1. El gobierno panista, los empresarios y medios de información mexicanos han impulsado una gran campaña de calumnias contra los estudiantes de la UNAM que se solidarizan con las luchas de los pueblos de América Latina, en particular con las luchas del pueblo colombiano. A la clase dominante le gustaría un estudiante, […]
1. El gobierno panista, los empresarios y medios de información mexicanos han impulsado una gran campaña de calumnias contra los estudiantes de la UNAM que se solidarizan con las luchas de los pueblos de América Latina, en particular con las luchas del pueblo colombiano. A la clase dominante le gustaría un estudiante, luego un profesionista que no piense, menos que sea crítico sobre la situación que vive. Quisieran un universitario formado con un programa empresarial; que aprenda a hacer «cosas productivas», a producir mercancías y riquezas, pero que no entienda ni se ponga a averiguar el por qué ni el para qué. Por eso en los últimos 25 años los gobiernos, para dejar satisfechas a «las fuerzas productivas y empleadoras», han impulsado la creación de escuelas y universidades tecnológicas y privadas que enseñan muy bien a trabajar con las manos o con los sentidos, pero cuidando que los estudiantes no usen el cerebro o el corazón.
2. Preguntan los poderosos hombres de negocio, acumuladores de dinero: ¿Qué hacían los dos o más estudiantes de la UNAM en un campamento guerrillero de las FALC sino aprender a organizar guerrillas, manejar armamentos, fabricar bombas y entrenarse para extender el terrorismo en México y América Latina? Si fueron a investigar, como dicen, ¿por qué la universidad autoriza a estudiantes hacer ese tipo de investigaciones sociales que de nada sirven al país, cuando lo más seguro es que esos jóvenes se conviertan en las primeras células para organizar guerrillas? No sólo es difícil, sino imposible que los hombres que sólo piensan en hacer negocios entiendan que hay estudiantes, personas y profesionistas que se dedican a estudiar, reflexionar y conocer de manera directa distintas realidades con el fin de contribuir para transformar esa realidad en beneficio de los sectores más pobres y mayoritarios de la sociedad. En sus cabezas sólo hay signos de pesos y dólares.
3. Pero las campañas de los sectores de derecha contra la UNAM han sido permanentes. En estas últimas décadas los gobiernos derechistas y los empresarios preguntan de manera despectiva: ¿Para qué sirve enseñar en las escuelas y universidades carreras o materias como filosofía, historia, literatura, música, poesía, pintura, etcétera, si son carreras que no producen dinero ni generan riqueza? Aún más: ¿para qué abrir más universidades si éstas sólo son cuna de guerrilleros, anarquistas y comunistas? Y exigen que el gobierno sólo debería crear mano de obra para el trabajo, capacitar a los jóvenes para producir; enseñarles inglés y computación, tal como propuso el candidato presidencial priísta, Labastida, hace siete años. Sólo le faltó decir al priísta que sabiendo inglés los mexicanos pronto lograrían buenos puestos como braceros en los EEUU. ¿Podrán entender esos políticos los que significa educación humanística y el importante papel que cumple?
4. Jamás comprenderán esos enanos de pensamiento que la vida no es sólo tener más y más dinero, producir y producir mucho para consumir y consumir sin llenadera; que vivir no es dejar al mundo sin árboles, sin agua, sin recursos naturales, para satisfacer gustos y ambiciones de una clase social parasitaria que acumula riquezas. Jamás comprenderán que la dilapidación registrada en las grandes ciudades y la cada vez más creciente contaminación producida esencialmente por los países más industrializados está llevando al mundo al borde de su destrucción. Los jóvenes jipis y rockeros de los sesenta y los de hoy, de fin y principio de siglo, han comprendido que hay que luchar enfrentándose a la política y a los modelos económicos que se están aplicando en perjuicio de los indígenas, campesinos, obreros, sectores populares, que no han encontrado el camino o la manera para salir de esa situación de miseria familiar permanente.
5. ¿Qué sucede cuando los jóvenes comprenden esa realidad lacerante que las clases poderosas en cada país buscan esconder y silenciar? ¿Qué sucede en un país como México donde los servicios de salud pública (IMSS, ISSSTE) han sido abandonados, donde la educación ocupa uno de los últimos lugares del mundo, donde cada año más de medio millón de trabajadores tienen que cruzar la frontera de EEUU en busca de trabajo, donde los altos gobernantes y empresarios poseen ingresos de 200 o 300 veces más altos que los salarios de un trabajador y donde la justicia siempre se aplica en beneficio de los más poderosos? El 90 por ciento de la población está inconforme con la situación que vive pero no sabe qué hacer, no tiene plena conciencia de la realidad. Los medios electrónicos de información dedican todo su tiempo a desinformar y a manipular a su amplia audiencia; pero además los trabajadores tienes miedo de perder lo poco que reciben, además a ser reprimidos.
6. El gobierno derechista de Calderón y los empresarios de México hubieran deseado que el presidente fascista de Colombia, al ametrallar el pasado primero de marzo el campamento de las FARC, murieran todos los jóvenes mexicanos, así como todos los colombianos levantados en armas. Es el gran sueño de los gobiernos de EEUU, Israel, Colombia, México y de todos aquellos que quisieran desaparecer las oposiciones y las protestas sociales que tanto odian. Al no cumplirse sus deseos, ahora arrecian en nuestro país sus críticas contra la UNAM y demás universidades. Esos gobiernos, en lugar de preocuparse por resolver los problemas más importantes de la población, tales como el desempleo, los salarios miserables, la distribución equitativa de la riqueza y demás, que tanto provocan el malestar, el descontento y la desesperación de las masas, prefieren acudir a medidas de represión y destrucción violenta de la organizaciones sociales que se rebelan.
7. Las universidades, al mismo tiempo que preparan a los profesionistas dóciles que sin la menor reflexión, muchas veces sin darse cuenta, sirven para reforzar la explotación capitalista; también de esos centros educativos suelen salir jóvenes reflexivos y críticos que se acercan a las luchas sociales, muchas veces para conocerlas y otras veces para apoyarlas con su participación. Es el papel de los universitarios: poner todos sus conocimientos al servicio de los sectores que más los necesitan, de aquellos que con su trabajo en el campo, en el taller y en la fábrica, hacen posible el presupuesto económico con que se mantienen las universidades. Así que la participación de los jóvenes mexicanos, ecuatorianos, colombianos en los campamentos para conocer sus luchas o para solidarizarse con ellas, es un ejemplo que demuestra una altísima conciencia social de los universitarios, misma que se está desarrollando aceleradamente para responder a las condiciones de opresión que viven los pueblos del mundo.