Con declaraciones candidaticidas del dirigente del PRI Alito Moreno Cárdenas y un anticipado anuncio de los resultados de las encuestas, telefónicas y en domicilio, aplicadas por el Frente Amplio por México, se forzó el retiro, también prematuro, de la última precandidata de la oposición no sólo al oficialismo morenista sino también a los designios de poderes no visibles —probablemente empresariales, además de las cúpulas partidarias— que han catapultado en los meses recientes la figura de la parapanista Xóchitl Gálvez.
El pronunciamiento de Moreno el lunes 28 de agosto anunciando que la senadora blanquiazul iba arriba en los sondeos, colocó a Paredes un muro tan difícil de franquear como los de la frontera de Texas. El resultado de esas encuestas debía darse a conocer después de realizada una votación, también convocada por el FAM, a realizarse el domingo 3 de septiembre en los 300 distritos de la República. Con ello se canceló la fase decisiva del proceso, en la que participarían más de dos millones de ciudadanos inscritos en los registros frentistas para sufragar por la precandidata de su preferencia en la consulta ciudadana. Si bien la primera respuesta de la ex gobernadora tlaxcalteca fue que el proceso no estaba concluido y que esperaría a conocer directamente los resultados de las encuestas —la segunda de las cuales se efectuaría del 28 al 30 de agosto—, el miércoles 30 se dio por derrotada y virtualmente cedió el paso a la hidalguense para ser la contendiente frentista a la ya cantada pero aún no oficializada postulación de Claudia Sheinbaum al 2024.
El consumatum est proclamado por Alito ha obedecido seguramente a acuerdos de cúpula entre los dirigentes del PAN, el PRD y el mismo PRI, y de las organizaciones civiles con más peso en la coalición opositora. Pero es una jugada muy turbia que más que fortalecerlos, podría debilitar su papel en la contienda electoral de 2024.
La aparición de Xóchitl Gálvez Ruiz no estaba prevista en los sondeos hace tres meses. No es dirigente de partido, y dice no ser siquiera militante, si bien ha estado, desde los inicios del siglo en el gobierno de Vicente Fox, estrechamente vinculada al PAN, el organismo político que la ha hecho comisionada para pueblos indígenas, diputada, jefa delegacional en la hoy alcaldía Miguel Hidalgo y en el actual sexenio senadora. Además, es una empresaria exitosa en la rama que conoce, de ingeniería en sistemas y temas similares. Así sea que algunos poderes que actúan por fuera de la escena pública la hayan escogido para lanzarla al estrellato de la candidatura presidencial, lo cierto es que su mayor visibilidad la obtuvo cuando intentó, con una sentencia judicial en la mano, presentarse el 12 de junio en la mañanera del presidente para solicitar el derecho de réplica por declaraciones del mandatario que la involucraban. El darle con la puerta en la nariz y no abrirle el acceso al cónclave matutino controlado por la presidencia y sus operadores de comunicación, fue lo que la convirtió en heroína y una mártir destacada del obradorato.
Poco creíble resulta la versión que algunos comentaristas han aventurado de que habría sido el propio gobernante tabasqueño el que la impulsó a la candidatura presidencial, donde tiene escasas posibilidades de imponerse a la candidatura morenista, para sacarla de la pugna por el gobierno de Ciudad de México, donde podría ser una verdadera amenaza a la hegemonía que desde 1997 han tenido ahí el PRD y Morena. Más parece que, a pesar de sus ulteriores declaraciones, en las que la anunció como la elegida por la oligarquía conservadora como abanderada de la oposición, no previó el presidente y líder partidario el alcance de la potencia que alcanzaría la hidalguense.
Xóchitl ha ido avanzando entre los propios panistas, que, por su origen plebeyo y sus modos desenfadados y campechanos no le veían inicialmente como una de los suyos, hasta afirmarse como la carta que puede darles popularidad y disputar los sufragios de los amplios sectores empobrecidos del país, considerados como una clientela natural del lopezobradorismo. Dos son las vías por las que el desenlace se ha dado: las siempre manipulables y desconfiables encuestas, usadas por los dos polos políticos del país para revestir de democracia y legitimidad las decisiones tomadas o negociadas por elementos decisivos de las elites políticas, y una cadena de planchazos para eliminar a otros aspirantes que abrigaban alguna esperanza de figurar por el FAM en las boletas presidenciales del año entrante. Un primer filtro fue el requisito establecido de obtener al menos 150 mil firmas de ciudadanos que avalaran su precandidatura, etapa en la que fueron excluidos los dos aspirantes perredistas, Miguel Ángel Mancera y Silvano Aureoles. Si bien el cabecilla de lo que queda del PRD, Jesús Zambrano, y los mismos precandidatos amarillos patalearon, muy pronto se plegaron a apoyar a la senadora hidalguense con licencia. También fue descabezado el ex gobernador tamaulipeco, virtualmente prófugo de la justicia, Francisco Javier Cabeza de Vaca, así como un manojo de figuras secundarias que se habían apuntado hasta sumar una docena. Quedaron en la liza sólo cuatro aspirantes: los priistas Beatriz paredes y Enrique de la Madrid y los panistas Santiago Creel y Gálvez.
No mucho después, empezaron los planchazos. El 15 de agosto, con base en el primer sondeo, se descartó al hijo del ex presidente priista y se anunció que sólo tres aspirantes se ubicaban en la siguiente fase de selección. Y el día 21, por un segundo planchazo de encuestas no conocidas públicamente aún, el siempre aspirante blanquiazul Santiago Creel se vio orillado también a declinar en favor de Gálvez Ruiz y su emergente aplanadora.
Ahora, ha sido el propio dirigente priista el que oficia de verdugo de su copartidaria al adelantarse a anunciar, aun antes de la segunda encuesta, la ventaja amplia de la postulante panista.
¿Cuáles serán los efectos políticos de este accidentado y nebuloso proceso de los frentistas? En seguida, ha dado lugar a las burlas del dirigente real morenista, Andrés Manuel López Obrador, quien hace semanas había anunciado que Gálvez sería la candidata de la coalición opositora, designada por los oligarcas que la controlan; una promesa cumplida y un punto a favor del también mandatario de la nación. Pero peor aún, se ha cancelado la participación de esos más de dos millones de militantes y simpatizantes del PRI, el PAN y el PRD que esperaban expresar su opinión en la consulta del 3 de septiembre. No es imprevisible que muchos de ellos, seguidores de Paredes misma o de Santiago Creel, decepcionados por los albazos y planchazos, se marginen de participar en la elección constitucional de junio del próximo año, favoreciendo así a la postulada por el partido oficial.
La traición de Alito viene a ser la cereza del pastel a su cuestionada dirigencia, que ya ha tenido costos para el priismo, aun más allá de la pérdida de casi todas sus posiciones en los gobiernos estatales —incluido el Estado de México y a excepción de Durango y Coahuila— en la escisión de los senadores Miguel Ángel Osorio, Claudia Ruiz Massieu y Eruviel Ávila. El otrora partidazo o partido aplanadora pasa a ser un apéndice complementario al PAN, el cual llevará las riendas en el proceso electoral de junio próximo, aunque es seguro que habrá beneficios personales para el pedestre ex gobernador de Campeche.
En su novela Los relámpagos de agosto, el añorado escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia hacía una paráfrasis humorística de los acontecimientos de 1928 en México, cuando la muerte repentina del presidente electo alteró sustancialmente un escenario de transición política que se daba por sentado, arruinando glorias y carreras políticas de muchos de quienes ya se veían como ampliamente favorecidos en el siguiente periodo gubernamental. Nos recordaba, así, el determinante papel de lo imprevisible en la política como lucha por la conquista o retención del poder. Los planchazos de agosto de 2023 muestran, además de ello, la vigencia irrecusable de los usos, mañas y costumbres de la política mexicana, coagulados en codazos, trompadas y zancadillas entre sus protagonistas. ¿Fortalecerán estos métodos o debilitarán la inminente postulación de la caricaturesca pero agraciada Gálvez Ruiz? Sólo los sucesos por venir en los próximos meses nos lo irán revelando.
Eduardo Nava Hernández. Politólogo – UMSNH.
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