1. Se ha difundido por la red «un revolucionario» Plan Piloto japonés llamado «Cambio Valiente» que, según se dice: «cambia todos los paradigmas» en educación. Se presenta como «novísimo» plan cuando en realidad tiene por lo menos 200 años de antigüedad porque ya los anarquistas lo planteaban con mayor profundidad y Marx, algunas décadas después, […]
1. Se ha difundido por la red «un revolucionario» Plan Piloto japonés llamado «Cambio Valiente» que, según se dice: «cambia todos los paradigmas» en educación. Se presenta como «novísimo» plan cuando en realidad tiene por lo menos 200 años de antigüedad porque ya los anarquistas lo planteaban con mayor profundidad y Marx, algunas décadas después, fundamentó en sus ideas. Lo que ha sucedido es que el sistema capitalista -por conveniencias económicas y políticas- ha impuesto las ideas contrarias con el fin de fortalecer el individualismo, la competencia, el consumismo, el nacionalismo, la división social, así como evitar todo lo que signifique colectivismo. Ya desde la antigüedad se llevaba a los pueblos a la guerra y la conquista engañándolos con ideales nacionalistas, de despojo y de cultivo a sus héroes.
2. Sin embargo, la realidad es que no hay que sorprenderse ni asustarse porque en un proyecto educativo, ahora en Japón, se diga que: a) hay que educar a los niños como «ciudadanos del mundo» y no propiamente ciudadanos japoneses; b) que no defiendan su bandera, c) su himno, d) sus héroes, e) la superioridad de su país, f) no estar dispuestos a ir a una guerra «en defensa de su patria», que no haga tarea escolar y que el mismo niño escoja el libro que quiere leer. En resumen lo único que se pide es evitar que sean ciudadanos nacionalistas, «chovinistas», es decir, que en vez de amar de manera individualista, actuar de manera egoísta, ame a todos los seres humanos. Pero esto no es nada nuevo, aunque en México -como parte del sistema capitalista- se enseña exactamente lo contrario.
3. Los que envían el documento parecen preocupados al decir: «Contra quiénes competirán nuestros hijos y nuestros nietos». La realidad es que en el sistema capitalista se compite en todo: por ganar dinero, por tener poder, por poseer mejor casa y mejor coche, por tener mayor influencia política. Pero la competencia no es natural sino aprehendida en la iglesia, la escuela, la sociedad, como la idea de no ser igual sino de estar siempre arriba, sobre los demás, de ser superior. Esa competencia ha llevado a enfrentamientos, guerras, muertes, suicidios, locuras. Los seres humanos no deben competir, ni consigo mismo, porque deben desarrollarse en la responsabilidad y el trabajo colectivo que los hacen mejores. Por tanto, en educación no hay que preparar a los alumnos a competir, a obtener medallas o premios, si a ser bondadosos, solidarios y a trabajar en equipo.
4. ¿Quiénes son los «ciudadanos del mundo»? Los que saben que las fronteras entre países fueron impuestas hace siglos por los triunfadores en las guerras y la violencia. Los que saben que la cultura es universal y se dan cuenta que los seres humanos no pueden escoger el lugar de su nacimiento. Los mayas por ejemplo tuvieron un territorio que hoy está divido en cinco países y si muchos mayas por necesidad o gusto viven en otros países, son de donde quieran ser y defienden lo que quieran defender. Mucho más que «amor patrio» por un país hay mucha más identidad por una región y parte de una cultura. No hay un solo «México, México, México» sino varios sentimientos diferenciados del país. ¿Creen ustedes que los multimillonarios mexicanos sólo invierten y desarrollan sus capitales en «su» país? Marx dijo que «los obreros no tienen patria», pero tampoco los burgueses.
5. ¿Qué son la bandera, el himno, los héroes, el estar dispuesto a ir a la guerra para defender a la patria? No ha sido otra cosa que la ideologización que durante siglos ha hecho la clase dominante para mantenernos con símbolos tal como lo ha hecho la iglesia durante casi dos mil años. Me decía mi difunto amigo Antonio Betancourt -escritor y político- hace 20 años después de un debate en la escuela de antropología: «Estoy de acuerdo con lo que has dicho, pero no se puede despojar al pueblo de sus héroes y creencias porque es muy peligroso». Le respondí a mi respetado maestro que «pensaba -aunque pudiera estar equivocado- que una revolución no puede ser impulsada por prejuicios, fetiches o catecismos, sino contra ellos». A pesar de no tener héroes no he dejado de admirar a Marx, Bakunin y Flores Magón.
6. Ya el mismo el Ferrer Guardia y su escuela moderna, la escuela racionalista en México, AS Neil y su «Summerhil», Reimer y » La escuela ha muerto», Ivan Illich y su «desescolarización», el brasileño Paulo Freire y «la Educación como práctica de la libertad», han planteado ideas avanzadas en educación, pedagogía y metodología y tocando al mismo «maestro de grupo» que debe convertise en un activo e inteligente asesor cuando dice Freire que «nadie enseña a nadie, juntos maestro y alumnos construyen los conocimientos». Así que no hay preocuparse ni asustarse mucho porque los estudiantes vivan un proceso de enseñanza-aprendizaje en un ambiente de libertad y autogestión. Los alemanes, los yanquis, lo japoneses tienen sus escuelas y las orientan de acuerdo a sus necesidades como países capitalistas; lo mismo sucede en México privatizador con 50 años de atraso.
7. En México la educación ha estado terriblemente mal, por lo menos desde que se inició en 1982 la gran crisis económica y se introdujo el neoliberalismo privatizador. En lugar de componer la educación pública para beneficiar a toda la población, desde mediados de los ochenta ha sufrido un proceso acelerado de privatización. ¿Puede olvidarse a acaso que Reyes Heroles al querer imponer su «revolución educativa» de 1983-84 denunció que México tenía un promedio de cuatro años de educación escolarizada? Nunca entendí como subió a cinco o siete años, pero ya las estadísticas lo decían. Así comenzó a abandonarse la educación pública y se tomó el camino de la privatización; no sólo impulsando a las escuelas privadas sino también imponiendo planes y programas privatizadores en las escuelas públicas. Los maestros de la CNTE tienen que caminar hacia la libertad.
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