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El laberinto del candidato

Fuentes: Rebelión

La reciente participación del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, en el Ciclo «Democracia y Desarrollo» convocada por el Grupo Clarín en el Malba, que contará con la presencia del mismísimo Héctor Magnetto, puso en tensión las fibras sensibles del FPV. Resulta que la temática convocante no puede subsumir ni ocultar la dimensión simbólica que representó el […]

La reciente participación del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, en el Ciclo «Democracia y Desarrollo» convocada por el Grupo Clarín en el Malba, que contará con la presencia del mismísimo Héctor Magnetto, puso en tensión las fibras sensibles del FPV.

Resulta que la temática convocante no puede subsumir ni ocultar la dimensión simbólica que representó el hecho de que Scioli se haga presente en medio de una fuerte presencia de la dirigencia empresaria y política opositora.

Podría sostenerse que la aceptación al convite de la jornada sobre «El nuevo agro argentino», insiste en querer reafirmar el peso político que contiene ser ungido por el CEO de Clarín. Toda una interpretación a contra pelo de la historicidad de la batalla cultural que atraviesa Argentina en su última década.

Legitimar ese entramado surgido del fraude y asentado con sangre, habilita la crítica y el reproche, para con quienes sostienen representar la continuidad del modelo nacional y popular. Indudablemente el pueblo no se hizo presente en el conclave del Malba, pese a que el eje articulador era la democracia. Tiene sentido, atento que las representaciones políticas allí reunidas sostiene un concepto de democracia formal, desprovisto del ojo atento del pueblo, un sentido republicano que puede ser encolumnado en las corrientes del neoliberalismo.

Sin embargo, el reproche cede el escenario a un vocablo que condensa la suficiente energía como para intentar pensarlo: confusión. Confunde la presencia y abrazo de Scioli con Magnetto; confunde la carga legitimante que derramó su presencia; confunde el hecho de que su presencia no incomodara a todo el arco opositor; confunde la construcción de un discurso que gira en torno al diálogo con los adversarios, pero que jamás ejecuta una acción política coherente con el espacio al que dice pertenecer que lo enfrente con el poder real de Argentina. Un diálogo desde la tibieza contiene el gen de la resignación o la piel de cordero de un lobo liberal.

Por último deseo remarcar que el pragmatismo exhibido colisiona contra la búsqueda de consolidación de un Estado Social e instala la duda sobre si la usina desde la cual nacen estas acciones esta en la corriente ideológica que agasajó a los 90`s.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.