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El funcionario público (llamado servidor público) del estado plurinacional

Fuentes: Rebelión

Después de 20 años de neoliberalismo y 10 años de Proceso de Cambio vendría bien reflexionar sobre ese conglomerado de hombres y mujeres que llegan a constituir la burocracia estatal del Estado Plurinacional. El CIS de la Vicepresidencia, en una investigación titulada: «Composición social del Estado hacia la descolonización de la burocracia» (2014) sostenía que: […]

Después de 20 años de neoliberalismo y 10 años de Proceso de Cambio vendría bien reflexionar sobre ese conglomerado de hombres y mujeres que llegan a constituir la burocracia estatal del Estado Plurinacional. El CIS de la Vicepresidencia, en una investigación titulada: «Composición social del Estado hacia la descolonización de la burocracia» (2014) sostenía que: «…el acceso a la burocracia se ha democratizado sin perder capacidades ni institucionalidad. Los nuevos servidores públicos son más jóvenes, hay más indígenas y mujeres que en el pasado y tienen mayores niveles educativos, ocupacionales y de ingreso que sus padres. Sin embargo, estos cambios no escinden -al contrario, fortalecen- su identidad étnica, potenciando la subjetividad de quienes tienen la responsabilidad diaria de construir el Estado Plurinacional».

De ser cierta esta afirmación, que esta burocracia se haya institucionalizado con la Ley Safco (de administración y control gubernamental), es un eufemismo técnico que no dice nada, porque si nos creemos sobre el fortalecimiento de esa institucionalización sin perder la identidad étnica, tendríamos una burocracia, mínimamente, comprometida con el Proceso de Cambio; y, lo que tenemos es un funcionariado que se caracteriza por el mínimo esfuerzo, la insolidaridad, su autoritarismo y verticalidad, su falta de compromiso político, inoculado por la ideología capitalista burguesa y sin vínculo con su realidad, como diría Zavaleta Mercado: «para saber lo que son estas capas es menester enumerarlas o decir lo que no son».

Y para confirmar lo anterior, simplemente una prueba empírica, la burocracia estatal después de recibir un trato privilegiado con el doble aguinaldo en varias gestiones, en el Referéndum de febrero del 2016 tuvo una conducta casi reaccionaria, en el sentido en que nunca tuvo la voluntad de comprender los alcances de la transformación iniciada el 2009, y fue la caja de pandora que reprodujo el conservadurismo, las creencias viejas, la cultura capitalista. Otra prueba empírica más para demostrar que los burócratas de hoy en día (incluidos los funcionarios que ingresaron por el Proceso de Cambio) siguen pensando como neoliberales, la constituyen las siguientes reflexiones que urge analizarlas: Si las instituciones estatales que hemos heredado están dibujadas, diseñadas, de forma corporativa o no y si han sido diseñadas para servir o no a los movimientos sociales. Si el aparato estatal está o no forjado para defender los intereses de los movimientos indígenas. Y lo más grave, si hemos tomado conciencia de esta situación y la burocracia no ha hecho nada para transformar esas instituciones, es que las están legitimando.

Tengo la percepción de que las clases medias incrustadas en el aparato estatal, siguen reproduciéndose, en algunos grados, como jerarcas racistas, y hago esta afirmación porque la clase media nunca podrá responder si se sitúa a la izquierda del Proceso de Cambio, ni nos dirá cuál es su ideología, ni quiénes son sus aliados; eso sí, como decía Lenin, «engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, a cada hora, de modo espontáneo y en masa». Lo que siempre ha buscado esta clase media, antes y ahora, es que cualquier proceso político sea irreversible, siempre y cuando no estén presentes los indios, más aún este Proceso de Cambio que cuando supera el 5% de crecimiento les paga su doble aguinaldo; eso sí, en su masoquismo no le importa ser víctima de la compulsión y coerción para que reaccione políticamente.

Lo que no comprenden los ideólogos del Proceso de Cambio es que la Democracia es una forma de gobierno que está constituida por instituciones democráticas, procedimientos formales y legales, etc., pero también la Democracia es un estilo de vida, referida a las prácticas sociales, a las prácticas culturales que den sentido a un proyecto político propio de convivencia. Entonces cuando hablamos de la Democracia liberal, esta democracia tiene una explicación contingente (circunstancial) y no universal, por lo tanto, no puede justificarse más allá de su contexto y referente histórico. Por el contrario, en Bolivia se ha redefinido la democracia en términos de nuestro contexto planteando su legitimidad de manera local, cultural, como algo propio. Por ello nos planteamos una Democracia Intercultural como base para la construcción de un Estado Plurinacional.

Así, la Democracia Intercultural como forma de gobierno debería ver la necesidad de fortalecer instituciones con identidad coherentes con las políticas del Proceso de Cambio, en este caso ¿la visión tecnocrática es suficiente? Yo creo que un Estado no sólo falla por un problema técnico o por carencias de capacidades burocráticas, un factor fundamental es el poder y su distribución, así como no incorporar en sus decisiones y en sus acciones las dinámicas del conflicto social.

Con respecto al poder y su distribución en las instituciones estatales, la pregunta que cabe es hasta dónde se ha racializado el Estado, hasta qué punto la identidad de las instituciones públicas es producto de la descentralización del poder desde abajo, que facilite a los actores locales, por ejemplo los hermanos indígenas, participar en el diseño de sus propias instituciones (justicia, economías productivas, educación, religión) o que los hermanos de las zonas populares participen en el diseño de sus políticas de urbanismo, de salud, educación; solamente de esta manera estaremos democratizando la política, o sea la gestión de las necesidades; y, de esta manera creamos una pluralidad de espacios públicos y, además, una pluralidad de conflictos sociales que son medios para transformar la burocracia y el país.

La construcción de instituciones con identidad, también significa contar con unas fuerzas armadas sin discriminaciones, una policía y una justicia con bajos niveles de corrupción, así las instituciones pueden perdurar a largo plazo y constituirse en un legado para el pueblo; porque si tuviéramos instituciones con identidad y que funcionen porque ayudan a la gente a Vivir Bien, esto sería una barrera para la derecha, ya que el coste político de «tocar» esas instituciones creadas en el Proceso de Cambio sería muy alto. La propia ciudadanía, el pueblo, no dejarían que toquen esas instituciones.

Por tanto, la tarea es fortalecer las instituciones con una gestión eficaz y transparente, unas instituciones que rindan cuentas, donde se limite los mandatos mediante la rotación de los cargos, y esto significa entender la Democracia como estilo de vida (actos y experiencias, prácticas culturales), sólo de esta manera dejamos sentadas las bases de un proyecto social, político, cultural, económico, que se mantenga en el tiempo porque funciona, es decir, porque posibilita que las futuras generaciones estén más cerca de poder Vivir Bien, de poder luchar por su felicidad a su manera.

Jhonny Peralta Espinoza, ex – militante de las Fuerzas Armadas de Liberación Zárate Willka. 15 años preso político en Chonchocoro.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.