAN, el PRI, el PRD y los demás partidos han llegado a un acuerdo secreto y están a punto de firmarlo. Y, ante el discurso de AMLO y sus giras atendiendo exclusivamente lo electoral, que se puede prolongar hasta 2012 sin calentar nada el ambiente, se puede pensar que por este lado las cosas están arregladas. ¿A dónde vamos con la partidocracia entreguista?

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