1. ¿Será que un tipo como Aurelio Nuño, de este nivel de despotismo, pudiera ser impuesto por Peña Nieto y los empresarios en la Presidencia de México? Los 20 últimos presidentes que el país ha tenido han estado al servicio del empresariado, han prolongado la pobreza y miseria del pueblo, han robado, reprimido y asesinado, […]
1. ¿Será que un tipo como Aurelio Nuño, de este nivel de despotismo, pudiera ser impuesto por Peña Nieto y los empresarios en la Presidencia de México? Los 20 últimos presidentes que el país ha tenido han estado al servicio del empresariado, han prolongado la pobreza y miseria del pueblo, han robado, reprimido y asesinado, pero ninguno antes de ser candidato demostró ser medio «facho», amenazante y represor. ¿O, al contrario, esto demuestra que no es el favorito de Peña para la Presidencia y lo puso en la SEP porque desde muy niño demostró que era, terco, violento y despótico? O ¿Será el candidato de la TV que lo tiene cada minuto en pantalla presentándolo como el que someterá a la CNTE?
2. Pero, ¿por qué lo pusieron en Educación y no en la Procuraduría, el CISEN o en la dirección de las fuerzas armadas? Pero confío, tengo la convicción que la enorme conciencia magisterial de los maestros y sus líderes, junto con los padres de los 43, los estudiantes de la UNAM y del POLI que apoyan, los electricistas y demás luchadores sociales, «van a sacar al buey de la barranca» y van a ayudar a recuperarse. ¿Se imaginan a 10 mil soldados, merinos y policías federales viajando del DF a Oaxaca por uno o dos días para amenazar, intimidar a la sección 22, a sus dirigentes, para que obedezcan órdenes del gobierno que le llaman ley? Una «ley» como muchas leyes que aprueba el gobierno, los ricos, los empresarios, para someter al pueblo. ¡No jodan!
3. Como activista y articulista he participado en unas 10 mesas de diálogo en Gobernación con la CNPA y Martín Huerta, como alumno la Normal Superior y Rosa Luz Alegría en 1972 en la SEP, con la CNTE en 1989 y Bartlett también en la SEP; en vez de tratarnos con la punta del pie, durante mucho tiempo expusimos libremente nuestro punto de vista, nos confrontamos, nos dieron largas y al final no resolvieron nada.; pero estos «diálogos» no fueron condicionados antes y los trabajadores tuvimos toda la libertad y todo ello lo conoció la prensa. Pero el señor Nuño de antemano dice que sólo va a «dialogar» acerca de cómo imponer la Reforma y la evaluación que nosotros hemos condenado poniendo un gran proyecto analizado y discutido en más de 20 foros.
4. Estos diálogos tramposos de Gobernación o de la SEP no han sido nunca diálogos porque quien posee la fuerza ha sido siempre el gobierno y quien se impone en todos los diálogos no son los argumentos o las reflexiones correctas, sino quien tiene la fuerza. En dictador Porfirio Díaz reprimió y asesinó a los trabajadores y su burló siempre de ellos; pero en 1910 -al levantarse el pueblo con una revolución armada y ocupar el país, no le quedó de otra a Díaz que dialogar en Ciudad Juárez, renunciar al poder y autoexiliase. El pueblo tenía toda la fuerza y se impuso. Pero si se acude a Gobernación o a la SEP teniendo el poder la fuerza se impondrá iremediablemente; obvio, cosa distinta que el pueblo esté en la calle dispuesto a romper lo que esté a su paso.
5. Estaba leyendo «Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu de Maurice Joly, un viejo libro publicado a mediados del siglo XIX y reeditado muchas veces un siglo después, es un debate imaginario, un análisis contemporáneo entre estos dos teóricos de la política del quehacer político. Habla de una política en crisis que ha perdido su dirección, ha perdido su brújula, el poder se ha corrompido y corrompe todo lo que toca; ya no es capaz de dar cabida a la homogeneidad y a la cohesión de sus diferentes partes, produciéndose así un clima de incertidumbre, de atomización, de polarización. El poder de los gobernantes se presenta como divino o sobrenatural que busca imponerse en toda la línea.
6. Dicen los editores recientes que la dimensión que toma la política hoy no dista en absoluto del dialogo compartido entre Maquiavello y Montesquieau, pues aun vemos como el despotismo impera en la esfera política, la tendencia del hombre en el poder se ciñe por el camino de la corruptela como consecuencia del excesivo uso de la autoridad la cual le ha sido conferida, donde el gobernante creyéndose un semi – Dios, un todopoderoso terrenal, por lo que la invitación del dialogo se centra en la impetuosa necesidad de ponerle límites a la empresa del poder de Estado. El debate imaginario que consigna Joly en el «Diálogo del Infierno» entre Maquiavelo y Montesquieu vislumbra el debate clásico entre la tiranía y el despotismo, un debate, moral ético y político que hoy día aún sigue siendo motivo de reflexión.
7. ¿Deben acudir los maestros a los diálogos con el gobierno? Yo creo que sí, pero no con alguna esperanza de ganarlos, conociendo el potencial y las malas mañas del enemigo; sino sólo para exigir respeto. Cuándo tienen fuerza los trabajadores en las calles y avanzan con paso firme, siempre es el gobierno el que pide el diálogo y son los trabajadores quienes, es cosa elemental, deben imponer lugar y todas las condiciones. No debe olvidarse nunca que es una lucha de clases entre explotados y explotadores, entre oprimidos y opresores, entre gobernados y gobernantes. ¿Por qué dicen PeñaNuño que quieren «dialogar hoy»? Por qué quieren hacerse propaganda los gobernantes diciendo que buscaron el diálogo primero, para justificar cualquier represión.
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