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Entrevista a Lala González, poeta puertorriqueña

«Día a día recibo abrazos cálidos que me llevan a continuar con la tea en la mano»

Fuentes: Rebelión

Mayra González Rodríguez, o simplemente, Lala González, es maestra retirada, madre, abuela, poeta y musa descalza, escritora y gestora cultural. Lala es afro-puertorriqueña, y su quehacer, su musa deviene de su esencia de ser mujer afrodescendiente. Ha escrito Diario de una bipolar (Diario, 2009-) Retrato de Perla (Novela, 2010-), Dos caras de dos cuerpos (Poemario, […]

Mayra González Rodríguez, o simplemente, Lala González, es maestra retirada, madre, abuela, poeta y musa descalza, escritora y gestora cultural. Lala es afro-puertorriqueña, y su quehacer, su musa deviene de su esencia de ser mujer afrodescendiente. Ha escrito Diario de una bipolar (Diario, 2009-) Retrato de Perla (Novela, 2010-), Dos caras de dos cuerpos (Poemario, 2011) En el espejo de mi cuerpo (Poemario, 2013), Cuando se fugó Catalina (Narrativa, 2017), Las negras de mi casa (Poemario, 2017), Gregoria, mi abuela (Narrativa, 2017), Que te cuente, negrito (Poema, 2017), entre otros trabajos poético-literarios desde 1975. Fundó y dirige Las musas descalzas, colectivo artístico cultural femenino y feminista que se caracterizan por recitar y deleitar con su poesía de forma descalza. Ha participado en un sinnúmero de festivales, coloquios y presentaciones de poesía en Puerto Rico. Pueden visitar su blog Las Cosas de Lala o Las Musas Descalzas. Vosotros, más que yo, tienen el honor de leer vuestras respuestas a nuestras preguntas sobre su trabajo o quehacer creativo.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – Cuatro libros publicados en el 2017. En la contra-portada de Cuando se fugó Catalina se aduce a que se inspira «en el anuncio del 19 de diciembre de 1872 encontrado en el periódico La Gaceta de Puerto Rico (1806-1902) digitalizado en el Library of Congress». Es un libro que forma parte de la colección de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales que coordina Yolanda Arroyo Pizarro (1970) en nuestro Puerto Rico. ¿De qué trató o tratas en Cuando se fugó Catalina y cómo recorres entre la literatura y la realidad (o no ficción)? ¿Cómo surgió la oportunidad de reconstruir ficcionalmente la vida de Catalina?

– Lala González (LG, en adelante) – Primero que todo mi querido Wilkins, Cuando se fugó Catalina, al igual que otros dos de los cuatro libros publicados con la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales, no es un poemario. En esta ocasión me atreví a la narrativa, que realmente fue el primer género literario que desarrollé a la edad de 12 años. Fue la narrativa la que me llevó a descalzar mi alma en letras.

En esta narración ficcionalizada usé como turbina, un anuncio que apareciera en el periódico La Gaceta, una de las herramientas de investigación utilizada en la Cátedra. En esta ocasión se nos había asignado buscar anuncios en dicho periódico, que nos mostraran esas negras esclavizadas desde una posición de poder. Una de las metas de la Cátedra es mostrar la realidad de nuestras negras esclavizadas y cimarronas desde otras perspectivas, para reivindicar su memoria ancestral.

Escogí a Catalina, perdón, ella me escogió a mí. Catalina fue una negra que logró escaparse de las torturas de su amo. Estuve en busca de mi cimarrona y no daba con mi ancestra. Una noche/madrugada, desperté con la certeza que ella me esperaba. Abrí el computador en la página de La Gaceta, exactamente, allí me encontró.

Te haré una pequeña anécdota para que veas el por qué supe que esta cimarrona es mi ancestra. Vivía en una hacienda en Lajas, Puerto Rico. Su amo, un hacendado muy importante de apellido Angleró. Mi abuelo paterno fue un mulato hijo de una esclavizada y un hacendado blanco, de Lajas y de apellidó Angleró. Te podrás imaginar cómo se me heló el alma al leer el anuncio. Ella, Catalina, me estaba esperando.

Hemos aprendido en la Cátedra que nuestras ancestras nos contarán su historia. Es cuestión de hacer contacto con ellas y dejarlas hablar, fluir con ellas. Por lo que no puedo decir qué es ficción y qué es realidad. He aprendido con una de mis grandes amigas y mentoras, Mairym Cruz Bernal, que la memoria es ficción, pues todo lo sucedido puede ser visto desde un marco ficcionalizado, sobre todo cuando estas memorias causan dolor. Entonces, cuando trabajo las realidades de mis negras, la ficción siempre rozará las letras, aun cuando parto de historias veredes y por supuesto basadas en las vidas de las negras de casa.

Catalina para mí es la abuela de mi abuelo. Tomé su historia para ficcionalizar la vida de esta otra cimarrona. En el caso de Mi abuela Gregoria, me atreví a ser más certera al narrar. En este otro libro, que dará pie a una novela biográfica, cuento la realidad de mi abuela materna. Esta es una narración que me abrió el alma y marcó el paso a la sanidad de mi negritud.

– WRS – Del 2017 también es Que te cuente, negrito. En su contra-portada se indica que en la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales se hace «énfasis en las voces de las mujeres negras esclavizadas cuyos esfuerzos por lograr la libertad fueron invisibilizados de nuestra historia, mientras dignificamos el papel actual de la negritud puertorriqueña desde las letras«. ¿Qué relación tiene este libro hecho para dignificar «el papel actual de la negritud puertorriqueña desde las letras« con vuestro trabajo creativo-poético y novelístico anterior y hoy?

– LG – Este sí es un poema.

Que te cuente, negrito es un poema dedicado a mi nieto Jacob Alexander. Este niño de seis años está en esa etapa mágica de buscar e identificarse con los súper héroes. Entonces su «memme», como me dicen mis tres nietos, se enfrascó en crearle un poema infantil donde le presentara las reales heroínas africanas.

En el poema hago una comparación entre los súper héroes comerciales y esas mujeres de poder del África ancestral. Voy mostrándole al niño las reales cualidades y virtudes de estas guerreras que nada tienen que envidiar a los supuestos súper héroes.

Para desarrollar este poema de manera fidedigna, investigué las raíces mías hasta dar las dos tribus que me bautizan: las Anisi, tribu de reinas y la Yoruba, tribu de guerreras. Es entonces que escribo el poema usando las características heroicas de ambas tribus.

– WRS – Si comparas vuestro crecimiento y madurez como persona, poeta, creativa y escritora entre ahora con su época creativa anterior en Puerto Rico, ¿qué diferencias observas en vuestro trabajo creativo? ¿Cómo ha madurado su obra? ¿Cómo has madurado como poeta y escritora?

– LG – He crecido como jamás imaginé. Lo más hermoso es que dentro de este crecimiento he sabido guardar mis bases, mis raíces, esos cimientos que me trajeron hasta donde estoy hoy.

En mis comienzos fui mucho más pasional de lo que soy. Creo que debo decir: En mis comienzos la pasión me dominaba, se escribía ella misma. Hoy día, hemos llegado a un entendimiento casi en complicidad. Ni yo la domino, ni me dejo dominar por ella. Es la pasión la clave y llave intrínseca de mis letras, no importa el tema que desarrolle.

Estoy trabajando en lograr que mis poemas sean cortos. Se me hace difícil puesto que soy una mujer de excesos. Mas poco a poco estoy logrando excederme en el minimalismo.

Aún estoy en ese proceso de madurar como escritora. Creo que una nunca llega a ese estado de «plenitud» total. Cuando dedicamos nuestra vida a desnudarnos a través de la literatura, siempre cabe espacio para crecer, madurar, aprender y perfeccionar. Nunca será suficiente. Siempre se querrá más.

– WRS – Has tenido la oportunidad de publicar cuatro libros literarios dentro de un mismo año (2017), ¿cómo visualizas vuestro trabajo creativo con el de su núcleo generacional de poetas o creativo-investigadores y escritores con los que comparte o ha compartido en Puerto Rico y fuera de Puerto Rico? ¿Cómo ha integrado vuestra experiencia poética-creativa a su diario quehacer (su vida) y a su interés por un lenguaje poético disciplinado?

– LG – Si supieras que no me di cuenta de este fenómeno. De repente desperté una mañana en la diáspora y descubrí que había parido cuatro libros. No solo eso, querido amigo, en enero uno de ellos, Mi abuela Gregoria, salió uno de los diez más vendidos en Amazon Latino. Todo ocurrió sin yo darme cuenta. Aún no me he percatado por completo. Aun no lo creo.

Yo he seguido viviendo como si esto no hubiese sucedido. Sigo escribiendo a deshoras. Continúo mi curso en mi trabajo socio cultural. Sigo siendo la misma que fui antes de esas cuatro publicaciones. Creo realmente que soy de esas escritoras que viven más para escribir que por escribir. Para mí eso es una gran diferencia.

Tengo que mencionar el excelente trabajo de la Cátedra de Mujeres Negras Ancestrales. Nuestra meta primigenia era publicar entre todxs cinco libros anuales. Cosas de la vida comprometida de los escritorxs, en un año fueron publicados 35 libros. Así, sin percatarnos. Es que cuando nos enfocamos en crear como un completo, no existe cabida para la competencia. No nos fijamos en quienes y cuantos cuántos, sino en cómo y cuándo entre todxs.

Esta experiencia litero-investigativa me ha crecido. No solo como escritora, también como mujer mulata, empoderada. Mis letras se multiplican y multiplican. Va más allá de la magia creativa. Es un proceso creativo y holístico continuo. Una de mis mantras favoritas es: «Escribo para sanar a otrxs mientras sano».

– WRS – ¿Cómo concibes la recepción a vuestro trabajo poético-creativo dentro de Puerto Rico y fuera, y la de sus pares?

– LG – Me haces pensar. Te diré que sé que soy leída cuando personas como tú me lo señalan. Yo escribo para sacarme del pecho vida que tengo que sacar. Nunca he escrito pensando en que seré leída. Cuando llego a algún lugar y alguien se me acerca haciendo referencia a algún escrito o trabajo mío, ahí es que digo: «Soy escritora». De otra manera, solo escribo.

Te diré también que sé que mis pares son lxs mejorxs. Lo sé porque los leo para nutrirme. Escritor que no lee sus pares, tampoco debe ser leído. Escritor que no lee, no es escritor, punto. Esa mi opinión, y puedo estar errada.

En la UNAM, mi poemario En el espejo de mi cuerpo fue añadido ente los libros de texto en un curso de literatura femenina. Me vine a enterar un año después, pues la editora me llamó para informarme de este asunto. Me emocioné, y continué como si no hubiese sucedido. Escribiendo, viviendo, en mis gerundios.

– WRS – Sé que vos es de Mayagüez/ Hormigueros, Puerto Rico. ¿Se considera una escritora puertorriqueña o no? O, más bien, una escritora, sea esta puertorriqueña o no. ¿Por qué? ¿Cómo se siente vos? ¿Poeta?

– LG – Nací en Mayagüez, pasa que en mis tiempos nadie nacía en Hormigueros. Soy hormiguereña. Amo mi pueblo, pero más amo mi patria.

Soy escritora puertorriqueña. Estoy consciente de la universalidad de mis textos, aún cuando tengo una extensa lista de poemas patrios, hay universalidad en estos. Es que todas las patrias viven el quebranto y el dolor de donde nace la literatura/poesía patriótica.

Soy poeta. Lo llevo en el pecho como la mancha de plátano que llevamos todos los boricuas. Es cierto que he desarrollado casi todos los géneros literarios, pero la poesía me es la vida misma.

– WRS – ¿Cómo integra vuestra identidad étnica y su ideología política con o en vuestro trabajo poético-creativo y su experiencia poética-creativa?

– LG – Cuando te expones a mis letras patrióticas y/o negristas, te das cuenta de donde vengo. La izquierda socialista me domina, no lo escondo, como no escondo mi erotismo y existencialismo. Debe ser mi arraigo a la literatura confesional, pienso. No concibo no partir desde mis vivencias a la hora de escribir.

– WRS – ¿Cómo se integra vuestro trabajo poético-creativo a su experiencia de vida como poeta antes, después del inicio de su obra, y ahora, ya pasado un tiempo vinculada al quehacer literario y cultural? ¿Cómo integró esas experiencias de vida a su propio quehacer de escritora en Puerto Rico?

– LG – «La memoria es una nube», una vez escribí. Puedo decirte que vivo para escribir. Es mi rutina salvadora la escritura. Mi vida se ha integrado a este proceso creativo.

También escribí una vez: «cuando llegue ese momento en el que ya no pueda escribirme, he de sangrar mis venas, pues ya no me interesaría vivir».

Se me hace imposible pensarme sin mis letras.

Mi vida cotidiana gira en torno a mi proceso literario/cultural. Soy de las personas bendecidas por el universo que podemos decir: «Vivo y hago lo que amo. Soy lo que amo».

– WRS – ¿Qué diferencia observas, al transcurrir del tiempo, con la recepción del público a vuestro trabajo poético-creativo y a la temática literaria y cultural del mismo? ¿Cómo ha variado?

– LG – Me reitero en lo que dije anteriormente, soy bendecida. A lo mejor no tendré aún decenas de publicaciones, no he ganado títulos ni certámenes (realmente no me es de importancia este asunto, nunca he sido de competir con otrxs, compito a diario conmigo misma, y esto drena), no seré altamente reconocida, mas reconozco que he hecho mella en muchas almas. Puede ser que haya hecho surcos en caminos que conozco, pues no estoy pendiente a esto, pero sé que mi obra no retorna vacía.

Hoy día, siento satisfacción al mirar hacia atrás y verme, allí, en mis comienzos. Aquellos bríos, aquella pasión desbordada y desenfrenada, aquellas ganas de cambiar el mundo. Cierro mis ojos y sonrío. A lo mejor no he logrado un cataclismo, pero sí he hecho patria.

La recepción del lector, de mi gente es la mejor y más grande bendición que recibo. Día a día recibo abrazos cálidos que me llevan a continuar con la tea en la mano.

– WRS – ¿Qué otros proyectos poético-creativos tienes recientes y pendientes?

– LG – Para este próximo año 2019 estoy trabajando tres libros con una nueva casa editora: Editorial Casa Cuna. Son tres proyectos totalmente disímiles, dentro de lo que soy.

  1. Me confieso transgresión, un proyecto híbrido, de corte confesional donde mezclo poesía, narrativa y prosa poética.
  2. Ylang Ylang, un poemario existencial, donde comienzo a trabajar una poesía corta.
  3. Me dueles patria, un poemario donde desbordo mis dolores y dilemas con mi nación y sus haberes.

He retomado mi ruta descalza con mis Musas descalzas. Estamos en un proceso de reestructuración del colectivo artístico cultural en pos de continuar creando más espacios donde nuestra cultura sea reivindicada.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.