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El injerencista Blinken está mal informado sobre periodistas asesinados, dijo López Obrador

Fuentes: Rebelión / CLAE

El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reprochó al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, de estar desinformado sobre los motivos que han derivado en el asesinato de periodistas en México en recientes fechas y acusó que este es un acto injerencista de parte de la administración del presidente Joe Biden.

En su cuenta de Twitter, el funcionario estadounidense expuso su preocupación por la escalada de asesinatos de informadores en México y llamó al gobierno a reforzar las medidas de seguridad y responsabilidad entorno a los periodistas, sumándose a la campaña de medios hegemónicos y trasnacionales de la información contra el presidente mexicano.

«Me uno a los que exhortan por mayor rendición de cuentas y protección para los periodistas mexicanos. Mis condolencias para sus seres queridos», tuiteó el secretario de Estado estadounidense en clara intervención en los asuntos internos de otro estado, que quizá Blinken crea que es una colonia o un estado asociado.

El canciller mexicano Marcelo Ebrard, en carta a Blinken, señaló que “El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es un impulsor de las libertades y los derechos políticos, sociales y de expresión por ser el nuestro un movimiento democrático que, durante décadas en la oposición fue acosado, espiado y perseguido”

Indicó que la regla máxima de la actual administración es que se dé a la población acceso a la justicia y que no haya impunidad, puesto que acusó que los últimos tres presidentes que ha tenido la nación fueron los causantes de la “explosión de la violencia”. Añadió que en México se ha iniciado una nueva estrategia de seguridad, que ha implementado un nuevo diálogo al interior del país, que ya ha presentado una tendencia a la baja en la comisión de delitos, “incluyendo los homicidios”.

Para Álvaro Verzi Rangel, director del Observatorio en Comunicación y Democracia, se trata de una ofensiva desestabilizadora del gobierno progresista mexicano, donde confluyen los organismos más afines a Washington y la prensa hegemónica, defensora de los negocios de los más ricos. “Es una forma de manchar la figura de un estadista que va ganando simpatías en el continente por sus posiciones antiimperialistas y antiinjerencistas: se trata de una ejecución mediática sumaria”, señaló.

(Blinken)“Está malinformado porque de lo contrario estaría actuando de mala fe. Lo que él está sosteniendo no es cierto, desde luego es muy lamentable que haya asesinatos de periodistas, lo sabemos, nada más que en todos los casos se está actuando, no hay impunidad, no son crímenes de Estado”, afirmó López Obrador.

López Obrador respondió: “nosotros nunca daremos la orden de que se reprima a nadie, no mandaremos a matar a nadie; no es ‘mátalos en caliente’, no es ‘si están heridos, remátalos. Eso ya terminó. Desde luego, no podemos permitir la impunidad de nadie, sea quien sea, es decir, por lo que tú estás hablando”.

Con tono endurecido descartó la existencia de crímenes promovidos desde la autoridad: “Si el jefe del Departamento de Estado de Estados Unidos interviene pues yo pienso que no sabe, no está bien informado de esta situación porque no hay crímenes de Estado y es muy lamentable que los periodistas pierdan la vida por distintos casos y que además estamos atendiendo”, señaló el mandatario desde el Palacio Nacional.

Añadió que los gobiernos de Estados Unidos han tenido la mala costumbre, históricamente, de señalar los problemas que ocurren en el extranjero y no atender los domésticos. De igual forma, acusó que el comentario de Blinken hace patente la conexión que existe entre los grupos conservadores en México con las administraciones estadounidenses.

“En Estados Unidos los gobiernos tienen esa mala costumbre de que son candil de la calle y oscuridad de la casa. No de ahora, el intervencionismo del embajador de Estados Unidos en un asunto que nos duele profundamente. “Esto demuestra de que existe mucha vinculación entre los grupos conservadores de México con el gobierno de Estados Unidos”, añadió.

En ese sentido, López Obrador volvió a insistir que el gobierno estadounidense informe por qué está financiando a Mexicanos Unidos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) y que el gobierno mexicano acusa de actitudes golpistas por atacar el proyecto político que él impulsa. “Pedirle de favor que se informen y no actúen de forma injerencista porque México no es una colonia de EEUU ni un protectorado”, sostuvo.

Desde el 2000, 150 periodistas han sido asesinados en México, en crímenes relacionados con su labor profesional, según el seguimiento de la organización Artículo 19, pero de este centenar y medio, 30 homicidios fueron cometidos durante el actual gobierno y cinco de éstos en 2022. La mayoría de ellos habían investigado casos de vínculos del poder con el narcotráfico o casos de corrupción, donde los responsables son altos funcionarios locales, civiles o uniformados.

 «Nosotros no toleramos la impunidad de nadie. Cuando se trata de una autoridad la que agrede a un periodista de inmediato actuamos», dijo López Obrador.

Obviamente Blinken, supuesto defensor de la libertad de prensa (siempre que apoye a EEUU), nunca se refirió al caso del fundador australiano de Wikileaks, Julian Assange, cuya extradición pide su gobierno, por revelar las masacres y horrores de la guerra llevada por EEUU en Irak y Afganistán. Assange se enfrenta a una pena de hasta 175 años de cárcel si es condenado por cargos de espionaje.

Una semana atrás, AMLO aseguró a los reporteros, fotógrafos y camarógrafos de su país que reclaman justicia para los asesinatos de sus pares que “no están solos” y les garantizó que trabajará para encontrar responsables. En Tijuana, Baja California, negó que el Ejecutivo actúe «con indolencia» ante estos crímenes.

Más allá de Blinken, las agencias noticiosas internacionales pero sobre todo la prensa hegemónica española, son quienes con mayor virulencia se han manifestado contra el gobierno mexicano, sobre todo después de que López Obrador  señalara a principios de mes que México se va “a dar un tiempo” en las relaciones con España.

“Una pausa para respetarnos y que no nos vean como tierra de conquista. Queremos tener buenas relaciones con todos los gobiernos del mundo, pero no queremos que nos roben, así como los españoles no quieren que les roben de ningún país. Y hacen bien. Pues tampoco queremos nosotros”.

Periomercenarios

En febrero, López Obrador calificó a varios columnistas de «mercenarios» y exhibió los salarios de famosos comunicadores como Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín y Carlos Loret de Mola (Televisa). Señaló que éste último percibe más de 35 millones de pesos al año (más de 1,7 millones de dólares) mientras el presidente solo gana 2 millones de pesos (casi 97.500 dólares).

“La mafia del poder ocultó durante mucho tiempo los sueldos de estos periodistas famosos, que no son como ustedes, son periodistas golpeadores que tienen las grandes empresas de comunicación», dijo el mandatario. “Tendenciosa”, “corrupta” “injusta” “amarillista” “conservadora” son solo algunos de las expresiones que el presidente ha lanzado a la prensa amarillista y destituyente, en lo que va de su gobierno.

Obviamente, sus declaraciones fueron condenadas en coro por organismos que bombardean a diario el gobierno progresista, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, Human Rights Watch, Reporteros Sin Fronteras, la Sociedad Interamericana de Prensa o el Comité para la Protección de los Periodistas, que incluso lo han acusado de abuso de poder, mientras avalan y propagandizan las dictaduras.

Las palabras de Blinken, conjugadas en el aire con las del republicano Ted Cruz y del embajador estadounidense en México Ken Salazar, suenan como espejos de colores. La violencia que se vive en México se debe en gran medida a la continuidad de las operaciones de los cárteles del narcotráfico y a la militarización, iniciada desde fines de los ’70 por órdenes de Washington, y relanzada en el sexenio de Felipe Calderón con la “guerra contra el narco” y la Iniciativa Mérida.

Hoy continúa con el despliegue de la Guardia Nacional, con la represión contra normalistas y migrantes, por ejemplo.Fueron los gobiernos de Washington los maestros en sus vínculos con el crimen organizado: en la década de 1980, el gobierno estadounidense alió a cárteles mexicanos y colombianos para surtir de recursos a la “contra-nicaragüense”, los paramilitares armados contra la Revolución Sandinista de 1979.

De esa escuela aprendieron los altos funcionarios en México. Así es que sectores de los tres niveles de gobierno tienen una tradición de décadas de asociarse con el crimen organizado, como quedó en evidencia con la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014.

Bárbara Funes señala que buscar minimizar el problema, como hace AMLO, no frena los crímenes contra los periodistas y la violencia, como no frena los feminicidios. «El realismo mágico de “abrazos no balazos” -la máscara de la militarización- junto con el despliegue de la Guardia Nacional y darle cada vez más poder al Ejército no conjura la asociación entre uniformados y crimen organizado. Pero son la clase trabajadora y los sectores populares quienes enfrentan los costos más altos por la continuidad de la violencia», añade en su análisis.

Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)