«Siete días después, comenzaba la historia» Así termina el editor su nota. Parece una confirmación bíblica. Sin embargo la confirmación bíblica de la creación del mundo, 7 días, llevaba aparejadas condenas y obligaciones que presentaban al ser humano como un individuo al que había que castigar para que se mantuviese dentro de los márgenes establecidos […]
«Siete días después, comenzaba la historia» Así termina el editor su nota. Parece una confirmación bíblica. Sin embargo la confirmación bíblica de la creación del mundo, 7 días, llevaba aparejadas condenas y obligaciones que presentaban al ser humano como un individuo al que había que castigar para que se mantuviese dentro de los márgenes establecidos por el poderoso, el fuerte, y es que en el «origen» del castigo fue la rebelión, el pecado «original» fue la desobediencia. A cuenta de eso se entiende la educación como un forceps que corrige la tendencia humana a la razón común, al derecho a la existencia digna y en igualdad. «¡Pobre del que se rebele después!» nos advierten. Pero la tentación es muy fuerte, la aspiración del ser humano, por más que intenten reprimirla invita al «pecado original», a saltarse los conductos, a terminar con los poderosos que tratan de negar a la mayoría el porvenir. Y es que desde la razón humana, si pensamos en el derecho a la existencia digna y en igualdad, lo que vemos es una muestra, un ejemplo de sociedad digna del porvenir.
El editor del libro al que me refiero finaliza su nota diciendo «Siete días después, comenzaba la historia», pero la historia del castigo bíblico aquí se rompe definitivamente. El libro se titula «Diarios de guerra. Raúl Castro y Che Guevara», de Editorial La Fábrica. Siete días transcurrieron desde que salieron de México, en el barquito que llevaba escrito en la proa el nombre de «Granma», hasta que llegaron a Cuba los guerrilleros que formarían el ejército de trabajadores que derrotó al dictador Batista. ¿Un viaje profético? Dejemos la Biblia, libro de historias sangrientas y castigos eternos al que se rebela, y pensemos en un viaje prometeico, un viaje prometedor, que el mito de Prometeo, que nos contó Esquilo, nos habla de los sufrimientos que le acarreó su desobediencia a Zeus, pero su desobediencia hizo que cambiase todo, su desobediencia fue la entrega del fuego a los seres humanos, lo que rompió el estado de cosas, y con el fuego los seres humanos arrinconaron la oscuridad, vieron lo que les rodeaba y así pudieron empezar otra vida.
Los antiguos guerrilleros no construyeron una obra «milagrosa y divina» sino una sociedad de gentes iguales, utópicas, desobedientes, dispuestas a cambiar el curso de la Historia.
El 25 de Noviembre de 1956 -hace ahora 50 años- salieron de México, y en este libro se recoge la experiencia de los tres meses que porvinieron acercándose a la promesa, así como el tiempo anterior en que se acumulaban energías prometedoras. En «Diarios de Guerra. Raúl Castro y Che Guevara» encontramos el esfuerzo y el nudo original, el impulso que dispuso las cosas para el cambio. Como todo lo escrito bajo condiciones apremiantes, estos diarios hacen luz sobre un tiempo precioso para la puesta en marcha del operativo. Peligros, vicisitudes, fracasos y vuelta a empezar, resultaron fuentes de aprendizaje para hacer real el Ejército Rebelde que atronaría en el mundo entero haciendo que las miradas de todas las alturas y bajuras se volviesen hacia ellos.
La exposición de los documentos escritos en situación tan delicada, concluyen en la importancia de asumir lo que se necesita, y cómo sólo desde el conocimiento de la realidad concreta se pondrá remedio a la injusticia. La pérdida de la guerra en España a manos del fascismo, expulsó a México, entre otros, a un coronel del ejército republicano llamado Alberto Bayo, conocedor de tácticas guerrilleras; éste republicano pasó a formar parte de ese proyecto de ejército y asesoró y entrenó a sus compañeros. Pero también van entrando otros voluntarios, de otras nacionalidades y otros exilios, cuyos oficios y afanes ponen medios al ideal en marcha a cuenta de peligros por correr, registros, detenciones, embargos, aplazamientos, confusiones, urgencias en la marcha ante los peligros últimos de la persecución policial. Decidido el viaje con prisa el peligro será el mal tiempo para la navegación, el barquito, sobrecargado, se podía hundir. Ya no hay marcha atrás. Desde aquí para adelante, todo es porvenir.
A lo escrito acompañan una colección de fotografías, la mayoría inéditas, que nos muestran a aquellos jóvenes prometeicos.
¿Quieren una gran hazaña? ¿Quieren un ejemplo épico? ¿Quieren una rebelión en marcha?
Título: Diarios de guerra. Raúl Castro y Che Guevara.
Editorial: La Fábrica.