Es increíble que la verdadera oposición al gobierno supuestamente “izquierdista” de MORENA encabezado por el presidente López Obrador sea el movimiento feminista. Esto es algo que nos deja anonadados pues lo que el estado debería combatir son los carteles, la delincuencia organizada y las mafias del poder.
Pero para desviar la atención de su fracaso el gobierno mexicano ha criminalizado al movimiento feminista al que acusan de “boicotear” la tan mentada Cuarta Transformación. El presidente López Obrador las ha calificado de “conservadoras” próximas de los partidos de derechas ¿Quizás fascistas? Así que el enemigo público número uno son las mujeres contestatarias y rebeldes.
Y hemos sido testigos de como progresivamente las marchas del 8 de Marzo, el día Internacional de la Mujer trabajadora, se ha convertido en una verdadera batalla campal contra el poder establecido. Es tan exagerada la refriega que la marabunta envuelta en pañuelos verdes y morados arrasa lo que se atraviese a su paso destruyendo el mobiliario urbano, las fachadas de las iglesias, bancos, universidades, o edificios públicos. Los daños se valoran en millones de pesos. Un nivel de agresividad e ira contenida sin precedentes. El miedo ha cambiado de bando.
Y es que estamos en un país en el que según las estadísticas se asesinan diariamente a 11 mujeres. Aparte de las desapariciones, violaciones y feminicidios se incrementan imparables. Por ejemplo: en el mes de agosto de 2021 han sido asesinadas 109 mujeres. En el 2021 el total fue de 3.000 mujeres asesinadas (récord mundial). En enero del 2022 se registraron 75 feminicidios (en el 2020 más de 4.000 feminicidios en América Latina) México es uno de los países del mundo más inseguros para las mujeres. Sus derechos sociales son arbitrariamente quebrantados sin ninguna objeción. Todavía buena parte de la sociedad las trata como a menores de edad que tienen el deber de obedecer al heteropatriarcado dominante. A las mujeres se les ha reservado el papel de garantes de la familia tradicional y deben dedicarse exclusivamente al cuidado de la casa y la crianza de los hijos.
Y estos principios fundamentales los bendice la iglesia católica reaccionaria y ultraortodoxa (de carácter cristero y yunquero) que todavía esclaviza las conciencias del pueblo mexicano (aunque sean los principales responsables de los crímenes de pedofilia) Hoy la reivindicación prioritaria del feminismo es que constitucionalmente se apruebe el aborto libre y gratuito. Algo que los prelados de la santa madre iglesia condenan y amenazan con excomulgarlas por ateas y herejes.
Este es un incontestable choque generacional que se libra en el campo de batalla en las calles de las principales ciudades y pueblos de la república. Este 8 de Marzo se movilizaron 70.000 mujeres en la ciudad de México, muchas de ellas armadas con cócteles Molotov, mazos, cadenas y varillas para confrontar a las miles de soldadas femeninas de la Marina (los hombres no intervienen ese día) La perversidad del sistema machista llega hasta el punto de incitar a que las mujeres se peleen entre sí. En una ciudad blindada por completo (el centro histórico) con barreras de acero antifeministas (desde donde los esbirros policiales les disparaban gases lacrimógenos y gas pimienta) de unos 5 metros de altura para intentar detener a las manifestantes (muros de contención cuyo presupuesto sobrepasa de los 5 millones de dólares) Además, las manifestantes pintaron y grafitearon miles de metros cuadrados de paredes, muros, y hasta la superficie de las principales calles y avenidas.
Contemplamos un paisaje solo comparable al de los territorios ocupados por Israel en Palestina, con muros de un apartheid antifeminista levantados por el gobierno mexicano temeroso y cobarde. El palacio presidencial es principal objetivo de las “guerreras aztecas” puesto que allí reside el máximo “líder machista” (como ellas lo llaman) el patriarca de la 4T, el presidente López Obrador. El miedo y el terror ha cambiado de bando. Se sienten acorralados y tiene que atrincherase como ratas en su madriguera. Y es que el gobierno mexicano ha sido incapaz de detener la ola de desapariciones, feminicidios, secuestros, violaciones de mujeres y niñas. En la guerra civil no declarada contra el narco, las mujeres son las más violentadas.
El partido MORENA con todo el descaro promueve a candidatos acusados de violación, abusos o acosos sexuales contra mujeres y niñas. Estamos ante un duelo entre el feminismo progresista y el fascismo machista tan tradicional y arraigado en la sociedad mexicana desde tiempos inmemoriales. Las mujeres que deberían ser las aliadas naturales del gobierno “izquierdista” de MORENA, son acusadas de haberse convertido en “títeres manipulados” por sus adversarios conservadores.
En Guadalajara la manifestación feminista fue multitudinaria y de una magnitud nunca vista (participaron 30.000 mujeres) Organizadas en legiones y escuadras encapuchadas desenterraron el hacha de guerra y se ensañaron principalmente con las instalaciones de la Universidad de Guadalajara vandalizándola por completo pues acusan a sus profesores de acosadores, abusadores y violadores de alumnas. Es tan aberrante el panorama que hasta un Magistrado del Poder Judicial de Jalisco (con antecedentes previos) tiene una denuncia por agresión sexual de una menor de 15 años. La indignación es irreprimible y como reza una de las pancartas “por mis hermanas soy capaz de quemar la ciudad” mientras miles de voces gritan ¡Vivas las Queremos! Ya no hay vuelta atrás ahora la revolución mexicana es abiertamente feminista eclipsando por completo las figuras de Pancho Villa o Emiliano Zapata. Los grupos de izquierda tradicionales son incapaces de tal poder de movilización y convocatoria (ni siquiera el EZLN) y su decadencia es más que ostensible.
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