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El 1 de Diciembre y las izquierdas

Fuentes: Cambio de Michoacán

La gestión de Enrique peña Nieto en la presidencia ha quedado marcada por un hecho al que resultará difícil encontrar paralelo en la historia nacional reciente. Desde el primer día de su mandato, la violencia, los heridos y presos políticos se han hecho presentes desnudando no tan sólo la vocación represiva de quienes se encuentran […]


La gestión de Enrique peña Nieto en la presidencia ha quedado marcada por un hecho al que resultará difícil encontrar paralelo en la historia nacional reciente. Desde el primer día de su mandato, la violencia, los heridos y presos políticos se han hecho presentes desnudando no tan sólo la vocación represiva de quienes se encuentran al mando sino lo que las evidencias muestran cada vez más como un plan elaborado para asentar al nuevo gobierno y vapulear a sus impugnadores de la izquierda social o partidaria.

Ahí están las fotografías y videos que muestran la trama de una provocación urdida desde los mandos de la Policía Federal, y también la brutalidad de los agentes de seguridad del Gobierno del Distrito Federal agrediendo y deteniendo indiscriminadamente a los manifestantes y aun a transeúntes que accidentalmente se encontraban en el escenario de la violencia en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Ahí, también, la represión en Guadalajara contra el movimiento YoSoy132 que se manifestaba en las afueras de la Feria Internacional del Libro. Y ahí está, por añadidura, el testimonio del anónimo policía entrevistado por Julio Hernández López para La Jornada en el sentido de haber recibido órdenes -al parecer, directamente de la oficina del jefe de Gobierno Marcelo Ebrard- de hacer numerosas detenciones, aun sin que existiera la flagrancia en delito.

Ahora, el nuevo jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, anuncia que proseguirán las investigaciones y que habrá más aprehensiones derivadas de los hechos de violencia. Lo que no aclara es si se investigará sólo a los ejecutores de esos hechos, a sus instigadores o si también se castigarán los abusos de la policía.

El 1 de Diciembre era en más de un sentido, un suceso anunciado. Se sabía de antemano que el YoSoy132 se movilizaría frente al Palacio Legislativo de San Lázaro contra la asunción de Peña Nieto. Andrés Manuel López Obrador estaba convocando también a sus seguidores a manifestarse en esa fecha en todo el país -si bien, en la ciudad de México, en la Columna de la Independencia, un punto alejado del Congreso y del Palacio Nacional, donde estaría Peña Nieto. Desde diez días antes, el cierre y cercado de calles con vallas de tres metros de altura, y el despliegue de policías federales y capitalinos, más que prever una movilización pacífica buscaban generar la psicosis de un posible enfrentamiento y atemorizar a la población, aun a costa de las molestias a los habitantes de la zona. No estaba descartado que grupos de mayor radicalidad actuaran en las protestas, en los que fácilmente prendería el ánimo de enfrentamiento con la policía.

En ese escenario, la provocación organizada desde los mismos cuerpos de seguridad podría tener un efecto múltiple. Por un lado, no sería difícil, a través de la infiltración y la provocación, vincular a los estudiantes del YoSoy132 y demás organizaciones del Frente contra la Imposición con la violencia e iniciar así su aislamiento social. Por otra parte, como lo ha señalado en sus comentarios el historiador y politólogo Lorenzo Meyer, generar un ambiente de temor social que desaliente en el futuro las movilizaciones callejeras. De ser posible -como lo intentó el vocero de Televisa Carlos Loret de Mola en una columna periodística- vincular al mismo López Obrador y al Morena con el vandalismo que se desplegó en esa fecha en el Centro Histórico de la ciudad y sus alrededores, y obstruir eventualmente el registro de éste como partido.

Si ése fue el efecto planeado, no se ha logrado plenamente y aun podría revertirse contra sus autores en los gobiernos de Peña Nieto y del Distrito Federal, sin olvidar que el operativo policiaco fue diseñado estando aún Felipe Calderón en el gobierno y su secretario de Seguridad Genaro García Luna al mando de la policía. Las contradicciones en las que se ha incurrido -por ejemplo la negativa de haber usado balas de goma, evidentes en videos y fotografías- y las circunstancias de múltiples detenciones de manifestantes y ciudadanos ajenos a la movilización son ostensibles y son demasiadas para permanecer ocultas.

Pero la represión y las acciones intimidatorias han tenido cierto éxito en divorciar al gobierno del Distrito Federal de algunas de sus bases sociales más organizadas y activas. Ese gobierno, que por cuarta vez consecutiva recae en las manos de un candidato del PRD, se ganó esta vez con el esfuerzo conjunto de los militantes de éste y del lopezobradorismo, pero también de la movilización desplegada por los estudiantes del YoSoy132 y de muchos otros grupos opuestos desde los tiempos de la campaña electoral al PRI y a Peña Nieto. Y ahora, en medio de la crisis represiva, ese frente se encuentra disgregado socialmente. Los órganos del régimen capitalino son una de las manos de la represión del 1 de Diciembre, y la que hoy mantiene presos a 14 ciudadanos a los que no se les han acreditado, ante la opinión pública, culpas que ameriten el encarcelamiento.

López Obrador denunció la represión, es cierto, desde el momento mismo en que ésta se estaba produciendo, y demandó la renuncia del flamante secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y del recién designado subsecretario de Planeación y Protección Institucional , Manuel Mondragón. Pero no ha llamado después al Morena a la movilización por la libertad de los presos ni por el castigo a los culpables de la represión. Debe hacerlo con la legitimidad que le da el haber contribuido al triunfo de las izquierdas en la elección del gobierno del Distrito Federal. La vinculación del nuevo partido con los movimientos sociales y la defensa de las garantías constitucionales son tan fundamentales, si ha de constituirse en una opción real de las izquierdas a futuro, como el cumplimiento de los requisitos formales para obtener el registro.

El YoSoy132 se encuentra momentáneamente replegado por el efecto de la represión misma, pero ésta puede nuevamente reagruparlo y llevarlo a manifestaciones callejeras vigorosas en que vuelva a mostrar su capacidad de convocatoria, junto con las demás organizaciones del Frente Nacional contra la Imposición. En todo caso, son las inminentes vacaciones de invierno lo que puede desmovilizar a los estudiantes de las instituciones privadas y públicas y limitar sus acciones por la liberación de los 14 presos políticos que aún quedan.

Del PRD, sumido en la mayor crisis moral y política de su historia, nada puede ya esperarse. Con las cárceles llenándose de presos por la represión y con múltiples heridos, dos de ellos de gravedad, su corriente hegemónica, Nueva Izquierda, decidió, apenas un día después de la asunción de Peña Nieto, firmar el llamado Pacto por México como vía para negociar su inserción en el esquema político de la restauración priista. Que dicho pacto no es sino una forma de cooptación política hacia la izquierda parlamentaria -porque la alianza estratégica ya la tiene el priismo con el PAN- salta a la vista al observarse que la mayor parte de su contenido son medidas de gobierno que el peñismo podría impulsar sin alianzas, y que, en todo caso, cada uno de los puntos que hayan de pasar por el Congreso podrían negociarse en lo particular al traducirse en iniciativas de reforma o de nuevas leyes. Se trata de un pacto en que no se asumió ningún compromiso en relación con la no privatización del sector energético y de Pemex.

La posibilidad de constituir un dique eficaz frente a la escalada represiva que el ascenso del PRI anuncia y ante el avance del programa de las llamadas reformas estructurales de naturaleza eminentemente neoliberal pasa tan sólo por los movimientos sociales como el YoSoy132, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, el Frente contra la Imposición y los organismos defensores de derechos humanos; acaso también por el Morena, sí éste abandona su actual autismo electoral y se decide a vincularse con los sectores movilizados de la sociedad, pero no, por ahora, por la vida parlamentaria del país.

Eduardo Nava Hernández. Politólogo – UMSNH

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.