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El proceso de cambios en una encrucijada

Fuentes: Rebelión

En estos últimos días apreciamos –sin sorpresa, pero con dolor– el acelerado agravamiento del conflicto entre altos dirigentes del gobierno boliviano, en particular sus dos máximos referentes, el Presidente Luis Arce y el Vicepresidente David Choquehuanca y Evo Morales que ocupa la presidencia del MAS (Movimiento al Socialismo).

El primer hecho a destacar es que no estamos ante un conflicto entre diferentes partidos políticos, etnias o clases sociales. Por el contrario, todos los dirigentes involucrados pertenecen al mismo partido en el gobierno: el MAS.

Otro elemento negativo a tener en cuenta es que no se trata de un conflicto puntual o pasajero, sino que viene de larga data.

En un artículo que escribí a propósito del triunfo electoral del MAS y su fórmula Arce – Choquehuanca en las elecciones nacionales del 18 de octubre del 2020 [1] planteaba dentro de las posibles incertidumbres del proceso, la posibilidad de este conflicto:

Es innegable el rol que han jugado, juegan y jugarán los individuos con sus características intransferibles en la conducción de los procesos de cambios en la historia. Este no es el tema en cuestión.

Las dificultades surgen cuando una figura dirigente comienza a sentirse infalible en sus juicios e irreemplazable; por encima del colectivo, desechando toda postura que no sea de apoyo y halago a la suya.[2]

Me temo que ese es un problema político no menor que deberá administrar el gobierno boliviano en funciones (específicamente Luis Arce y David Choquehuanca) en su relacionamiento con Evo Morales, hoy Presidente del MAS, el partido de gobierno.”

En agosto de 2022 se agravaron las tensiones, cuando Evo Morales criticó el rumbo de la política económica y llegó a acusar al gobierno de connivencia con el narcotráfico, centrando sus acusaciones sobre al menos a cuatro ministros. Se trata de los ministros de Gobierno, Eduardo del Castillo, de Justicia, Iván Lima; de Obras Públicas, Édgar Montaño, y de Economía, Marcelo Montenegro.

La división en ciernes en el seno del MAS entre “arcistas” y “evistas” se trasladó a la propia bancada parlamentaria en la Asamblea Legislativa.

Pero en estos días el enfrentamiento se está aproximando peligrosamente a un punto sin retorno.

Tanto Evo Morales como el vicepresidente del MAS, Gerardo García, han tildado de traidores al proceso a Luis Arce y a David Choquehuanca, así como a varios ministros y ministras.

En la mañana del martes 13 de los corrientes, García informó la resolución de la dirigencia nacional del MAS por la cual se prohibe a partir de la fecha, la participación en las reuniones del MAS (cualquiera sea su índole – nacionales, regionales o locales, incluyendo los congresos partidarios) a todos los funcionarios del gobierno y las autoridades designadas.

El viernes 16, Evo Morales en conferencia de prensa, ratificó la resolución de veto ya mencionada.

De inmediato surgieron las respuestas a la misma. La Ministra de Gobierno María Nela Prada afirmó que “Es un veto a la democracia interna que en momentos como estos necesitan ser más fortalecida que nunca y eso es lo que está dinamitando las bases”

“No hemos traicionado ni traicionaremos los principios de nuestro instrumento político.

Tal como el Presidente Arce ha señalado ser un militante del MAS-IPSP, yo también soy una orgullosa militante del MAS-IPSP.”

Otros ministros rechazaron este veto antiestatutario y ratificaron su condición de militantes del MAS-IPSP: y como dijo el ministro Edgar Montaño “el MAS no es de unos cuantos es de todas las organizaciones sociales y militantes que lo formamos”.

En el ámbito de las organizaciones sociales, el Pacto de Unidad – conformado entre otras organizaciones por la Confederación Nacional de Mujeres Originarias Indígenas Campesinas de Bolvia – Bartolina Sisa, la Confederación Sindicalista de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB) y la Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB) manifestaron su rechazo al veto impuesto por la dirección nacional del MAS.

Asimismo ratificaron al gobierno de Luis Arce y David Choquehuanca como el gobierno del instrumento político MAS-IPSP.

Algunas reflexiones preliminares

Comencemos por señalar tres hechos objetivos que se dieron en el momento del golpe de estado del 2019, sin que implique en absoluto emitir un juicio de valor sobre los mismos; asunto que no nos corresponde:

Evo Morales y Alvaro García Linera salieron del país en busca de asilo político en México y luego en Argentina. Otros dirigentes se asilaron en Embajadas de países amigos en La Paz. Finalmente otros dirigentes como Arce, Choquehuanca o Eva Copa (Alcaldesa de El Alto) permanecieron en el país.

Asimismo es innegable el rol que jugaron Arce, Choquehuanca y otros dirigentes del MAS en la recomposición de la fuerza política para resistir y enfrentar el régimen encabezado por Jeanine Áñez y obligarla a convocar elecciones en octubre 2020.

Es muy triste el papel que está jugando Evo Morales como presidente del MAS, situando como enemigos a sus ex ministros durante más de una década, muchos hoy al frente del gobierno.

Su egocentrismo alimentado por la obsecuencia a ultranza de quienes lo rodean en la cúpula del MAS le hace cometer un serio error.

Pensando obsesivamente en asegurar su candidatura para las elecciones del 2025 por sobre la posibilidad de una reelección de Arce, no trepida en atacar al propio gobierno, poniendo así en riesgo el proceso de cambios.

En momentos en que la izquierda se afianza con los triunfos de MORENA en las elecciones de gobernadores en México; reconquista el gobierno con Lula en Brasil y tiene serias chances de vencer en las próximas elecciones de agosto en Ecuador, estos conflictos que están afectando a la izquierda boliviana, operan en contrapelo del proceso de acumulación y avance continental.-

Notas:

[1] “Bolivia: certezas e incertidumbres políticas de un proceso” – 02-02-2021 Ver en https://estrategia.la/2021/02/03/bolivia-certezas-e-incertidumbres-politicas-de-un-proceso/

[2] En mayo de 2019 Almagro viajó a La Paz, halagó la gestión de Evo Morales y respaldó su postulación a su reelección en las elecciones del 20 de octubre, y así obtuvo su anuencia escrita para asegurar la presencia de veedores de la OEA en dichas elecciones. Lo demás es historia conocida. Ver mi art. “La OEA y las elecciones en Bolivia” https://www.alainet.org/es/articulo/207150

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.