Recomiendo:
0

El litio de aquí, y de allá

Fuentes: El País de Tarija

 Lo que vamos a exponer aquí les parecerá a muchas personas discurso conocido, reiterado, repetitivo. Cantaleta, casi. Y sin embargo son conceptos muy importantes: Desde un tiempo a esta parte se venía discutiendo la importancia futura del litio para el país. A sabiendas que en nuestro territorio se encuentran las mayores reservas de este mineral […]

 
Lo que vamos a exponer aquí les parecerá a muchas personas discurso conocido, reiterado, repetitivo. Cantaleta, casi. Y sin embargo son conceptos muy importantes:

Desde un tiempo a esta parte se venía discutiendo la importancia futura del litio para el país. A sabiendas que en nuestro territorio se encuentran las mayores reservas de este mineral no metálico, cuya demanda es creciente debido al uso en artículos tecnológicos que energizan sus baterías con este producto.

Ahora aclaremos: Donde dice «importancia futura del litio para el país», al país que se refiere es a Chile. Porque el párrafo está tomado del Portal Minero, una página web chilena que, a su vez, reproduce lo publicado en El Mercurio de Calama, es decir, de uno de los más connotados aparatos ideológicos de la derecha chilena.

Y siguen: Frente a esta realidad -dice El Mercurio – nadie quiere quedarse atrás y suman voluntades y recursos para formar parte del negocio del futuro. Trascendental sería que los esfuerzos del gobierno logren el objetivo planteado, que no es otro que los beneficios de la explotación de este mineral favorezca al crecimiento del país.

Insistimos: el gobierno al cual se están refiriendo es el del Palacio de La Moneda, donde dentro de poco ya no estará la amigable Michele Bachellet sino, muy probablemente Sebastián Piñera, que es de derecha y no lo disimula.
En eso está Chile, con relación al litio. ¿En qué estamos nosotros?

Todavía en tanteos a escala experimental. Sí necesitamos conocer mejor el tema, que estamos manoseando por lo menos hace dos décadas, cuando se logró frenar una precipitada y prematura concesión a la Lithco Corporation, pero tenemos que salir de los laboratorios y asumir políticas aplicables a la realidad.

Constituir, por ejemplo, con urgencia, una empresa corporativa, sólida, transparente y basada en meritocracia (no en dedocracia) que registre ya, como patrimonio del Estado, las ingentes reservas de litio, que ya están en mora de ser cuantificadas en forma fehaciente y certificada, para que no nos pase lo del gas, que aparentemente ya lo sacamos de los activos de las corporaciones petroleras extranjeras. Aparentemente, porque en esos manejos no todo está claro, lo de las ya famosas auditorias secretas, por ejemplo.

Que al menos para escarmiento nos sirva lo que está sucediendo con nuestra invaluable YPFB, que ayer cumplió 72 años de vida con un presidente interino, una reservas aún por certificar, una industrialización que no pasa de las promesas electorales reiteradas y un manoseo burocrático que no se merece y que les debe estar doliendo a los muchos técnicos que en tres generaciones han cifrado sus esperanzas de desarrollo en ese hoy maltratado patrimonio nacional: YPFB.

Es evidente que desde afuera ven mejor lo que los bolivianos tenemos y lo que los bolivianos hacemos con lo que tenemos. Siempre fue así: con la plata, con el estaño, con el petróleo y el gas y por lo que aquí hoy, una vez más, alertamos, seguramente también que con el litio.

Y brota la inevitable pregunta: ¿No era que estábamos en proceso de cambio?