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En política puedes pactar con satanás siempre y cuando sea de otro partido, pero dentro de los partidos no se hacen prisioneros.
Hay momentos en la vida de los individuos que atraviesan “un suceso emergente que es un planteamiento psicosocial pragmatista que expresa el retraimiento individual producto de una experiencia y que crea una barrera entre el pasado y el futuro.
Desde hace 16 años el proceso de cambio ha ido produciendo una clase media que forma parte de la maquinaria estatal, y tiene otra forma de entender y hacer política, que ven a la formación política como algo innecesario, porque hacen política y toman decisiones políticas en un contexto institucional, pero donde falta la pasión política tan necesaria; así la clase media que vive en el mundo de la gestión estatal, creen que están sobrepolitizados por estar rodeados de política y de políticos, pero de otra pasta, porque están metidos en los vericuetos de la administración pública.
Antonio Bermúdez decía que “toda ruina contiene su pasado y el nuestro…pero esa ruina es hermosa si es capaz de decirnos qué esconde el porvenir», y esta ruina que vive el MAS, marcado por la división, la intriga, la sospecha, y la decepción, parece que no augura un porvenir.
Marx decía que la historia a veces suele repetirse, primero como tragedia y luego como farsa; pero también utilizar el paralelismo puede provocar que la política cometa errores y ser derrotado por la fuerza de los hechos.
La derecha anunció que esta es una de sus últimas oportunidades para tumbar al gobierno, para esto ha utilizado la fecha del censo, la agenda política de la corrupción, narcotráfico, reforma de la justica impuesta por su aparato mediático, y al que se sumó la dirección del MAS.
En el anterior artículo nos referimos a los aprestos de la derecha para derrocar al compañero Lucho, y también pusimos énfasis en las limitaciones, errores y carencias que tiene el Gobierno y su instrumento, el MAS.