Democracia vs autoritarismo

Desde hace ocho meses la derecha boliviana ha venido desplegando acciones que develan su carácter antinacional: violencia física contra militantes del MAS y quema de una casa de campaña en los Yungas[1], desconocimiento de los resultados de las elecciones del 20 de octubre[2], llamamientos a posesionar presidentes, cuando no había concluido el recuento electoral[3], quema de instituciones y urnas electorales [4], policía y ejército deliberando y pidiendo renuncia de un presidente constitucional[5], amenazas, torturas y quema de casas de dirigentes del MAS[6], rompimiento de relaciones con Cuba y Venezuela[7], masacres en Senkata y Sacaba[8], reducción del rol del Estado en la economía[9], acusación de desestabilización al candidato Luis Arce[10], amenazas con la suspensión de elecciones en lugares conflictivos[11], censura a la libertad de expresión[12], Camacho y Mesa pidiendo mano dura en el Trópico[13], Murillo amenazando con procesos y cárcel a personas que incumplan la cuarentena[14], considerar a priori delincuentes a gente del Trópico[15], etc.

Todo este recuento de acciones que vamos a llamar proyecciones ideológicas tienen un fin, y es la dominación del pueblo boliviano en base a la violencia y el racismo, en la medida en que la ideología de la derecha, desde ningún punto de vista, encarna una visión positiva de algún futuro para el país, por el contrario, es una imposición a aceptar de que “la realidad boliviana” es y será así. A esta ideología reaccionaria le acompaña una advertencia, si el pueblo quiere rebelarse, si queremos luchar por nuestra dignidad, lo único que nos espera es el horror totalitario. Así, cualquier otra idea que se oponga a la idea de la derecha se rechaza como ideología, en otras palabras, cualquier propuesta que hagamos, la derecha afirma que eso es sedición, conspiración, que esas ideas nos llevará nuevamente a la dictadura masista; este uso de la ideología ya lo planteó A. Badiou: “la función principal de la censura ideológica actual no es aplastar la resistencia, pues de eso se ocupan los aparatos represivos del Estado, sino aplastar la esperanza, denunciar de inmediato que el final de cualquier proyecto crítico es algo parecido al gulag”.

En este sentido, el neoliberalismo, más allá de pervertir el significado y contenido de la democracia con valores de mercado, destruye los principios, las prácticas, las culturas, lo sujetos y las instituciones de la democracia entendida como el gobierno del pueblo. Y este es el enorme daño que cometen contra la democracia y el país Añez, Mesa, Camacho y Tuto, además de los daños económicos y sociales; entonces, el campo popular se enfrenta a un dilema que se expresa en el vaciamiento de los principios e ideales de la democracia, como son la libertad e igualdad y el gobierno político del pueblo y para el pueblo. Este vaciamiento de la democracia mediante la inversión de sus ideales y deseos, nos interpela al campo popular con desafíos: ¿Desde dónde lanzar proyectos democráticos más audaces y ambiciosos? ¿Cómo incendiar la rabia contenida del pueblo que ansía una mejor democracia a partir de las cenizas que está dejando la derecha antinacional?

Considero que, en Bolivia, durante el proceso de cambio, la democracia se argumentaba desde la eliminación de la desigualdad que fue el pilar del programa del MAS, una democracia impuesta por la rebelión de los excluidos y por tanto también desde sus deseos y reivindicaciones. Por esto es que “cuando Evo Morales llegó al poder en el año 2006 por medio de las elecciones, intentó «cambiar las reglas», o más bien la lógica del espacio político democrático (basarse directamente en el poder de los movimientos sociales que se habían movilizado, plantear diversas formas de auto-organización local, etc.); es decir que actuó conforme a una intuición correcta sobre el «sesgo de clase» de la democracia para garantizar la hegemonía de sus bases”[16]¸y esta forma de ejercer la democracia sigue vigente, pero a condición de algunas reformulaciones porque el contexto ha cambiado: hay un golpe fascista como lo saben preparar los yanquis y esta arremetida no la podemos ignorar.[17]

Somos testigos del daño que está provocando la ideología de la derecha y debemos estar alertas porque por otro lado puede provocar en el campo popular una reacción negativa, tal como sucedió en las denominadas “alianzas” con sectores de clase media reaccionaria para sumar votos en las últimas elecciones; y esta reacción negativa puede darse, en la medida en que ahora que los militares, que jugaron un rol fundamental en el golpe junto a policías y paramilitares[18], han militarizado el territorio pueden proporcionar un sustitutivo, una versión «más blanda» en el campo popular, en lugar del compromiso de lucha, de definir el horizonte estratégico de la nación, contentarse con una bancada importante, ganar algunas municipios, ejercer el colaboracionismo con la derecha en el congreso, etc. Esto tiene un nombre y se llama traición, una posible traición que será avalada por una militancia de solipsistas hedonistas, es decir, de átomos sociales, reducidos a ese rol solitario de “guerrero digital”, que prefiere la lucha de clases virtual, antes que el contacto con otros seres de carne y hueso, que es en última instancia lo que refleja y define la política.

Por esta razón sorprendió en su momento que la derecha tenga pasión en cuanto a poseer: una masa crítica de gente que escribía y escribe en defensa de este régimen, que tenga una militancia de activistas, en otras palabras que hayan tenido un imaginario movilizador; y esto es lo que estamos obligados a construir, porque no es una debilidad táctica del campo popular, sino una necesidad estratégica. El pueblo solo se constituye resistiendo al Estado y sigue siendo pueblo, al igual que la revolución requiere de la crítica y la autocrítica para seguir siendo revolucionaria, este Estado antidemocrático, defendido a capa y espada por Añez, Mesa, Camacho y Tuto, requiere de la resistencia popular democrática, si no quiere consumar la muerte de la democracia.

Y esta resistencia democrática necesita sí o sí de un reformado programa movilizador que contenga críticas abiertas y comprometidas, así como ideales inalcanzables; me explico, el proceso de cambio acabó mal, porque la derecha posee hoy el poder, el territorio, los medios de comunicación, las instituciones, los presupuestos. Pero una cosa es cómo acabó el proceso y que esas causas del desastre no se pueden volver a repetir, pero otra cosa es problematizar y resolver una cuestión fundamental: por qué la gente se hace revolucionaria. Por tanto, la única esperanza que tenemos es “cómo nuestro pueblo se vuelve revolucionario”: es el único modo de estar a la altura de nuestros muertos y librarnos de la vergüenza.

Jhonny Peralta Espinoza. Exmilitante de las Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka

Notas:

[1] https://www.jornada.com.mx/ultimas/mundo/2019/09/15/oposicion-incendia-la-democracia-en-bolivia-hugo-moldiz-mercado-2602.html

[2] https://www.opinion.com.bo/articulo/pais/evo-ahora-llama-respetar-resultado-elecciones-evitar-confrontacion/20191010231606731022.html

[3] https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/10/23/comenzo-el-paro-para-pedir-el-balotaje-en-bolivia-y-los-comites-civicos-amenazaron-con-convocar-un-cabildo-para-reconocer-a-un-nuevo-presidente/

[4] https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/bolivia-elecciones-evo-morales-carlos-mesa-denuncia-nid2299363

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201910221089058807-incendian-tribunales-electorales-en-sucre-y-tarija-videos/

[5] https://www.europapress.es/internacional/noticia-comandante-policia-bolivia-suma-ejercito-sugiere-evo-morales-dimita-20191110212307.html

[6] https://www.la-epoca.com.bo/2019/11/16/informe-preliminar-situacion-de-los-derechos-humanos-en-bolivia/

[7] https://elpais.com/internacional/2020/01/24/actualidad/1579895581_356957.html

[8] https://www.youtube.com/watch?v=kSzpmECSZEQ

[9] https://www.lostiempos.com/actualidad/economia/20191212/ministro-advierte-privatizar-empresas-estatales-deficitarias