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El neoliberalismo no ha muerto

Fuentes: Rebelión

La Construcción del Estado Plurinacional en Bolivia, según algunos autores implica un proceso de cambios a nivel económico político y socio cultural que marcan un hito en la historia. Con la recuperación por parte del Estado de las empresas estratégicas y la implementación de nuevas políticas de desarrollo endógeno se considera muerta una época de […]

La Construcción del Estado Plurinacional en Bolivia, según algunos autores implica un proceso de cambios a nivel económico político y socio cultural que marcan un hito en la historia. Con la recuperación por parte del Estado de las empresas estratégicas y la implementación de nuevas políticas de desarrollo endógeno se considera muerta una época de Neoliberalismo para Bolivia. Sin embargo afirmar por ello que actualmente vivimos un proceso de cambio en consolidación y que se debe prestar mayor atención a los logros de este proceso así como también a las debilidades del mismo, afirmando que vivimos un proceso posneoliberal, es no ver que el sistema neoliberal no solo se basó en un paquete de medidas políticas y económicas sino en todo un andamiaje ideológico, sostenido por un marco jurídico que actualmente está vigente.

En ese sentido afirmar que solo por el hecho de haber cambiado las políticas económicas y sociales se acabó el Neoliberalismo resulta propio de un análisis superficial o parcial de la situación y peligroso, puesto que no estamos ayudando al pueblo a entender cómo funciona la forma en que se reproduce el sistema neoliberal global actual, que durante las últimas décadas y luego del Consenso de Washington se afianza en la generación de crisis como forma de reproducir el mismo sistema de dominación global aún cuando el discurso se haya reciclado en un modelo económico actual mucho más social y humanitario. Por ello el análisis de la actual coyuntura boliviana y latinoamericana no puede quedar exento de un análisis global que involucre las formas actuales de articular el discurso con la acción política de éstas estructuras de poder ligadas a la banca financiera mundial y que manipulan la información y la realidad descontextualizando los hechos en un análisis ahistórico que oculta las nuevas formas de dominación, como parte de una microfísica del poder que se reproduce en la institucionalidad estatal y que se va perfeccionando a partir del avance tecnológico.

El contexto histórico que vivimos nos convoca a reflexionar sobre el uso de la nanotecnología en la nuevas formas de producción a nivel mundial, y que según varios expertos recrea el sistema de esclavitud del siglo XVI, bajo un nuevo discurso de desarrollo más «humano» que legitima el andamiaje institucional y que reproduce la estabilidad de un modelo económico neoliberal que se afianza en la desregulación de los mercados, el alza de medidas impositivas y el libre comercio, y que hoy continua exaccionando las economías de varios países desarrollados y en desarrollo, en desmedro de los sectores más vulnerables. En ese sentido y partiendo del hecho que todo este sistema institucional descansa en un racionalidad que lo legitima y un marco jurídico que sostiene y asegura su reproducción, resulta necesario considerar estos elementos.

El gobierno del Mas en Bolivia, al igual que el de otros países de corte progresista en la región han optado por una política de desarrollo endógeno exitoso a través de la aplicación de un plan de desarrollo nacional que proteja a las capas sociales más desfavorecidas; sin embargo, a pesar del exitoso crecimiento económico, el contexto latinoamericano de los gobiernos progresistas aparece como si diera un giro democrático en rechazo de estos mismos gobiernos, que favorecieron paradójicamente a estos mismos sectores que hoy lo defenestran y donde la intervención imperialista aparece como necesaria para apaciguar la región. En este contexto, intelectuales de oposición a los gobiernos progresistas en la región, emulan bajo un discurso de pacificación, la espiral de violencia que desata el nuevo modelo de penetración ideológica argumentando que la gente se cansó de la izquierda populista. Intelectuales a favor en cambio, en el caso de Bolivia, solo atinan a analizar los hechos de forma parcial en tanto se remiten a analizar los errores que se cometieron dentro del proceso de cambio como parte de un aprendizaje de proyecto país y no en interrelación con la actual dinámica mundial.

Entonces analizando la situación global actual, algunos autores refieren que si bien ha habido un momento de rearticulación del sistema luego de la crisis financiera mundial del 2008, y posterior a ello, un discurso que remite a la disminución de la desigualdad y la crítica al desarrollo, lo cierto es que el aparato institucional y la reproducción del sistema económico y el aparato institucional que lo sostiene, se ha mantenido incólume como antes de la crisis. Lo cual, nos lleva al análisis de que si bien el discurso actual es que vivimos momentos de crisis o de cambio, lo cierto es que el caos aparente remite a un mismo sistema de acumulación a nivel mundial que no habría cambiado en su esencia, a pesar del discurso del fracaso de modelo neoliberal. Por lo tanto el mismo sistema de acumulación y reproducción del capital se encuentra mucho más vigente que antes. Este modelo no solo se legitima en la continuidad del manejo de la banca internacional sobre la dinámica económica mundial sino que también se consolida en el andamiaje ideológico que recrea nuevas formas de hacer democracia que remiten a una dictadura perfecta. Solo que actualmente aplica nuevas herramientas de última tecnología para manipular la legitimidad o el rechazo hacia determinada situación, hecho, o persona, haciendo creer a la ciudadanía que son sus propias decisiones las que deciden la historia.

La penetración del modelo económico político y social global que caracteriza el actual momento histórico ha trascendido el nivel de lo social hasta penetrar la esfera vital más íntima de los sujetos. La percepción de los sujetos es manipulada a través de un terrorismo mediática que distorsiona la realidad y manipula la percepción de las personas, condicionando su accionar a la información recibida, de tal manera que se asegura la reproducción de sujetos, altamente dependientes, y vulnerables sometidos constantemente a olas de violencia física, psicológica, emocional a nivel social e individual. Desde la exposición a un contexto social político y económico de caos permanente hasta la subversión del lenguaje, y la penetración del campo de la comunicación que legitima y da sentido al mundo circundante asegurando la reproducción del sistema.

Según Habermas parafraseando a Weber en su teoría de la comunicación, las dos esferas principales en las que se institucionalizaría la acción -racional- deliberada, y la base del sistema de integración, son la economía y el Estado, en donde el dinero es el medio circulante que domina y el segundo es el poder.(2001:164),su crítica al marxismo ortodoxo es no haber analizado, los fenómenos clave del capitalismo tardío, donde la intervención estatal es cada vez más extensa y donde se mantiene la democracia de las masas y las reformas para el bienestar social. (:175)

Para Habermas la colonización del mundo vital de los sujetos habría destruido la base tradicional de la acción comunicativa, sin sustituirlas con las formas de una racionalidad post convencional requeridas para acoplar el mundo vital con el ámbito de las actividades controladas por la expansión económica y de los mecanismos políticos directivos. Su teoría parte de la noción de un mundo vital simbólicamente estructurado en el que se constituye la reflexividad humana. Bajo esta lectura y en el contexto de una interdependencia global cuya dinámica de las crisis como forma de acumulación atraviesa también este mundo vital, se debe considerar en consecuencia que las nuevas formas de analizar la realidad no estén exentas de una miopía política, que no permite entender la verdadera dimensión del problema que se analiza en tanto esta colonización ha fragmentado la base de la acción comunicativa subvirtiendo el discurso, pero también aislándolo de las actividades controladas por dicha expansión.

Por otro lado el hecho de no permitir en la nueva forma de comunicación de los sujetos como parte de la dinámica actual productiva el acoplamiento del mundo vital con el ámbito de las actividades controladas por la expansión económica y de los mecanismos políticos directivos, no tiene otro objetivo que asegurar la ausencia de interpelación en tanto no existe comprensión alguna de la reproducción de este sistema de dominación, aparentemente fragmentado y en crisis, pero que en realidad es a partir de esta dinámica donde se consolida su reproducción. Lo más peligroso del análisis parcial sobre esta realidad, sin embargo radica en que al no haber una integración de los elementos a través de los cuales se reproduce, se anula la comprensión y la interpelación al mismo. Entonces, se profundiza una actitud de sometimiento casi completa hacia un sistema de capitalismo racional que lucra a costa de la vida, la ignorancia y la miseria humana, y donde la autoridad no encuentra mayor resistencia o interpelación sino hasta que ya es demasiado tarde. Como en el caso de la manipulación de la vida de miles de bebes en Colombia a quienes se sometió a un experimento deshumanizante apelando al discurso de prevención desde la autoridad médica y ante la cual hubo un sometimiento tradicional de madres que en el interés de velar por la salud de sus hijos, aceptaron la aplicación de una vacuna pentavalente a los recién nacidos, lo que generó en las criaturas daños neurológicos irreversibles e incluso la muerte.

Bajo este análisis si bien el crecimiento económico en el caso de Bolivia es incuestionable, el actual discurso de descolonización quedará simplemente en una consigna en tanto no se termine de entender como se ha penetrado el mundo vital de las personas y como se lo ha condicionado a estas nuevas formas de penetración del casi invisible pero palpable andamiaje ideológico que sostiene un modelo económico neoliberal, actualmente mucho más vigente. Por lo tanto no resulta difícil pensar que será a partir de la institucionalidad estatal en donde se recrea el mecanismo de dominación actual, por donde se comience a erosionar el proceso de cambio.

No es extraño que justamente la punta de lanza de ataque el 21 de Febrero haya sido la vinculación del gobierno a proceso de corrupción tanto en Bolivia, como en Argentina, como en Brasil, y como se pretende en Venezuela. Curiosamente en los casos mencionados la subversión del lenguaje construye realidades paralelas carentes de sentido y de contexto histórico, en tanto se utiliza palabras claves del discurso de los gobiernos progresistas, tales como el buen vivir, la despatriarcalización, el proceso de cambio, descontextualizándolos de su sentido histórico, y se recrean en un discurso subliminal que confunde a la población en tanto se utilizan para justificar el sistema actual de dominación orientando el debate hacia un rechazo contundente contra la corrupción y la ola de violencia que se genera desde grupos de oposición y que acompaña el proceso de la nueva forma de golpe suave.

De ahí que resulta no solamente necesario comprender como funciona este modelo neoliberal no extinto sino mucho más enraizado en la nueva interdependencia global, sino aún más alertar a la ciudadanía sobre cómo opera y como se reproduce este sistema, a todo nivel desde la esfera de interdependencia global social política y económica, así como sobre la microfísica que la atraviesa desde la nanotecnología en todas las esferas del conocimiento, hasta la esfera más íntima de los seres humanos. Urge generar nuevas soluciones en este contexto para afrontar los nuevos problemas que demandan otro tipo de respuestas, desde el gobierno y desde la sociedad. El recuperar el espíritu que dio lugar a la Nueva Constitución Política del estado Plurinacional requiere que la ciudadanía tome conciencia del poder que tiene de cambiar sus propias instituciones, de penetrarlas, transparentarlas y modificarlas consolidando el desmontaje del Estado neoliberal y plantear el rumbo a seguir. Pero también requiere lidiar con estas formas de adoctrinamiento del sistema que se da a través de la penetración de los valores culturales, con nuevas estrategias de formación política no solamente sobre la historia sino también sobre los nuevos avances tecnológicos y su utilización en la microfísica del poder actual.

Nota

Giddens, et al. (2001) Habermas y la Modernidad, Quinta Edición. Cátedra, Madrid.

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