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El encuentro Chávez-Kirchner

Fuentes: www.elsocialista-mst.org

El encuentro de ambos presidentes en Venezuela estuvo precedido por un duro enfrentamiento entre Fox y Chávez. También hubo un nuevo choque político con EE.UU. Chávez calificó a Bush de «asesino, genocida y loco». Del encuentro de Puerto Ordaz salieron una serie de acuerdos económicos y se habló de avanzar en «la integración latinoamericana». ¿Qué […]

El encuentro de ambos presidentes en Venezuela estuvo precedido por un duro enfrentamiento entre Fox y Chávez. También hubo un nuevo choque político con EE.UU. Chávez calificó a Bush de «asesino, genocida y loco». Del encuentro de Puerto Ordaz salieron una serie de acuerdos económicos y se habló de avanzar en «la integración latinoamericana». ¿Qué significan estos acuerdos? ¿Son pasos antiyanquis o negocios para grandes grupos empresarios? ¿Kirchner da un giro hacia una postura antiimperialista para independizarnos del FMI y de EE.UU? ¿El Mercosur es la vía para una integración continental independiente y de progreso para los pueblos? ¿Qué otra alternativa hay?

¿Kirchner se está volviendo antiimperialista?

Estos interrogantes son los que se plantea miles de compañeros. Surgen en el marco del impacto de los discursos de Chávez, de sus contundentes y claras acusaciones contra Bush y el imperialismo norteamericano y contra el lacayo mexicano Vicente Fox, que todos los antiimperialistas compartimos.

Es evidente que a Bush y a Estados Unidos no le gustan este tipo de encuentros ni las posturas como las del presidente de Venezuela. Ellos quisieran tener en todos los países presidentes cipayos o, como dijera Chávez, «cachorros del Imperio», tipo Fox. El mexicano vino a la Cumbre de Mar del Plata a ser el vocero descarado de las posturas de Bush sobre el ALCA. Fox siguió su papel de alcahuete del Imperio expulsando al embajador venezolano de México. El sábado 19 miles se movilizaron en Caracas para repudiar a Fox y las nuevas amenazas de los yanquis. En ese acto de masas, Chávez acusó a Bush de asesino y genocida. Y luego cantó dos rancheras mexicanas en honor al pueblo de ese país, a quien diferenció de su presidente.

Las diferencias entre Chávez y Kirchner

Estos hechos antecedieron el encuentro de Puerto Ordaz (Guayana) entre ambos presidentes. En la reciente Cumbre de Mar de Plata ya hubo también un discurso muy duro antiyanqui y de elogio a Kirchner por parte de Chávez. ¿Significa todo esto que está surgiendo un eje Caracas- Buenos Aires, que va a encabezar una ruptura con el imperialismo y el FMI? ¿Kirchner da un giro a una postura de independencia del FMI y los EE. UU.?

Categóricamente decimos que no. Se mantienen diferencias sustanciales entre Chávez y Kirchner respecto a sus posturas frente al imperialismo. Si bien ambos gobiernos son capitalistas, es claro que Chávez tiene fuertes roces y choques reales con el presidente de EE.UU. Bush impulsó todo tipo de acciones, desde un golpe hasta un paro patronal petrolero, para derribar al gobierno venezolano, para ver si lograba tener un Fox y manejar directamente el petróleo de Venezuela. Kirchner recibe, en cambio, felicitaciones de Bush por cumplir con el «buen comportamiento de la economía». Chávez defiende su petróleo, mientras acá Kirchner sostiene la privatización en manos de Repsol-YPF. Chávez se negó a enviar tropas a Haití, mientras Kirchner fue uno de los primeros en cumplir la orden de Bush. Por todo eso podemos decir que, más allá de las diferencias políticas que tenemos con Chávez, Venezuela es hoy un país independiente; mientras que Argentina con Kirchner, sigue siendo una semicolonia de los yanquis.

Los acuerdos de Puerto Ordaz: ¿a quién benefician?

Otro hecho que muestra que Kirchner no ha dado ningún giro a posturas de ruptura con los yanquis, el FMI y los grandes grupos económicos son los acuerdos que se firmaron en Puerto Ordaz.

¿Se firmó un acuerdo para unirse y dejar de pagar la deuda o reestatizar el petróleo argentino, uniéndonos a PDVSA, la empresa estatal petrolera venezolana? No. Por el contrario, Kirchner viajó acompañado de directivos de la española Repsol-YPF y de otros grupos económicos para hacer buenos negocios. Por ejemplo, se firmó un acuerdo petrolero entre ambos países para «impulsar tareas de exploración y producción en la región del Orinoco y en el continente y en el mar de nuestro país». Pero si no tenemos una empresa estatal petrolera, ¿a quién favorece esto? Muy sencillo: a Tecpetrol, que pertenece al grupo Techint, que ya opera en Venezuela; y a Repsol-YPF que ya está asociada y tiene acuerdos con PDVSA. Se acordó realizar un gasoducto Caracas-Buenos Aires que demandaría 6000 km. de redes ya existentes y por hacer. La obra involucraría al grupo Techint, que es especialista en tendido de gasoductos en el mundo. No hay que olvidar que Techint es dueña mayoritaria, en Venezuela, de la acería Sidor radicada en Puerto Ordaz. Y que viene de tener un choque con el gobierno de Chávez, que amenazó con reestatizarla si no pagaba más alto los precios del hierro que le vende el Estado venezolano. Fue justamente el gobierno argentino el que actuó de mediador y Techint cedió, pasando de 19 a 30 dólares el pago por tonelada de hierro.

Impsa-Pescarmona se quedó con el negocio de la rehabilitación de la central Hidroeléctrica Macagua 1, con una inversión de 223 millones de dólares. Aeropuertos Argentina 2000, la empresa privada que maneja Ezeiza, firmó un acuerdo con el gobierno venezolano para modernizar el aeropuerto del Estado de Táchira. La Cámara de Fabricantes de Máquinas agrícolas colocó equipamiento por 113 millones de dólares que se puede ampliar a 500 en cuatro años.

O sea, Kirchner no hizo otra cosa que favorecer los negocios de varios de los grandes grupos económicos, aprovechando la bonanza petrolera de cual se ve beneficiada Venezuela, que es el quinto exportador de crudo mundial.

La deuda externa, el FMI y Venezuela

También Venezuela hizo sus negocios, porque nos venderán 5 millones de barriles de gasoil por año, por valor de 400 millones de dólares. Y además el gobierno venezolano ratificó que volverá a comprar bonos de la deuda externa por cerca de 300 millones de dólares. Durante el 2005 nos compraron por el valor de 950 millones. El gobierno de Kirchner presenta esto como un apoyo financiero y un gesto de independencia. Pero en realidad no lo es. Venezuela, a pedido del gobierno, le compra esos bonos, pero es una entrada de plata «fresca» (que, como dice Chávez, «no es mucho para nosotros», porque le entra un platal con el barril a 60 dólares) que Kirchner va a usar para cumplir con los compromisos de pagos con el FMI. Esto significa que estamos adquiriendo nueva deuda, ahora con Venezuela, para pagar la deuda fraudulenta del FMI. Y encima es negocio para Venezuela, porque los bonos de la deuda que compran van con alta tasa de interés que vamos a tener que pagar, tarde o temprano.

Lamentablemente en la reunión de ambos presidentes, este fue el único tema abordado sobre la deuda externa. Ni Chávez ni Kirchner hablaron de dejarla de pagar, ni de hacer un frente común con ese objetivo.

Por el contrario, todo indica que desde nuestro país, el ministro Lavagna se prepara para retomar las negociaciones con el FMI. «Así quedó acordado durante la reunión que el presidente mantuvo con el ministro de Economía, el miércoles por la noche en la Casa Rosada» (Clarín, 18/ 11). Además, se ven como señales claras pro FMI, por ejemplo, la creación del Fondo Anticíclico, que implica un aumento del superávit fiscal que el gobierno podría destinar al pago de la deuda externa y los cambios en el régimen de indemnizaciones para favorecer a las patronales, otra exigencia del FMI (datos Clarín, 18/11)

El Mercosur no es el camino a una integración independiente

El supuesto «broche de oro» del encuentro Chávez-Kirchner, fue el anuncio de la integración de Venezuela como miembro pleno del Mercosur. Chávez lo presentó como el camino hacia una integración independiente de los pueblos latinoamericanos contra «los intereses del Norte». Nosotros reiteramos que es correcta toda medida política o económica que sirva para defender a Venezuela de las acechanzas imperialistas. Pero también decimos que no creemos que el Mercosur, ahora ampliado con Venezuela, sea una herramienta que sirva para enfrentar al imperialismo, a las multinacionales y que pueda beneficiar a los trabajadores con una mejor distribución de la riqueza. Esta es justamente nuestra diferencia de fondo con el gobierno de Chávez. Creemos que allí es donde se muestran las limitaciones del chavismo como corriente nacionalista burguesa. Es una utopía sostener una salida independiente en un Mercosur manejado por las multinacionales del automóvil (Ford, GM, VW o Toyota), los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, los pulpos exportadores del agro (Cargill, Dreyfus) y la gran banca. Esto ya está demostrado después de más de 10 años de Mercosur. Podrán existir roces con EE.UU. por los subsidios imperialistas a los productos agropecuarios, como se puso de manifiesto en la cuestión del ALCA. Pero estos acuerdos regionales son fomentados por el imperialismo, para mejorar el rendimiento y las negociaciones de sus multinacionales y coordinar como mejor explotar a los trabajadores. Así se ha fomentado la tercerización, la flexibilización laboral y, de última, el crecimiento de la pobreza en los pueblos del sur. Los acuerdos de Puerto Ordaz muestran que se va en ese mismo camino, favoreciendo los negocios de los grandes grupos económicos.

Muchos compañeros, por el peso de la figura de Chávez, pueden pensar: «es cierto que lo que ustedes dicen sobre el Mercosur, pero ¿que otra alternativa hay?». Nosotros creemos que hay otra alternativa, tomando como centro la movilización latinoamericana, el no pago de la deuda externa y romper los lazos con el FMI. Por ahora Chávez no tiene esa postura y paga la deuda con la renta petrolera. Pero la deuda es el gran flagelo. El enorme prestigio que tiene Chávez sobre las masas de nuestro continente podría ser aprovechado para proponer a Brasil, Argentina, Bolivia y Uruguay, un Frente de Países deudores para no pagar. Millones se movilizarían. Venezuela estaría más fuerte frente a Bush. Sería una dura lucha, similar a la gesta de Bolívar y San Martín. A ellos le decían utópicos. Pero su causa triunfó. La Segunda Independencia en el siglo XXI es contra el imperialismo yanqui y el no pago de la deuda externa su bandera principal.