«La patria no es la bandera/ ni el himno es el país/ eso es tan sólo el barniz/ lo que la adorna por fuera», reza un poema del artista mexicano Enrique Cisneros en referencia a la celebración del bicentenario de su país. Así como el gobierno de México ha destinado una cuantiosa suma y ha […]
«La patria no es la bandera/ ni el himno es el país/ eso es tan sólo el barniz/ lo que la adorna por fuera», reza un poema del artista mexicano Enrique Cisneros en referencia a la celebración del bicentenario de su país. Así como el gobierno de México ha destinado una cuantiosa suma y ha organizado docenas de actividades para el festejo de los 200 años de la independencia de España, artistas y organizaciones sociales armaron su propia agenda para ofrecer una visión alternativa.
«Se trata de motivar a que la gente tenga un proceso reflexivo sobre la cuestión del bicentenario. Sentimos que todo lo que se preparó a nivel oficial se les ha desinflado, querían hacer algo con bombos y platillos, introducir toda una concepción patriotera. Hay inquietud de presentar otras visiones», dijo Cisneros a IPS.
Este poeta y dramaturgo, graduado en Comunicación por la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, es fundador e integrante de la coordinación colectiva de la Organización Político-Cultural CLETA, fundada en 1973.
CLETA y otras organizaciones sociales dieron el miércoles 15 el banderazo de inicio a su campaña internacional «¿Y qué vamos a festejar?», con el propósito de presentar visiones alternativas al discurso oficial en torno al Bicentenario y a los 100 años del comienzo de la Revolución Mexicana.
«No hay nada que celebrar, por un lado tenemos una economía sumamente dependiente y, por otro, vemos que la mayoría de la población está sumida en la pobreza, y es un nuevo tipo de esclavitud», criticó ante IPS el pintor Antonio Ortiz, conocido popularmente como El Gritón.
Ortiz fue uno de los impulsores de la muestra «La ira y el deseo», convocada por organizaciones artísticas y creadores independientes para contraponer una visión alternativa y crítica a la celebración oficial de los 200 años de la independencia y el centenario del inicio de la Revolución Mexicana.
Durante dos exhibiciones en mayo y julio en una populosa avenida del sur capitalino, unos 250 creadores expusieron su visión respecto de ambos hechos históricos mediante pinturas, escultures, montajes y performances.
Para celebrar el bicentenario de la independencia, el gobierno mexicano del conservador Felipe Calderón ha programado docenas de actividades, como foros y concursos. El acto principal realizado el miércoles 15 incluyó un desfile militar con soldados de varios países, juegos pirotécnicos y de luces artificiales.
Sólo los presidentes Álvaro Colom, de Guatemala, Porfirio Lobo, de Honduras, Ricardo Martinelli, de Panamá, y Juan Manuel Santos, de Colombia, respondieron a la convocatoria de Calderón para festejar los 200 años de México.
Sin embargo, ese programa oficial ha excluido a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes.
Para compensar esa ausencia, el gobierno concedió la Orden del Águila Azteca, la máxima condecoración del país, a la indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, ganadora del premio Nobel de la Paz en 1992, y al francés Jean Marie Le Clezio, que obtuvo en 2008 el mismo galardón pero de Literatura.
Menchú vivió exilada en México, mientras que Le Clezio es un profundo conocedor de las culturas prehispánicas y también vivió en este país.
En sus discursos alusivos al festejo, Calderón ha apelado al patriotismo y a la unidad nacional, en busca de respaldo para sus políticas, especialmente en el área de la seguridad pública.
El gobierno ha gastado unos 235 millones de dólares en las celebraciones, aunque obras emblemáticas no estarán terminadas este año, como la columna lumínica llamada Estela de Luz, en el Bosque de Chapultepec, el pulmón verde situado en el oeste de la capital.
O como el Parque Bicentenario, que se erigirá en una antigua refinería de petróleo en el oriental barrio de Azcapotzalco.
El bicentenario de la independencia ha sido motivo de publicaciones de libros, canciones, concursos gastronómicos, películas, documentales e incluso bromas en sitios electrónicos como la red social Facebook, en la cual se parodia a los héroes de la epopeya, como el sacerdote católico Miguel Hidalgo o José María Morelos.
Frente a los festejos, la Coordinación de Organizaciones Culturales Metropolitanas, que aglutina a siete organizaciones, planteó promover la cultura y el arte como proyecto de cambio social, fortalecer los espacios culturales de forma autogestionaria como una alternativa social y defender la diversidad cultural a través de los valores comunitarios y colectivos.
«Hay una primera respuesta que dice ‘No hay nada festejar, sí vamos a conmemorar nuestras gestas y nuestros héroes’. Es una reivindicación que va más allá de estos 200 años.», señaló Cisneros.
Un conglomerado de organizaciones no gubernamentales desarrolló el martes 14 y el miércoles 15 el II Encuentro Nacional hacia el Congreso Social en la localidad de Dolores Hidalgo, en el estado de Guanajuato, a unos 320 kilómetros al norte de la capital mexicana, para definir una agenda sociopolítica.
Mientras, CLETA efectuará este domingo 19 un juicio histórico sobre el inicio de la lucha independentista.
Otras actividades del programa incluyen el XXXVII Festival Cervantino Callejero del CLETA, del 24 de octubre al 7 de noviembre, en la ciudad de Guanajuato, y que contiene unas 300 actividades con artistas provenientes de una docena de países.
Y del 7 al 14 de noviembre se llevarán a cabo caravanas político-culturales, para desembocar en el Congreso Social Constituyente del 17 al 21 de ese mismo mes en la capital mexicana.
Los organizadores de «La ira y el deseo» aún no deciden si darán continuidad a su movimiento artístico.
«Fue una buena reflexión de nosotros mismos. Caló en el sentido de que también los artistas podemos, con nuestra obra, ayudar para que se piense sobre el estado del país», manifestó Ortiz, quien expuso en 2009 su muestra «Breve diccionario visual del náhuatl», en referencia a la lengua indígena predominante en México.