Permítome tomar prestado la consigna de un contingente de estudiantes de la facultad de economía (UNAM) que escolta fielmente la movilización magisterial, a modo de título para el presente artículo. Tal divisa («del salón de clases a la lucha de clases») encierra una añoranza abrazada colectivamente, a saber, la conversión de educadores-educandos en individuos «políticos», […]
Permítome tomar prestado la consigna de un contingente de estudiantes de la facultad de economía (UNAM) que escolta fielmente la movilización magisterial, a modo de título para el presente artículo. Tal divisa («del salón de clases a la lucha de clases») encierra una añoranza abrazada colectivamente, a saber, la conversión de educadores-educandos en individuos «políticos», en especial en los períodos nacionales de tensión y alta conflictividad social. Felizmente, en México florece una conciencia política hasta ahora desconocida. Tan sólo es preciso capitalizarla, traducirla en cambios perdurables. Nuestra generación, conocida como la «generación perdida», ha dado muestras de respuesta e iniciativa cooperacionista, que ponen en entredicho un mito tercamente promovido: aquel que refiere a una hipotética discordancia entre movimientos obreros-movimientos estudiantiles. El último ciclo de lucha se distingue por la amalgama de estos dos frentes movimentistas: la transversalidad es un patrón de la movilización. Ante el agotamiento de las antiguas estrategias de lucha (autorreferencialismo), se yergue un inexplorado contrapoder caleidoscópico, que liquida los caducos antagonismos, falsas divisiones, y desencuentros fabricados, entre los distintos grupos sociales. No se trata de caer en cálculos optimistas e inocentes. Tan sólo se quiere señalar un factor que deben cultivar los maestros en el actual ciclo de protesta, e invitar a los estudiantes a radicalizar su participación en la lucha magisterial. Porque la reforma educativa no contraviene sólo los derechos de los trabajadores de la educación: es una iniciativa que transgrede todo el entramado de derechos laborales-educacionales históricamente alcanzados, y por consiguiente, todo el piso de derechos sociales que por decreto han abolido las élites nacionales, en contubernio con los cónclaves financieristas multilaterales. No es fortuita la compaginación de agendas de Mexicanos Primero (organismo que aglutina a los hombres más ricos del país), y patronatos transnacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (cuyo secretario general es José Ángel Gurría Treviño, tecnócrata de cuño con filiaciones xenoempresariales, y antiguo secretario de Hacienda durante el gobierno de Ernesto Zedillo, actual consejero de la fundación Bill & Melinda Gates del multimillonario Bill Gates).
A la incorporación de estudiantes, planteles universitarios, docentes provenientes de la educación superior, debe añadirse una agenda programática formal, o bien, un menú de acciones, que oriente con eficiencia política la resistencia en curso.
En el marco de las conmemoraciones nacionales, el gobierno violentó derechos en aras de un inoportuno e improcedente calendario ceremonial. Es nuestra tarea formular un calendario de lucha (inclúyase un inventario de derechos a reivindicar), en aras de develar la caducidad e improcedencia del gobierno en turno.
Paquita la del Barrio o el despropósito de la evaluación
El propósito natural de un empresario es reducir costos e incrementar utilidades con base en criterios de competencia. Lo que no es natural, es que esta lógica pedestre se traslade al terreno de la educación. Naturalmente, esta desafortunada yuxtaposición de lógicas es el despropósito que se asoma en el fondo oscuro de la cacareada «evaluación». La función de la evaluación correccional consiste en introducir la competencia estándar como ley básica de las relaciones laborales-educacionales. Docente y alumno serán sometidos a evaluaciones periódicas, elaboradas por organismos e instituciones extraacadémicas, o bien, por cuerpos académicos condescendientes con el modelo de competencia-estandarización escolar, con el fin de medir lo que no se puede medir: esto es, el saber. La introducción de esta modalidad de evaluación supone una escalada en la cuantificación-tecnificación del conocimiento, que es una versión moderna de la incultura. En Estados Unidos, principal referente de la reforma, se está renunciando al paradigma de estandarización. Pero, como siempre ocurre en el México neocolonial, cuando en otros países ya van de regreso, nosotros apenas nos enfilamos sorda o sórdidamente al fracaso.
Posiblemente inspirada en la celebérrima canción de Paquita la del Barrio, la irrisoria Ley del Servicio Profesional Docente bien podría conocérsele extraoficialmente con el mote: «10 veces te evalué». Véase la baladí cantaleta «evaluacionista» que porfía hasta la hipertrofia la referida Ley: «Llevar a cabo la selección de los Aplicadores que podrán auxiliar en la aplicación (sic) de los instrumentos de evaluación obligatorios… Participar en los procesos de evaluación del desempeño docente… Calificar, conforme a los lineamientos que el Instituto expida, las etapas de los procesos de evaluación… Mejorar la práctica profesional mediante la evaluación… La evaluación interna deberá ser una actividad permanente… Dicha evaluación se llevará a cabo bajo la coordinación y liderazgo del director… Ofrecer al Personal Docente programas de desarrollo de capacidades para la evaluación… Las Autoridades Educativas y los Organismos Descentralizados realizarán una evaluación… El Servicio de Asistencia Técnica apoyará a los docentes en la práctica de la evaluación interna, y uso de las evaluaciones externas… En los concursos se utilizarán los perfiles, parámetros, indicadores e instrumentos de evaluación…»
¿Y la educación apá?
Derogación de la Ley e instauración de un nuevo canon escolar
Los maestros han formulado la primera demanda: derogación de la Ley del Servicio Profesional Docente y las modificaciones-adiciones a la constitución. Además, han resuelto «continuar la negociación con Gobernación, a través de la CNUN (comisión nacional única de negociación), para una nueva iniciativa de ley con Peña Nieto y diputados federales».
Si bien es cierto que la movilización popular -que no sólo magisterial- logró frenar la aplicación del IVA en alimentos y medicinas, es improbable que el gobierno ceda en lo tocante a la reforma educativa. Acá los maestros deberán formular un plan alterno. Habría que sincronizar la secuencia de paros cívicos nacionales con asambleas de convocatoria abierta, donde se discutan no sólo los pormenores de las tácticas de lucha, sino también, y acaso preferentemente, un nuevo canon escolar. Allí se deberá abordar temas como la definitiva ruptura con dirigencias sindicales, la instauración de un método pedagógico alternativo al formato de estandarización, la relación educadores-educandos, la elaboración de planes de estudio impermeables a las pautas empresariales etc.
Adviértase que la sociedad está ávida de participar en un debate de estas características. Esta fuerza debe constituir la base de la iniciativa de transformación educacional, máxime ante un virtual escenario de negociaciones estatales fallidas.
Ni un peso al PRI: boicot comercial
Se debe profundizar la iniciativa de boicot que propone el magisterio. Aplaudimos la originalidad de la moción. Pero es preciso hacerla extensiva a otros nichos de consumo. La propuesta original establece: «Como respuesta al linchamiento mediático que estas televisoras [Televisa y TvAzteca] han emprendido en contra del movimiento magisterial y las luchas sociales, [se promueven las siguientes] acciones: a) cancelar contrato con los servicios de Megacable, Sky y Dish [sólo televisión]; b) e informar a dichas compañías la razón… La primera etapa se llevará a cabo en Veracruz, posteriormente será a nivel nacional».
Pero sólo se ha señalado el brazo mediático del poder. Y, ¿dónde están los impulsores de la reforma?
En los estatutos de la OCDE se puede leer: «El hilo en común de nuestro trabajo es el compartir un compromiso con la economía del mercado». En México, los beneficiarios de este «hilo en común» han sido sólo ciertas empresas foráneas como Walmart. Sería pertinente extender el boicot a la procesión de empresas o negocios que se ocultan tras las políticas de la OCDE, y cuyos astronómicos réditos se basan precisamente en la degradación de las condiciones laborales, que es una arista de la reforma educativa. También deberá incluirse en esta propuesta de boicot a los organismos empresariales aglutinados en Mexicanos Primero, a saber: Kimberly Clark, GNP, Palacio de Hierro, Grupo Modelo, Grupo Lala, Grupo Aeroméxico, Cinépolis, Grupo Bimbo, Grupo Financiero Santander, Grupo Carso, Grupo Coppel, FEMSA, Fundación Teletón.
Cada peso a estas empresas es un peso al PRI.
Ni un paso atrás
Maestros y estudiantes han salido del aula, para colegiarse en las calles: allí está la más importante enseñanza. Aciertan cuando en las calles repiten: «¡El maestro, luchando, también está enseñando!» Que no decline la resistencia. Ni un paso atrás.
Fuente: http://lavoznet.blogspot.mx/2013/09/del-salon-de-clases-la-lucha-de-clases.html