La política migratoria, un contexto de fronteras cerradas y procesos excluyentes
Desde hace varios lustros los gobiernos de Estados Unidos (EU) han tenido diversas políticas migratorias centradas, más en su concepción de seguridad nacional de fronteras cerradas, que en un eje de interés y respeto por los derechos humanos (particularmente de las personas en situación irregular migratoria). No obstante, desde el inicio del actual gobierno de EU, estas situaciones se han recrudecido de manera clara y su política fronteriza y migratoria se ha basada en discursos, medidas y acciones claramente discriminatorias hacia los migrantes (en especial los que no tienen documentos migratorios), y, dentro de esto grupo, con especial saña hacia los mexicanos y centroamericanos.
La base de la política migratoria del presente gobierno de EU, no sólo se ha caracterizado por una lectura prejuiciada y desinformada de estos flujos de movilidad humana, sino también por claros estigmas ideológicos nativistas y de nacionalismo ultraconservador. La gran mayoría de los migrantes no son criminales, ni delincuentes. Por el contrario, son personas forzadas a salir de sus comunidades y países de origen por causas estructurales y fuera de su control (pobreza, falta de trabajos, salarios raquíticos, contextos de violencia, entre otros) [1].
Sobre todo, a partir de la etapa de “tolerancia cero”, los ejes de esta política en términos de medidas y agravios contra los migrantes se han caracterizado por la expansión del muro fronterizo, las deportaciones masivas y sorpresivas, la separación de familias, la detención y confinamiento de menores, la criminalización jurídica y socio mediática, la negación del debido proceso y de la petición del derecho de solicitar asilo, la detención en condiciones de salud y socio materiales muy precarias. Estas acciones no sólo han sido polémicas y crueles, sino la mayoría de ellas están en contra de los marcos jurídicos de EU y del respecto a los derechos humanos. Y las repercusiones han sido devastadoras para los migrantes: miles de familias quebradas, millares de menores arrancados de sus familias, sistemáticos procesos de exclusión socioeconómicos, agresiones físicas y psicológicas, traumas emocionales y la muerte deliberada y por negligencia y omisión de muchos migrantes (varios de ellos menores de edad) [2].
El recrudecimiento de la violencia como política migratoria en contextos de pandemia
A poco de haber llegado el virus a EU, este país se convirtió en el epicentro de la pandemia a nivel mundial. Esto debido, tanto a la negligencia e incapacidad del presidente del gobierno estadounidense para hacer frente a la emergencia sanitaria, como al estructural y generalizado proceso de deterioro de un selectivo y privatizado sistema de salud (resultado de décadas de neoliberalismo). En el contexto de la pandemia en EU y la contingencia para hacerle frente, la situación de los migrantes (sobre todo los indocumentados) sólo ha empeorado. El gobierno de EU ha incrementado su escalada de agresiones y violaciones de derechos humanos contra los migrantes en diversos ámbitos:
1) Los procesos de petición de asilo están prácticamente y de facto detenidos. Ciertos medios de comunicación reportan que, durante el periodo de la pandemia, sólo se han aprobado dos peticiones desde el inicio de la pandemia [3].
2) A pesar de la pandemia y de la solicitud de varios grupos y organizaciones sociales pro migrantes de liberar a las personas de los centros de detención migratorios para evitar contagios y muertes innecesarias, de acuerdo con democracy now siguen retenidos cerca de 1,800 menores [4], y han muerto por lo menos dos migrantes que estuvieron detenidos [5]. Todo esto en un contexto de procesos de contagio masivos en los centros de detención migratoria de EU (ya hay cerca de 1,400 casos de contagios registrados) [6].
3) La realización de procesos de deportación exprés y sin el debido proceso. El periódico La Jornada reportó hace días que EU, aprovechando la contingencia del COVID 19, había deportado cerca de 900 niños, sin importar su situación y si estaban en riesgo al regresarlos de manera forzada a sus lugares de origen [7]. Además, ha sido noticia que, varios de los migrantes deportados de manera expedita a sus países de origen (México, Guatemala, entre otros), estaban ya contagiados y que no se siguieron los protocolos de seguridad médica indispensables en EU [8].
Haciendo gala de la indiferencia y discriminación que lo ha caracterizado desde el inicio de su gestión, el actual gobierno de EU se ha servido de la pandemia para llevar a un nivel mucho más acentuado su xenófoba e inhumana agenda (anti)migratoria. Las consecuencias de esto han sido el incremento de la vulnerabilidad y las violaciones de los derechos humanos de los migrantes (especialmente los que se encuentran detenidos).
Notas
[1] https://www.alainet.org/es/articulo/200809