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Declaraciones del escritor argelino Yasmina Khadra

«El mundo árabe necesita que se le ayude, no que se le demonice»

Fuentes: El Mundo

«Ya no nos queda nada que esperar de Occidente. Nuestros intelectuales acabarán percatándose de ello. Occidente sólo se ama a sí mismo. Sólo piensa en sí mismo. Cuando nos echa un cable, es para que le sirvamos de anzuelo. Nos manipula, nos enfrenta entre nosotros y, cuando ha acabado de tomarnos el pelo, nos guarda […]

«Ya no nos queda nada que esperar de Occidente. Nuestros intelectuales acabarán percatándose de ello. Occidente sólo se ama a sí mismo. Sólo piensa en sí mismo. Cuando nos echa un cable, es para que le sirvamos de anzuelo. Nos manipula, nos enfrenta entre nosotros y, cuando ha acabado de tomarnos el pelo, nos guarda en sus cajones secretos y nos olvida». Quien así reflexiona es uno de los protagonistas de Las sirenas de Bagdad, la nueva novela de Yasmina Khadra, que llegará a las librerías españolas en los próximos meses de la mano de Alianza Editorial y en la que el escritor vuelve a pegarse a la actualidad, al conflicto iraquí. Cuenta la historia de un joven que decide autoinmolarse en un atentado a gran escala que le comunican que será «la mayor operación jamás llevada a cabo en territorio enemigo, mil veces más contundente que el atentado del 11 de septiembre».

«Hay muchos escritores que hoy pasan desapercibidos a pesar de que el mundo tiene gran necesidad de escuchar sus verdades. Yo tengo la suerte de ser conocido y me mueve la intención de combatir la exclusión de otros a través de novelas impactantes, fuertes, capaces de conmocionar con su sinceridad y humanidad». Así se expresaba ayer el autor en Madrid, antes de viajar a Barcelona para participar en los encuentros sobre novela negra, género en el que se inscribe parte de su obra.

Yasmina Khadra, seudónimo literario del ex comandante argelino Mohamed Moulessehoul, se ha propuesto utilizar su talento para «subsanar, en la medida de lo posible, la incomprensión trágica del mundo árabe que existe en las sociedades occidentales». Y, guiado por esa causa, ha conseguido levantar una estremecedora trilogía sobre las motivaciones del terrorismo, sobre las razones que conducen a tantos musulmanes a abrazar la violencia.

A través de tres novelas -Las golondrinas de Kabul, El atentado, la más reciente de sus entregas en nuestro país y de la que Alianza acaba de sacar una nueva edición en bolsillo, y la citada Las sirenas de Bagdad-, el escritor consigue remover al lector y acercarle al otro lado, haciéndole comprender lo que cientos de informaciones urgentes e imágenes televisivas no han conseguido pese a su espectacularidad.

«No me gusta cómo presentan los acontecimientos los medios de comunicación. Lo que intento con mis libros es profundizar en lo que se oculta tras las noticias, en las razones por las que alguien puede llegar al extremo de autoinmolarse. Lo que busco es que la gente conecte con lo que está pasando y recupere la lucidez», declara Khadra, para quien sus novelas no hablan del terrorismo sino de la fragilidad humana.

El escritor asegura que ha sentido en su propia piel la psicosis de quienes, al subirse a un avión, ven en su cara, en sus rasgos, una amenaza. «Si seguimos así, no vamos a poder salir de la trampa del odio y la intolerancia», sostiene. «El miedo», añade, «es el espacio vital del terrorismo y Europa tiene que perder el miedo para hacerlo retroceder, tiene que recuperar su fuerza, su valor».

Quien se acerca a las historias de Yasmina Khadra encuentra un mayor sentido a sus palabras. Con la misma perplejidad y curiosidad que mueve al protagonista de El atentado, un médico árabe que ha conseguido integrarse con éxito en la sociedad israelí y que enloquece al descubrir que su mujer se ha convertido en kamikaze -lo que lo conduce a un viaje sin retorno a sus orígenes-, el lector va adentrándose en una realidad que parece demasiado ajena, pero que termina tocándolo con su desgarro, desmoronando sus estereotipos y haciéndole cuestionarse de otra forma la realidad.

«En Argel, este año elegida capital de la cultura árabe, El atentado ha sido descalificado porque se considera propaganda sionista, mientras que en Israel se dice que hace apología del terrorismo», señala Khadra, quien sabe que la literatura es capaz de llegar allá donde no alcanza la información y se siente satisfecho, independientemente del éxito de público que ha acompañado a sus novelas -se han traducido a más de 25 lenguas- y del respaldo de la crítica.

«El mundo árabe no representa ninguna amenaza para Occidente; aún no ha desplegado sus fuerzas en ninguna frontera», dice. «El mundo árabe necesita que se le ayude, no que se le demonice. Y el primer paso para ello es dejar de considerarlo una amenaza, comprenderlo, expresarle que su dolor tiene sentido».

Consciente de que siempre se le va a pedir que tome partido -«es el lector sensible el que debe sacar sus propias conclusiones»-, el autor repite que «los conflictos de Irak, Chechenia y Palestina son los que legitiman la violencia integrista».