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El neoliberalismo, contrarrevolución y larga duración

Fuentes: Rebelión

Se cumplen 35 años de la instauración del neoliberalismo en México, un ciclo largo en el que se ha trasformado de manera radical a la sociedad mexicana en lo económico, lo político, lo social y lo cultural. Esta trasformación se dio a partir de una crisis política y económica, y con una fuerte presión del […]

Se cumplen 35 años de la instauración del neoliberalismo en México, un ciclo largo en el que se ha trasformado de manera radical a la sociedad mexicana en lo económico, lo político, lo social y lo cultural. Esta trasformación se dio a partir de una crisis política y económica, y con una fuerte presión del norte mundial. El neoliberalismo no fue un cambio consensuado, pacifico o pasivo, se inserta en un contexto de luchas y enfrentamientos sociales. Es el antagonismo social la génesis de esta transformación.

Si bien la instauración del neoliberalismo en México se dio dentro de la misma clase política aglutinada en el PRI, representó una ruptura dentro del grupo dominante, ya que estuvo marcada por el ascenso al poder político de una generación nueva de políticos, los tecnócratas, y la creación de una nueva oligarquía a partir de las privatizaciones. El sentido de la transformación pronto quedó claramente definido, cambios a favor de una minoría, mientras se reformaba el Estado destruyendo pactos sociales, derechos consagrados, privatizando patrimonio público e imponiendo una fuerte contracción del gasto social y pactos de estabilidad que lastimaron el ingreso de los trabajadores.

El neoliberalismo, como fenómeno histórico, ha sido una contrarrevolución, un cambio radical a favor de una minoría (de ahí su carácter contrarrevolucionario), que conlleva la construcción de una nueva hegemonía y la conformación de una nueva clase dominante (tecnocracia y una nueva oligarquía). Esta contrarrevolución cambio las relaciones clasistas, destruyendo conquistas sociales, imaginarios y pactos, conquistados por las mayorías a partir de ciclos de lucha pasados, en el caso de México el legado de la Revolución Mexicana.

La contrarrevolución neoliberal en México ha sido un proceso largo de reformas y construcción de hegemonía. Una «guerra de posiciones» de avance constante pero lento, este se ha llevado en ya más de tres décadas. A lo largo de seis sexenios se fue avanzando en la reestructuración del Estado, reformando la Constitución, dando golpes a las conquistas sociales, haciendo pactos de elite, desmontando una ideología y contrayendo otra. En este lapso ha habido periodos de mayores trasformaciones y otros de menores, pero todos han avanzado en la dirección que marca la contrarrevolución neoliberal.

La reforma energética del 2013 con Peña Nieto fue la culminación de este largo proceso contrarrevolucionario, una reforma que terminó con éxito una serie de intentos para desmantelar una industria con el fin de abrirla al libre mercado. Fue también una victoria sobre las diversas resistencias que hasta esa fecha habían logrado detener o frenar los intentos privatizadores, en una industria central de otro proyecto de nación.

La violencia, como no podría ser de otra manera en una contrarrevolución, ha estado presente en este proceso. El neoliberalismo se impuso y se ha mantenido por medio de la violencia, la imposición vía fraudes, la cooptación, la mentira, la represión y por medio de una corrupta «democracia» donde sobresale la compra de voto.

A más de 30 años de la imposición de este modelo los resultados parecen claros. Los saldos sociales del neoliberalismo son desastrosos, aumentó la pobreza, la migración y la desocupación; la desigualdad, problema estructural de nuestro país, alcanza en la actualidad niveles históricos; la violencia se encuentra desbordada y la corrupción se ha vuelto el sello de la clase dominante. Las trasformaciones neoliberales han sido enfrentadas por múltiples luchas. Sin embargo, más de treinta años de trasformaciones graduales han cambiado la cara de México, han modificado formas de socialización y de entender la realidad, hay más de una generación que ha crecido bajo el signo neoliberal.

¿Cómo vencer a los grupos que han impuesto este modelo? ¿Cómo desmontar la hegemonía neoliberal (nunca solida)? ¿Cómo lograr un cambio verdadero? Son preguntas que se hacen desde diversos movimientos opositores al neoliberalismo. Es necesario debatir y encontrar fórmulas. La elección del 2018 abrirá un camino de reflexión y acción antagónica, que debe desembocar en pasos para desmontar más de treinta años de contrarrevolución neoliberal.

El 2018 podría cerrar el ciclo largo de la contrarrevolución neoliberal y abrir otro ciclo, uno que inicie el desmantelamiento del neoliberalismo y la construcción de otro proyecto. La lucha será larga, sin duda.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.