El diputado del Partido Popular Vicente Ferrer dijo el pasado 29 de octubre en la Comisión de Justicia del Congreso que un mantero, un vendedor callejero de copias ilegales de películas y música, es peor que un camello, un vendedor de droga. Basaba su razonamiento en que el segundo no perjudica a ninguna industria, mientras […]
El diputado del Partido Popular Vicente Ferrer dijo el pasado 29 de octubre en la Comisión de Justicia del Congreso que un mantero, un vendedor callejero de copias ilegales de películas y música, es peor que un camello, un vendedor de droga. Basaba su razonamiento en que el segundo no perjudica a ninguna industria, mientras que el vendedor de CD y DVD «pone en riesgo miles de puestos de trabajo». Vale la pena analizar estas afirmaciones, en primer lugar porque elevan al máximo reconocimiento el valor de una industria. De tal modo que lo sitúa por encima de la salud, del derecho de supervivencia de un ser humano, de la socialización del conocimiento….
La segunda reflexión del diputado es la demagogia de equiparar el perjuicio a un negocio con el peligro de puestos de trabajo. Si de puestos de trabajo se trata el mantero también crea puestos de trabajo: el suyo, el de quien hace las copias, quienes producen los sistemas informáticos (software y hardware) para hacerlas y la industria de los CD y DVD vírgenes. Y más todavía, gracias a la ilegalidad y persecución del mantero se crean puestos de trabajo de policías, jueces, abogados, procuradores y demás funcionarios de justicia. Hasta de diputados como él que se dedican a pedir su prisión. Y si seguimos alargando el principio absoluto de los puestos de trabajo, también el resto de delincuentes permiten todos esos trabajos. Imagínense cuántos puesto de trabajo en la lucha antiterrorista y el ejército han creado Al Qaeda y sus atentados.
Y es que de una tontería dicha por un diputado pueden desencadenarse muchas más con sólo aplicar los mismos criterios argumentales.