Del 22 al 24 de febrero se celebró en América Latina un evento que tuvo un gran significado simbólico para todo el hemisferio occidental y que puede ser el catalizador que acelere la llegada de un nuevo orden mundial multipolar. El presidente argentino Alberto Fernández visitó México por invitación del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Ambas partes acordaron estrechar sus relaciones para luchar contra el neoliberalismo y fortalecer la integración de los países de Latinoamérica. La reunión también hizo énfasis en el G20 y en usar a este organismo institucional como modelo experimental para crear una nueva clase de cooperación internacional que sea multilateral.
Uno de los puntos más importantes del documento firmado por ambos presidentes es el que hace una observación acerca de la necesidad de evitar intentos de golpe de Estado durante las elecciones, algo que sucedió en Bolivia durante octubre del 2019. Después de ello, la oposición proestadounidense boliviana declaró que no reconocía los resultados de la elección presidencial y se apoderó de todos los edificios estatales. Evo Morales se vio obligado a abandonar su país.
Otro hecho destacable que está en el documento tiene que ver con que el presidente de México reconoció la soberanía de Argentina sobre las Islas Malvinas (Falkland) ocupadas por Gran Bretaña.
Todos los países del continente reaccionaron de forma positiva al encuentro entre Fernández y Obrador, lo que lleva a muchos analistas a decir que se está creando un nuevo eje de integración del Caribe, Centroamérica y Sudamérica.
Sin embargo, la reunión de dos de los presidentes más importantes de los Estados latinoamericanos ha suscitado grandes preocupaciones en Washington. El secretario de Estado Anthony Blinken sostuvo una teleconferencia con los jefes de las misiones diplomáticas de los Estados Unidos de México y Canadá (1); uno de los temas sobre los que trato la conferencia tuvo que ver con la migración ilegal que proviene de Centroamérica a los Estados Unidos y que pasa por México. El proyecto de Trump de construir un muro en la frontera mexicana ha sido descartado y el flujo de inmigrantes ilegales a los Estados Unidos que entran por la frontera sur del país continúa hostigando a la administración de Washington.
Estados Unidos usa como pretexto la lucha contra los cárteles de la droga para interferir en la política de México. El año pasado estalló un conflicto abierto entre Estados Unidos y México. Estados Unidos intentó poner bajo arresto a un general mexicano y exministro de Defensa, el general Salvador Cienfuegos. Las autoridades mexicanas negaron que este militar tuviera vínculos con los cárteles de la droga y al final un juez de los Estados Unidos se vio obligado a retirar los cargos en su contra.
Muchos políticos mexicanos han expresado una gran preocupación por el alcance y la penetración de los agentes estadounidenses en las instituciones mexicanas (2). El alcance de esta influencia se ha hecho bastante visible en los últimos días. La Agencia Antidroga de los Estados Unidos ha entregado más de 700 páginas de conversaciones privadas como pruebas para abrir una investigación y un juicio en contra del general Cienfuegos. A finales de febrero del 2021 todos estos documentos fueron publicados y consisten principalmente en miles de mensajes interceptados, además de contener fotografías y capturas de pantalla hechas entre diciembre del 2015 y febrero del 2017. Los agentes estadounidenses llevan mucho tiempo realizado esta clase de intercepciones, pero únicamente bajo el gobierno de Obrador estos hechos se han considerado operaciones que interfieren en los asuntos internos del Estado mexicano. El Presidente de México ha conseguido que el Parlamento aprobara una nueva ley destinada a limitar esta clase de interferencia por parte de los Estados Unidos en los asuntos mexicanos.
Es obvio que los Estados Unidos tienen un gran interés por su vecino del sur (3); por ejemplo, han aparecido agencias especiales que están exclusivamente dedicadas a monitorear la situación de la violencia que existe en México (4).
Es bien sabido que las acusaciones acerca de la violación de los derechos humanos son más que un pretexto que usan los Estados Unidos para injerir en los asuntos internos de otros países, como ha sucedido en Libia o Siria. No resultaría extraño, por tanto, que en algún momento México también llegara a ser declarado Estado fallido donde sería necesaria la «intervención» de las «fuerzas democráticas».
Estados Unidos identifica hoy a México como el principal proveedor de heroína, pero también lo considera el segundo mercado de exportación y el tercer mayor mercado de importación. Estas son realidades que Washington debe considerar a la hora de intervenir en este país.
Mientras tanto, la situación política de México es bastante inusual. El presidente actual forma parte de un partido conocido como el Movimiento de Renacimiento Nacional (MORENA) que tiene una fuerte orientación social. Los dos partidos políticos más antiguos, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de Acción Nacional (PAN), que es de derecha, han perdido todo su poder. Obrador, incluso antes de ser elegido como presidente de México en 2018, fue muy crítico con los Estados Unidos y su oposición a los planes de Trump de construir un «muro» en la frontera aumentaron mucho su popularidad. Ahora bien, el inusual rumbo político de México ha comenzado a influir en Argentina.
Traducido del ruso por Juan Gabriel Caro Rivera
Notas:
1. https://expansion.mx/mundo/2021/02/26/la-frontera-mexico-eu-esta-cerrada-a-la-inmigracion-irregular-dice-blinken
2. https://www.washingtonpost.com/graphics/2020/world/mexico-losing-control/mexico-military-security-drug-war/?itid=hp-more-top-stories
3. https://www.esquire.com/uk/life/a34424827/pax-narco-life-death-and-drug-money-in-the-city-of-el-chapo-culiacan/
4. https://www.mexicoviolence.org/
Fuente: https://www.fondsk.ru/news/2021/03/01/o-neobychnom-politicheskom-kurse-meksiki-53045.html