El precoz poeta Arthur Rimbaud fue el «primer niño del punk rock», afirmó la cantautora norteamericana Patti Smith durante la presentación de una exposición que la Casa Encendida dedica al «enfant terrible» de las letras galas, una de las más influyentes figuras de la literatura moderna. «Vida y hechos de Arthur Rimbaud (1854-1891)» es la […]
El precoz poeta Arthur Rimbaud fue el «primer niño del punk rock», afirmó la cantautora norteamericana Patti Smith durante la presentación de una exposición que la Casa Encendida dedica al «enfant terrible» de las letras galas, una de las más influyentes figuras de la literatura moderna.
«Vida y hechos de Arthur Rimbaud (1854-1891)» es la muestra más importante realizada en España sobre el poeta francés, según su comisaria, Lola Martínez de Albornoz, y propone un viaje por la trayectoria vital y artística del poeta, a través de sus manuscritos, cartas, fotografías, retratos y reliquias.
Patti Smith, que ofrecerá un concierto dentro de la programación de la muestra, se refirió a Rimbaud como un «gran genio lingüístico, tan bendecido como maldecido», confesó que se enamoró del rostro del poeta y de sus versos con sólo 16 años, y alabó su «inteligencia suprema y su amor, combinados con la energía anárquica de la juventud».
La cantautora, considerada «madrina del punk», cuenta en su discografía con numerosos temas inspirados por la figura del poeta, y que forman parte de álbumes tan míticos como «Horses».
«Vida y hechos de Arthur Rimbaud» se articula en dos partes, la primera, un recorrido por desde la infancia hasta la adolescencia del poeta, período marcado por su brillantez y su rebeldía; y la segunda, un registro de sus viajes alrededor del mundo, después de haber abandonado de forma definitiva la poesía.
Precoz para todo, Rimbaud escribió toda su obra poética desde los 15 hasta los 20 años, se fugó de casa para mendigar por las calles de París a los 16, y murió con 37 tras recorrer gran parte de Europa, Asia y África.
En sólo cinco años de creación, el escritor denominado «Shakespeare niño» por Víctor Hugo marcó un antes y un después en la poesía, con unos versos que en sus comienzos fueron de inspiración romántica y luego se alejarían del lenguaje referencial para experimentar con el simbolismo y adelantar el surrealismo.
La exposición retrata la doble cara de Rimbaud como genio lúcido y perturbado, autor de una poesía que «todavía nos espera hacia adelante», propia de un escritor «que siempre quiso ser otro, nuevo, libre y del mañana», según Miguel Casado, coordinador de un ciclo de conferencias que acompañará a la exposición.
El joven Rimbaud se alejó de la poesía «por un impulso vital» de seguir buscando la vida libre, a través de una huida que materializó en los viajes que emprendió sin destino fijo, explicó Martínez.
Así, la búsqueda de lo desconocido fue la motivación que le guió durante toda su vida, dijo la comisaria, «ya sea del sentido oculto de las palabras» durante su época creativa, o de «lugares y culturas lejanas», en su etapa de viajero, que le llevó a destinos tan exóticos como Las Azores, Java, Adén o Yemen, donde falleció.
Su cuaderno escolar, los manuscritos originales de los poemas «Las vocales» o «Mi bohemia», fotografías tomadas por el poeta en sus viajes, la correspondencia que mantuvo durante su tormentosa relación con Paul Verlaine y documentos policiales que recogen los violentos incidentes protagonizados por la pareja, son algunas de las huellas vitales del poeta que incluye la exposición.
«Hay que ser absolutamente moderno» fue el lema que Rimbaud puso en práctica su compleja e influyente obra, que le ha situado, de hecho, como «icono de la modernidad», dijo Casado, quien añadió que ningún poeta actual «ha sido capaz de llegar adonde él está».
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