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República Dominicana

El mural de Silvano

Fuentes: Rebelión

Silvano Lora por Mercader En cualquier disciplina, existen ciertas reglas de ética que son indispensable conocer cuando se incursiona en ella. Un médico no puede operar de un pie a un paciente que llega al hospital con un dolor de oreja. En la pintura es igual. No me refiero a la pintura de brocha gorda […]

Silvano Lora por Mercader

En cualquier disciplina, existen ciertas reglas de ética que son indispensable conocer cuando se incursiona en ella. Un médico no puede operar de un pie a un paciente que llega al hospital con un dolor de oreja.

En la pintura es igual. No me refiero a la pintura de brocha gorda evidentemente.

Me refiero a la pintura como parte de las Bellas Artes. Me refiero al mural de Silvano Lora.

Según la tangente, la discusión se desvió a que Balaguer fue o no bueno, etc. El hecho es simple : hay un mural de Silvano Lora en el paraninfo de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y hoy día a un grupo de »renovadores» se le antoja que esa pintura no encaja con la remodelación que hacen y deciden borrarlo, destruirlo. Contratan a otro pintor, quien hace uno nuevo sobre el antiguo. Ese es el asunto. Se agrega que encima de esta violación elemental a la obra de Silvano, el nuevo mural destaca a Balaguer, aquel enemigo de la Universidad, como el gran gurú, rodeado de su tétrico séquito.

En realidad este segundo elemento no es el tema de discordia ni de discusión principal. Creo que si el nuevo mural hubiese contenido, en vez de la figura de Balaguer, la de Duarte, pongamos, para elegir el mismo personaje que se destaca en la obra original de Silvano. Tampoco procede, y el caso sigue siendo una violación, una ofensa.

Anecdóticamente quisiera hablar de otros casos:

Hace poco lei una noticia en La Jornada de México donde se hablaba de un mural recientemente descubierto en Argentina del maestro David Alfaro Sisqueiro. Inmediatamente las autoridades mejicanas y argentinas se pusieron en contacto para coordinar el rescate del mismo, que al parecer estaba abandonado con ciertos grados de deterioro. ¿Qué ocurrrió en este caso ? Que a pesar de las ideas políticas de Siqueiros, miembro del Partido Comunista Mexicano, prevalece el criterio del artista, sobresale el ánimo de querer salvar la obra de arte de un maestro reconocido.

En los primeros años de Picasso en París se podía conseguir pinturas de pintores desconocidos y según la evaluación del Marchand, sin ningún valor. Estas pinturas llamadas croûte eran muy baratas y servían a otros pintores para pintar nuevos cuadros cubriendo el original. Una de esas croûte resultó ser una pintura de una mujer vestida de rojo hecha por un pintor de nombre Henry Rousseau, un pintor de domingos, como se les llamaba a aquellos que hacían de esta actividad, en los fines de semana, un pasatiempo. Picasso colgó la obra en su taller y nunca la cubrió, por amor al arte y por respeto a Rousseau. Como el taller de Picasso era visitado por todos los nuevos snobs, pusieron de moda al Duoanier Rousseau. Hoy día la humanidad interesada puede apreciar su obra en los principales museos franceses.

En los años 30s, cuando Diego Rivera pintaba sus grandes murales en México, en California, en Detroit… el excéntrico y millonario John D. Rockefeller se le antojó tener un mural en New York pintado por el maestro. Acordaron la suma, 21,000 dólares, una fortuna en ese entonces, y se pusieron de acuerdo con el tema: el pintor es libre de hacer lo que quiera, condición que había planteado Diego, en función de sus derechos como artista libre. El mural, »man at the crossroads» era de 3250 metros cuadrados.

Una vez terminado, Rockefeller le envía una carta a Diego donde le dice que el mural es magnífico pero que la figura de Lenin debía ser reemplazada por un hombre común. Diego, evidentemente, rechaza la sugerencia y le responde que la cabeza de Lenin estaba incluída en los bocetos presentados como proyecto al señor M. Raymond Hood encargado. Rockefeller propone cambiar a Lenin por Lincoln; pero por supuesto, las ideas de Rockefeller y de Diego no eran las mismas.

Después de haber finiquitado el monto debido, Rockefeller optó por destruir el mural el sábado 9 de febrero de 1934…a media noche!.

Diego recibió el apoyo de notables figuras de la intelectualidad norteamericana, notables escritores y pintores. Se destacaron Ralph Pearson y sus estudiantes, el mismo fundador de

la escuela que hoy lleva su nombre, tanto en New York como en Chavón. También se destacó John Sloan en nombre de la Sociedad de Artistas Independientes.

En una entrevista posterior Diego, a modo de ejemplo, dice que si un millonario americano comprara la Capilla Sixtina, ¿tendría derecho de destruir la obra de Miguel Angel ? Si otro millonario comprara los manuscritos originales de Einstein, ¿ tendría el derecho a variar fórmulas o a quemarlos ?

Rockefeller, de su lado, hizo un llamado a otros pintores que rechazaron pintar el espacio donde estaba el mural de Diego hasta que un pintor sin brillo y sin dignidad aceptó hacerlo recibiendo un doble pago: el dinero de Rockefeller y la indiferencia del público.

Diego por su parte, reunió sus bocetos y volvió a realizar el mismo mural en México donde el derecho de autor estaba garantizado.

La importancia de la controversia es que ella llevó a las Naciones Unidas a discutir el asunto y establecer reglas para impedir que los millonarios continuaran a tener derecho sobre obras y bienes que pertenecen a la humanidad.

Según la ley internacional de las Naciones Unidas sobre la propiedad literaria y artística de 1957, ampliada en 1985, el derecho de autor se basa en dos conceptos jurídicos : 1- el derecho patrimonial y 2- el derecho moral. Por un lado la obra del autor constituye un valor económico y por otro, la obra se considera como una manifestación de la personalidad del autor teniendo un valor espiritual. El artista entonces tiene un derecho con respecto a su obra. La jurisprudencia prevé que este derecho moral relacionado a la persona, es perpetuo, inalienable e imprescriptible; transmisible, después de la muerte del artista, a los herederos o a terceros si esto consta en el testamento del artista. Por tanto el propietario de la obra se compromete a respetar estos conceptos y particularmente a : cuidar de la integridad fisica de la obra, no midificándola ni subdividiendola en partes que pudieran multiplicarla, ni destruyéndola. No hacer reproducciones de ningún tipo para fines comerciales o personales, en cambio permitir al autor de hacerlo en cualquier momento. En caso de accidente, solamente el artista autor de la obra puede tocarla con fines de restauración. En caso de ausencia física del artista, solamente un técnico prefesional en restauración puede hacerlo con la aprobación del director del Museo Nacional de Arte o el Ministerio de Cultura.

Las declaraciones del Rector Reyna, son verdaderamente ridículas: yo ni rechazo ni apruebo el nuevo mural, sino todo lo contrario. No lo aprueba, pero enseguida pasa a defenderlo y a acusar de intolerantes aquellos que defienden la obra maltratada de Silvano.

Ahora resulta que los vándalos son los que han cubierto el mural nuevo, el Movimiento Caamañista, y no son vándalos aquellos que destruyeron el de Silvano. ¡ Tremenda lógica !

Sostengo que el error no está en que el nuevo mural tenga o no a Balaguer. El pintor tiene derecho a pintar a quien quiera. Si él considera que Balaguer es un héroe, o un padre de la democracia, como piensan todos aquellos que se beneficiaron del balaguerato, esos son sus límites. Pero el hecho de aceptar hacerlo sobre un trabajo de un colega, es otro y por tanto tiene que sufrir las consecuencias. Por otro lado corresponde a las autoridades del centro tener la capacidad y el tacto para permitir un mural adecuado, o por lo menos que no deje ninguna duda sobre la historia del centro. Por supuesto, que una pintura tiene múltiples lecturas y múltiples explicaciones y/o justificaciones. El artista no está obligado a explicar nada. Su obra habla por sí mismo. Sin embargo como se trata de un trabajo público debe haber una previa presentación del proyecto antes de realizarlo. Tal y como hizo Diego. Cierto que Silvano no lo hizo; pero el hecho de que el mural quedara por mucho tiempo expuesto sin ser cuestionado, sin que nadie se opusiera a que Duarte fuese destacado en el mismo, da por asentado su aprobación. El hecho de que Silvano haya sido reconocido por el senado como un artista de valor nacional es un aval incuestionable de la profesionalidad del artista sin contar el reconocimiento por conocidos centros de artes. Y es un doble desagravio, uno al artista y otro al ciudadano destacado que fue Silvano. Muy pocos dedicaron su vida al servicio de la Patria como lo hizo Silvano Lora, pocos defendieron la UASD como él. No sólo se niega el valor de Silvano como el artista que fue, sino que se cuestiona el contenido de su obra, ¡Balaguer sustituye a Duarte ! ¡Impensable !

Pongo otro caso. La facultad de ingenieria de la UASD lleva el nombre de Ing. Amín Abel Hasbún, aquel joven asesinado por Balaguer en la puerta de su casa frente a su esposa embarazada. Como quizás muchos jóvenes desconocen quien era Amín, y como queremos modernizar la universidad, pongamos que al rector se le ocurra cambiar el nombre de esa facultad por el de otro ingeniero también salido del seno del centro de estudio, digamos que ahora se llamaría Ing. Macorís, aquel dirigente de la Banda Colorá, que aterrorizó nuestros barrios bajo las órdenes del mismo Balaguer. ¿Aceptaría la sociedad dominicana tal cambio ? Lo dudo.

Insisto que la presencia de Balaguer en el mural no es el centro del problema. Sin embargo, personalmente pienso que Balaguer fue uno de los mas ignobles adversarios del centro por su actitud de mantenerla en la paupérrima situación que estuvo. Por esa razón, el centro se vio obligado a realizar innumerables protestas que de haberse cumplido con un presupuesto justo se hubiesen evitado y con ello la muerte de numerosos jóvenes. Es por esa misma razón que aquel Movimiento Estudiantil Duartiano, apéndice del Partido Reformista, nunca cupo allí.

Me parece que el Colegio de Artistas Plástico debería pronunciarse y exigirle al Rector que restituya el mural de Silvano. Como existen fotos del mismo, no sería difícil hacer una réplica por profesionales o por el mismo Colegio. Como existen fotos del nuevo mural, y su autor esta vivo, creo que tampoco sería defícil que Reyna pueda lograr una réplica para que adorne el salón de su casa.